El primer ministro Edouard Philippe salió en defensa del Gobierno francés.
EFE
PARÍS.- El primer ministro francés, Edouard Philippe, acusó este martes a la oposición de instrumentalizar el "caso Benalla" con el objetivo de perjudicar al Presidente, Emmanuel Macron, a través de las dos mociones de censura presentadas contra el Ejecutivo.
En el debate previo a la votación de esas dos mociones, Philippe defendió con fuerza la gestión que su gabinete ha efectuado del escándalo desatado después de que "Le Monde" revelara que un ex jefe de seguridad de Macron, Alexandre Benalla, golpeó a manifestantes en las protestas del 1 de Mayo haciéndose pasar por policía.
El primer ministro apuntó que
"las tentativas de encausar al presidente solo tienen un interés político" y añadió que las mociones presentadas en la Asamblea Nacional por el centroderecha y la izquierda pretenden ralentizar el ritmo de las reformas.
"Los hechos están claros y no permiten a nadie hablar de una policía secreta o de alimentar teorías del complot", dijo en un discurso a la ofensiva en el que recordó que ya se han aplicado sanciones, como el despido del propio Benalla, y que "habrá más en caso de que sea necesario".
Tanto el presidente del grupo conservador Los Republicanos, Christian Jacob, como el jefe de filas de los diputados comunistas, André Chassaigne, recalcaron en sus intervenciones que el caso ha estado salpicado de mentiras, contradicciones y tratos de favor, por lo que ha pasado a ser un "asunto de Estado".
"Su gobierno y particularmente su ministro del Interior no se atrevieron a parar esta deriva", le dijo Jacob a Philippe, precisando que presentó esta moción para poder escuchar las explicaciones pertinentes del Ejecutivo.
En una sesión con constantes aplausos y abucheos, Chassaigne alegó incluso que, dependiendo del resultado de las investigaciones abiertas, se debería contemplar la destitución de Macron, que el pasado 24 de julio aseguró que es "el único responsable" de la gestión de la crisis, la mayor bajo su mandato.
Las dos mociones tienen remotas posibilidades de prosperar porque necesitan la aprobación de 289 de los 577 diputados y el partido de Macron, La República en Marcha, dispone de una amplia mayoría absoluta en la Cámara Baja.