SANTIAGO.- Discreta. Ese es el adjetivo utilizado por sus cercanos y medios de comunicación para describir a Michelle Bolsonaro, esposa del candidato derechista Jair Bolsonaro y quien se convertirá, a partir del próximo 1 de enero, en la próxima Primera Dama de Brasil.
Considerada la "mujer tras bastidores", a sus 36 años se había mantenido lejos de los focos y siempre en segunda línea. Dicha situación cambió parcialmente luego de que su marido se convirtiera en el favorito para ganar los comicios presidenciales, aunque de todas formas evitó a toda costa las apariciones en público. Ahora que él ganó, ella deberá enfrentar una etapa aún mayor de exposición.
Michelle de Paula Firmo Reinaldo es oriunda de Brasilia y profesa la
religión evangélica. Hoy vive junto a su marido y a sus dos hijas en la zona de Barra da Tijuca, uno de los barrios privilegiados de Río de Janeiro. Allí colabora asiduamente con la iglesia Bautista Actitud, donde se la puede ver rezando de forma habitual.
Tal es su compromiso con la fe, que en sus nupcias eclesiásticas con Bolsonaro prohibió la música en vivo y la presentación de una escuela de samba, según reseñó el diario Folha de Sao Paulo.
"Nunca le gusta aparecer o poner la cara hacia fuera. Ni de mostrarse. A ella le gusta trabajar entre bastidores", aseguró al portal brasileño G1 el pastor Silas Malafaia, líder del templo Asamblea de Dios Victoria en Cristo, quien conoce a Michelle desde 2008 y celebró su unión religiosa con Jair.
De gustos simples, estilo cálido y una amplia sonrisa, se caracteriza por llevar un estilo sencillo, sin ropa llamativa. En las pocas participaciones públicas que ha protagonizado siempre hizo hincapié en su inclinación por los trabajos humanitarios y dedicación por las personas con discapacidad.
En 2003, cuando tenía 23 años y Bolsonaro aún no se había cruzado en su vida, viajó a Bahía participando en una misión humanitaria para ayudar a comunidades necesitadas. Según ha dicho, su madre le enseñó a "no negar agua ni comida a nadie".
"(Realizaré) todos los trabajos sociales posibles. Es un llamado que yo tengo, estar próxima a personas con deficiencias, a los sordos. Tengo mucho amor por esa comunidad. Quiero hacer lo mejor"
Michelle Bolsonado
Más tarde, aprendió lenguaje de señas impulsada por la situación que vive uno de sus tíos que padece sordera. Hoy forma parte del Ministerio de Sordos y Mudos de la Iglesia Bautista Actitud, donde actúa como intérprete de las ceremonias religiosas. Ello propició que
durante la campaña fuera la encargada de traducir los mensajes que emitía su esposo a señas, tanto en redes sociales como en actos públicos.
En una entrevista reciente al diario Nacional dijo que de llegar a ser primera dama realizaría "todos los trabajos sociales posibles. Es un llamado que yo tengo, estar próxima a personas con deficiencias, a los sordos. Tengo mucho amor por esa comunidad. Quiero hacer lo mejor".
Relación con Bolsonaro
Pese a su discreción y a que nunca ha ostentado algún cargo público, Michelle conocía la política de cerca antes de su vínculo con Bolsonaro. Durante algunos años se había desempeñado como secretaria legislativa en el Congreso.
Sin embargo, fue precisamente durante ese periodo cuando conoció al candidato del Partido Social Liberal (PSL). Corría 2007, él era diputado y ya iba en su quinta legislatura; ella, en tanto, era asesora de otro parlamentario. Pese a los 27 años de diferencia entre ambos, ambos congeniaron y se enamoraron, y poco tiempo después el entonces legislador le hizo una oferta laboral que la llevó a trabajar a su despacho.
Al paso de dos meses de ser contratada, ambos se casaron por el civil. "No tardamos en estar seguros de que queríamos compartir una vida juntos", declaró ella.
Sin embargo, después de que Bolsonaro le triplicara su sueldo
durante los siguientes dos años, la justicia brasileña decidió apartarla de su cargo argumentando
nepotismo en la administración pública. Aunque la relación con el ultraderechista le costó el trabajo, la pareja concretó su matrimonio religioso en 2013 frente a 150 invitados.
De las pocas veces que ha hablado sobre su mujer, Bolsonaro siempre ha usado palabras de cariño. Michelle no ha sido diferente. "Jair es un tipo muy humano, que se preocupa por la gente. Él es muy juguetón, muy natural, muy dado. Tiene un brillo en la mirada diferente. Él es un ser humano maravilloso, es mi amor, ¿verdad?", dijo en uno de los videos de campaña.
Cuando en su entrevista con el diario Nacional se le consultó sobre su opinión respecto de las intenciones de su marido de ser presidente de Brasil, ella contestó: "Debe estar loco, pero si él quiere, voy a apoyarlo (…) Ahora, está en las manos de Dios".
Una madre de pulso firme
Sin embargo, pese a su estilo suave, cercanos aseguran que es una madre de pulso firme con sus hijas, una de 16 años – de su primera relación – y la pequeña Laura Bolsonaro de ocho. "Madrezona" es la expresión que utilizaría el propio Jair para describirla, según sus amigos.
"Ella no se las pone fácil. Está siempre pendiente de lo que las hijas hacen.
Bolsonaro dice que cuando ella está en el comando, peleando con las hijas, él ni se mete por miedo", comentó el pastor evangélico Silas Malafaia, entre risas.
Con los otros hijos de su esposo -Eduardo, Carlos, Flávio y Renan- mantiene una relación amistosa. De acuerdo con las personas que conocen a la familia, nunca se ha visto ninguna discusión entre ellos, consigna G1.
Tras la victoria de Bolsonaro en la segunda vuelta de este domingo, ante el petista Fernando Haddad, el matrimonio deberá abandonar su residencia en Río para instalarse de vuelta en Brasilia, esta vez con un papel más protagónico: como Presidente y Primera Dama del país.
