SANTIAGO.- No hay político boliviano que no esté expectante del fallo que la
Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitirá este lunes respecto de la demanda presentada contra Chile por la obligación de negociar una salida soberana al mar. Se trata de un veredicto que, esperan en el país vecino,
sea histórico y marque un punto de inflexión en su aspiración marítima.
Es por eso que no han dejado ningún detalle al azar. Así lo ha demostrado el propio Presidente Evo Morales, quien este sábado viajará a La Haya para presenciar in situ la lectura del fallo, en una comitiva que también estará integrada por parlamentarios y los ex presidentes Guido Vildoso, Carlos Mesa y Jorge Quiroga.
Por otro lado, varias ciudades bolivianas serán sede de diversas vigilias ciudadanas esperando el fallo que comenzará a las 09:00 hora boliviana (10:00 en Chile), con especial énfasis en la Plaza Murillo de La Paz. En este sentido, el llamado del Gobierno de Evo Morales es uno:
la causa marítima debe ser transversal y unir a todo el país, dejando de lado las diferencias sociales y políticas.
Esto toma más importancia considerando el momento actual que vive la política boliviana, con un país dividido en torno a la figura del Mandatario, donde un sector lo sigue apoyando y otro repudia su decisión de repostular a la Presidencia en 2019 pese a que la ciudadanía rechazó esta posibilidad en el referéndum constitucional del 21 de febrero de 2016. A esto se suma el descontento de diversas agrupaciones sociales que se han distanciado del Ejecutivo, que ve cómo la intención de seguir en el poder tiene complicaciones.
"Considero que, como pocas veces en el último período democrático, hay una política de Estado al respecto del tema mar para Bolivia que ha impelido (no podría decir "obligado" porque sería desacreditar lo conciencial) a todo el arco político a sumarse y obviar las diferencias ideológicas sin que para los opositores esa suma signifique un apoyo al Gobierno en otros aspectos", explica a Emol el analista político y académico boliviano José Rafael Vilar.
"Considero que, como pocas veces en el último período democrático, hay una política de Estado al respecto del tema mar para Bolivia que ha impelido (no podría decir "obligado" porque sería desacreditar lo conciencial) a todo el arco político a sumarse y obviar las diferencias ideológicas sin que para los opositores esa suma signifique un apoyo al Gobierno en otros aspectos"
José Rafael Vilar
Esto explica también el sentir del pueblo boliviano, que ha pasado del escepticismo a la esperanza, tal como lo señala
Franco Gamboa, analista político de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz. "Desde un primer momento, la opinión pública y la sociedad boliviana tenían dudas sobre la efectividad de la presentación de la demanda. Sin embargo, en el momento en que la demanda fue aceptada por la CIJ, colocándose por delante de Chile que impugnó su competencia, entonces
la confianza de la población boliviana aumentó hasta ser muy bien utilizada por Evo Morales y el Movimiento Al Socialismo (MAS), con la finalidad de fortalecer el liderazgo presidencial y otras previsiones electorales en el largo plazo".
"Descontando los desaciertos en exabruptos (de Evo Morales), el tema mar boliviano es un driver unificador. Indiscutiblemente, para partidarios del oficialismo, refuerza el liderazgo de Morales, mientras que para opositores es aceptado como 'vehículo' hacia el objetivo", agrega Vilar.
El factor Evo y lo que se viene
Está claro en todo esto que la figura principal de la demanda boliviana es el Presidente Evo Morales, tanto así que, según Gamboa, la sociedad civil se ha preguntado por qué este gobierno presentó la demanda y no lo hicieron sus antecesores.
"¿Cuáles son las razones por las que otros presidentes y gobiernos no tomaron similar iniciativa? Al responder esta pregunta hay un sinfín de argumentos que, precisamente por esto, la imagen de Evo Morales creció, aunque existen dudas sobre si la idea de presentar una demanda nació del Presidente o solamente fue un momento de envalentonamiento que terminó en un éxito relativo cuando la demanda fue aceptada por la CIJ", argumenta el académico.
Así, ad portas del fallo, el Mandatario ha tomado diversas medidas, como amnistiar a los ex presidentes Quiroga y Mesa (investigados en dos casos judiciales), invitar a sus antecesores a La Haya y mandar un mensaje de unidad, todo esto con la necesidad de no mostrar divisiones ante este tema.
En este caso específico, Vilar sostiene que, pese a que ambos ex jefes de Estado han cuestionado la amnistía ya que aseguran que han sido víctimas de una persecución política, "el argumento del 'bien mayor de defensa del mar' los alinea en pro de un resultado favorable en La Haya y de esa política de Estado en particular, sin que eso los haga dejar sus posiciones de oposición ideológica al oficialismo".
Asimismo, afirma que Morales tiene "la necesidad de un resultado que permita estructurar un success story tan necesario al oficialismo a puertas de una postulación (la repostulación de Morales) rechazada en la consulta constitucional de 2016 y ahora sin otras posibles buenas bazas en economía o en relaciones internacionales, sobre todo a nivel regional tras el alineamiento con Venezuela y Nicaragua frente a la gran mayoría de la comunidad latinoamericana".
"Lo único que se puede hacer es esperar con paciencia el resultado y prepararse para que este no sea manipulado con una excesiva politización"
Franco Gamboa
Respecto a lo que se espera del resultado, Franco Gamboa admite que "como ciudadano boliviano espero que Bolivia se beneficie y la CIJ emita una sentencia clara que facilite la negociación para un acceso al océano Pacífico sin limitaciones", aunque afirma que
"el problema de la soberanía no será resuelta, ni ahora ni con la sentencia de la CIJ".
"Al mismo tiempo, probablemente el fallo también será, en cierta manera, ambiguo, para evitar que la demanda presentada por Bolivia sea utilizada como un caso de jurisprudencia donde es posible modificar tratados y conflictos limítrofes, por medio de procesos donde la publicidad y la discusión internacional se conviertan en una alta voz muy influyente", explica.
En tanto, Vilar sostiene que "quiero atreverme a aventurar, que en sectores opositores puede haber la expectativa de que un fallo que sea entendible como favorable a Bolivia, no signifique réditos al actual oficialismo. Pero eso, al menos, es lo que la propaganda gubernamental apunta, con diversa claridad: asociar el éxito como solo posible bajo el actual modelo".
Así lo complementa Gamboa: "Lo único que se puede hacer es esperar con paciencia el resultado y
prepararse para que este no sea manipulado con una excesiva politización; es decir, para cuidar que no se lleve la sentencia a un terreno cortoplacista, sino que más bien se vea el largo plazo y las responsabilidades históricas para las nuevas generaciones, en función de hacer justicia y ejercer la práctica de la equidad entre dos democracias que pacíficamente negociarán soluciones. Entre estas aún está vivo el probable canje territorial y la mutua interdependencia, para que Bolivia y Chile puedan complementarse y colaborarse".