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Economía en picada y una gestión al debe: La "tormenta" que enfrenta Macri en Argentina

Mientras las cifras ofrecidas por el Mandatario son cada vez más lejanas de la realidad actual, su popularidad va en descenso y el temor de enfrentar una crisis similar a la de 2001 es cada vez mayor.

26 de Julio de 2018 | 08:00 | Redactado por Ramón Jara A., Emol
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Reuters
SANTIAGO.- Cuentan al interior de la Casa Rosada que está prohibido mencionar la palabra "crisis" para definir el difícil panorama económico y político que vive Argentina. De este modo, el Presidente Mauricio Macri ha optado por hablar de "tormenta", mientras que sus colaboradores también han utilizado conceptos como "freno" o "turbulencia".

Así, el Mandatario asume un escenario complicado e incierto, aunque con eufemismos, tal como lo dijo el pasado 9 de julio en Tucumán: "Estamos pasando una tormenta, fruto de muchas circunstancias, entre ellas temas de nuestra propia gestión, de los mercados externos y de las políticas tomadas por gobiernos anteriores", afirmó en su momento.

Según reporta el diario Clarín, el miedo a decir "crisis" es de tal magnitud que incluso está prohibido en las conversaciones privadas en el palacio de Gobierno trasandino. "Es un tema semántico, pero también porque no hay señales para hablar de cri..., de eso", le decía al citado medio un funcionario cercano a Macri.

Crisis o no, hay un hecho claro: Argentina vive un momento bastante complicado, con una realidad económica absolutamente opuesta a las expectativas de meses atrás y una turbulencia del lado político que han tenido al Gobierno en el ojo de las críticas y, peor aún, con una credibilidad en baja. El pesimismo allende Los Andes crece cada día más, y en el Ejecutivo eso alarma.

Expectativas económicas y el fantasma del 2001

En diciembre de 2015, Mauricio Macri (Cambiemos, centroderecha) llegó al gobierno tras 12 años de kirchnerismo, liderando un discurso de cambio en un país sumamente polarizado en lo político y con un peronismo debilitado y disminuido tras la salida del poder de Cristina Fernández, sumida en escándalos judiciales y acusaciones de corrupción.

El mensaje del líder de Cambiemos era claro: Argentina necesitaba un cambio debido a un mal manejo económico y político que sumió al país en un estancamiento y con cifras bastante pesimistas. Se debía, así, "limpar la casa", con medidas como el fin de las subvenciones a las tarifas de los servicios básicos para sanear las arcas fiscales, una decisión bastante polémica ya de por sí. Todo esto, afirmaban desde el oficialismo, para enmendar los errores cometidos por sus antecesores. Se acabó el momento de querer todo gratis, decía el Mandatario.

El llamado, así, era a la calma, confiar en el proyecto macrista y esperar hasta lograr buenos resultados. Las expectativas y las promesas eran altas: bajar gradualmente la inflación hasta el 5% en 2019, finalizar con la pobreza y evitar la devaluación.

Pero, una vez transcurridos dos años y nueve meses, el panorama ciertamente no ha sido el esperado. En 2016, la meta era llegar a una inflación anual del 25%, pero llegó a casi 41%; un año después, se propuso alcanzar el 17% y cerró en 24%. Para este año, en tanto, la meta era el 10% de inflación anual, pero ya se cambió el objetivo a 15% y luego a 23%, mientras que se espera que finalmente alcance el 30%. La promesa de reducirla a un dígito, así, se pospone para 2020.

Asimismo, la situación del peso argentino también es dramática: se ha devaluado considerablemente, alcanzando mínimos históricos. Incluso, fue la divisa que más se depreció en todo el mundo. Todo esto, llevó al Gobierno de Macri a pedir un préstamo de 50.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) en un plan de rescate de tres años, lo que también desató una ola de críticas en el país vecino.

Pero el panorama sigue mal: la actividad económica de Argentina cayó un 5,8% interanual en mayo y el propio FMI recortó drásticamente las previsiones de crecimiento económico desde 2,0% hasta un 0,4% para 2018. Además, situó la expansión del PIB en 1,5%, mientras que lo estimado antes era el 3,2%.

¿La causa de todo esto? Ya lo decía a Emol hace un mes y medio el politólogo Julio Burdman: "Macri hizo una lectura errónea del mundo. Él asumió en 2016 y estaba convencido de que después de un periodo de estancamiento todo se resolvía reconectándonos con el sistema financiero internacional", afirmaba, agregando que el Mandatario "se negó a ver que el mundo era otra cosa".

Y esta situación no ha hecho más que revivir el fantasma de 2001, con la peor crisis económica y política de Argentina de las últimas décadas. Tanto así que, según reporta La Nación, un estudio de Giacobbe y Asociados advierte que el 55% de los consultados cree que el país puede terminar en una crisis similar a la de 17 años atrás, mientras que en el sondeo de la consultora Reyes Filadoro, el 63% piensa así.

En tanto, el llamado del Gobierno es a seguir confiando, asegurando que las posibilidades de enfrentar una situación como la de 2001 es muy difícil. "Debemos tener confianza porque sabemos adónde vamos y cómo vamos a lograr las metas que nos hemos impuesto", dijo Macri.

Crece el pesimismo

Todo esto ha afectado sin dudas al oficialismo, que ve cómo su luna de miel con los trasandinos se acabó. Atrás quedó el categórico triunfo en las elecciones parlamentarias de 2017 y hoy en la Casa Rosada el ambiente es de preocupación. Las cifras son claras: de acuerdo a Management & Fit, la aprobación presidencial llegó al 35,1%, mientras que la desaprobación alcanzó el 54,9%. Muy lejos del 52% obtenido en octubre pasado, cuando Cambiemos se impuso en los comicios legislativos.

El factor principal de esta merma es el económico, pero también Macri ha debido sortear otros conflictos, como huelgas sindicales, enfrentamientos varios con la oposición liderada por una Cristina Fernández que busca reaparecer con fuerza en la arena política, cuestionamientos a la gestión de hechos trágicos y el impulso de medidas bastante impopulares, entre otros puntos.

Así, se destacan las críticas al manejo tras la desaparición en 2017 del submarino ARA San Juan, los conflictos internos que ha enfrentado la coalición gobernante con diversas denuncias de corrupción y el reciente anuncio de una reforma al funcionamiento de las Fuerzas Armadas, que busca que éstas se sumen a la seguridad interior.

Esta última propuesta ha despertado la rabia de varias organizaciones de derechos humanos que consideran la medida como un retroceso y una alteración del Estado de Derecho en el país, asegurando que esto podría acrecentar la violencia.

Mientras, el Presidente argentino sólo piensa en cómo salir de esta "tormenta", en la que, por lo menos ahora, las lluvias caen con intensidad y la posibilidad de ver cielos despejados es bastante lejana.
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