Venezolanos esperan en el paso fronterizo de Pacaraima.
Reuters
BRASILIA.- El ministro de Seguridad Institucional de la Presidencia de Brasil,
Sergio Etchegoyen, afirmó este lunes que un cierre de la frontera con Venezuela tras los incidentes ocurridos durante el fin de semana es
"impensable" y sería "ilegal".
Etchegoyen contestó así a una nueva acción de las autoridades del estado fronterizo de Roraima, puerta de entrada de los venezolanos a Brasil, que han vuelto a pedir al Tribunal Supremo que interrumpa el ingreso de ciudadanos del país vecino después de que un campamento de inmigrantes fue atacado el pasado sábado por ciudadanos brasileños.
El ministro garantizó que la situación en
Pacaraima, un pequeño municipio fronterizo donde ocurrió el ataque, "ya está tranquila" y subrayó que un eventual cierre de las fronteras violaría las leyes que amparan a los inmigrantes en Brasil y
"no ayudaría en nada a la cuestión humanitaria".
Las autoridades de Roraima, a las que la Corte Suprema les negó una solicitud similar hace tres meses, han vuelto a alegar que no están en condiciones de atender las demandas de "salud y seguridad" que imponen los inmigrantes y pidieron otra vez que la frontera sea cerrada "temporalmente", sobre lo cual el tribunal no se pronunció.
El nuevo pedido fue presentado después de que este sábado, un comerciante de Pacaraima fue agredido por un grupo de venezolanos, lo que llevó a decenas de ciudadanos brasileños a atacar e incendiar un pequeño campamento de personas del vecino país.
Etchegoyen explicó que, tras esos incidentes, el Gobierno decidió desplazar a Pacaraima a 120 agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad, formada por personal de la Policía Federal, para garantizar el orden en esa ciudad.
Asimismo, dijo que se estudian otras medidas para "acelerar el proceso de transferencia (de venezolanos) a otras regiones y para garantizar la seguridad y bienestar de los habitantes de Roraima".
Según cálculos de las autoridades brasileñas, unos 50.000 venezolanos han ingresado al país por Pacaraima durante el último año y medio y muchos se han establecido en Boa Vista, capital de Roraima situada unos 200 kilómetros al sur.
Para atender la situación "humanitaria", el Gobierno instaló campamentos para acoger a los inmigrantes tanto en Pacaraima como en Boa Vista y además ofreció facilidades a los venezolanos para que reinicien sus vidas en otras regiones del país.
Hasta ahora, sin embargo, sólo unos 800 venezolanos han sido ubicados en diferentes ciudades brasileñas, como Sao Paulo, Manaos, Brasilia y Río de Janeiro.