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La recta final en la campaña de las inciertas elecciones legislativas en Suecia

Este domingo las elecciones del país sueco podrían traer resultados sorpresivos por la intervención de los Demócratas al tradicional escenario político ligado históricamente a la socialdemocracia.

08 de Septiembre de 2018 | 12:37 | AFP
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Stefan Loefven, Primer Ministro sueco.

EFE
ESTOCOLMO.- Integración, impuestos y Estado de Bienestar. En Suecia, los líderes de los partidos lanzaron el viernes sus últimos dardos para las legislativas del domingo, en las que la extrema derecha podría lograr un espacio entre los partidos tradicionales.

Los candidatos de los ocho partidos en las papeletas se enfrentaron en televisión para intentar convencer a un cuarto de los 7,5 millones de electores que todavía se declaran indecisos.

Ni el bloque del primer ministro socialdemócrata saliente Stefan Löfven, ni el bloque del dirigente conservador Ulf Kristersson, según las encuestas, deberían obtener la mayoría en el Riskdag (parlamento unicameral), y probablemente tendrán que formar una alianza.

Los Demócratas de Suecia (SD), partido antiinmigración surgido de la turbulenta nacionalsocialista, tiene un 20% de las intenciones de voto, según las encuestas de siete institutos de sondeo realizadas durante los últimos diez días, un aumento de siete puntos con respecto a las elecciones legislativas de 2014.

La noche del domingo, las filas podrían situarse detrás de los socialdemócratas y codo a codo con los conservadores. Aunque no tiene ninguna opción de acceder al Ejecutivo por el momento, su influencia aumentaría de forma nunca antes vista.

Sin embargo, las encuestas de opinión deben observarse con precaución, ya que las diferencias entre una y otra son bastante grandes: casi nueve puntos de diferencia entre la menos favorable para el SD (16,3%) y la más optimista (24,8%).

Stefan Löfven pidió el jueves a los ciudadanos suecos que voten por un "Gobierno estable (...) capaz de dirigir Suecia en estos tiempos inciertos".

Cruzar la línea roja

El jueves por la noche, Löfven tuvo que defender su gestión en la cadena TV4, ya que fue muy criticado por haber abierto las fronteras de Suecia a 250.000 personas que solicitaron refugio en 2014 y 2015, antes de volver a cerrarlas.

"La integración es la cuestión vital de nuestra era", le dijo Ulf Kristersson, mientras que el líder de la extrema derecha, Jimmie Akesson, acusó al Gobierno de poco firmes en la lucha contra la criminalidad, solicitando a "aquellos que no se adaptan a irse a vivir a otro país".

El Primer Ministro, por su parte, respondió con una burla que los partidos de la Alianza (conservadores, liberales, centristas y democristianos), "prometen al mismo tiempo bajar los impuestos y defender el Estado providencia".

Derecha e izquierda tendrían respectivamente el 37 y el 40% de los votos.

"Es difícil identificar el escenario más probable", explicó Ulf Bjereld, politólogo de la Universidad de Gotemburgo.

La mayoría de los observadores anticipan sin embargo un nuevo Gobierno minoritario, formado por Löfven, con una minoría más reducida que la actual.

El jueves, el Primer Ministro saliente dijo estar dispuesto a cooperar con el Partido de Centro y los liberales.

Por su parte, los Demócratas de Suecia (SD) aseguraron que podrían colaborar tanto con la izquierda como con la derecha, siempre y cuando puedan definir la política migratoria del país. Pero hasta ahora, a pesar de las tentaciones en la derecha, ninguno de los bloques está dispuesto a cruzar la línea roja.

Una enfermedad pasajera

Ulf Kristersson, el principal contrincante de Löfven, rechazó el pasado jueves una alianza con la extrema derecha.

Esto lo obligaría a negociar con los socialdemócratas algunas políticas fundamentales: reforma fiscal, integración, educación y sistema sanitario.

Kristersson también podría decidir apoyarse en la extrema derecha, a cambio de permisos de orden político, como la participación en el Ejecutivo, o bien asignándoles puestos claves en las comisiones parlamentarias.

Sea cual sea el resultado del domingo, Jimmie Åkesson ya indicó a los socialdemócratas y conservadores que no pueden dejarlos más de lado ni considerar a su partido "como una enfermedad pasajera que afecta al Parlamento de forma temporal".
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