Adepto a impulsar un Brexit "duro", renunció el 8 de julio, dos días después de que el Ejecutivo aprobara un plan que mantenía vínculos económicos fuertes entre el Reino Unido y la UE una vez concretada la salida del bloque. Había amenazado con dimitir varias veces, debido a sus diferencias con la Primera Ministra. Consideraba que su plan dejaría al país "en el mejor de los casos, en una posición débil de negociación". "Estamos dando demasiado y muy fácilmente, y eso es una estrategia peligrosa", declaró.
Su renuncia se produjo inmediatamente después de la de Davis. Afirmó que él y su jefe habían sido "sorprendidos por esta política" que determinaba estrechas relaciones comerciales con el bloque y que "no estaba de acuerdo" con ello. En entrevista con la BBC aseveró que el Departamento para el Brexit se había "cegado" ante la planificación paralela de asesores personales de May. Hoy es una de las figuras claves dentro de la línea más dura de los conservadores, que se oponen a los planes de la Premier.
Fue una de las caras más visibles de la campaña favorable al Brexit antes del referéndum de 2016. Su renuncia llegó solo un día después de la de Davis y Baker, y también estuvo gatillada por sus discrepancias con el acuerdo al que había llegado el gabinete de May en julio, que contemplaba un mercado común con la UE. "Nos dirigimos hacia un estatus de colonia, y mucha gente tendrá dificultades para entender las ventajas económicas y políticas de ese acuerdo en particular", sostuvo.
Es hermano del ex ministro Boris Johnson, pero a diferencia de él votó a favor de la permanencia en 2016. En su misiva de renuncia el 9 de noviembre pasado, aseguró que apoyar el acuerdo de salida que estaba pactando Londres con Bruselas sería "un terrible error". "Lo que se está proponiendo no será nada parecido a lo que se prometió hace dos años", aseveró y consideró que el trato dejará al Reino Unido "económicamente debilitado" y "sin nada que decir sobre las normas comunitarias que deberá seguir".
Partidario de un Brexit "duro", anunció su dimisión solo un día después de que se diera a conocer el pacto preliminar acordado por Bruselas y Londres, y a solo cuatro meses de que asumiera el cargo en reemplazo de Davis. "Deja al Reino Unido a medio camino, sin límite de tiempo para cuándo el país se convertirá finalmente en un Estado soberano", sostuvo. "No puedo reconciliar los términos del acuerdo propuesto con las promesas que hicimos al país en nuestro manifiesto en las últimas elecciones", sentenció.
Fue el primero en la última ola de renuncias. Argumentó que rechaza el "backstop", una protección que busca evitar una "frontera dura" entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda manteniendo a la primera integrada en las estructuras comerciales comunitarias. "Estaremos encerrados en un Acuerdo Aduanero por tiempo indefinido, limitado por reglamentos determinados por la UE respecto a los cuales no tenemos voz. Y, lo que es peor, no tendremos libertad para dejarlo de forma unilateral si así lo deseamos", aseguró.
"A pesar de mis arduos intentos, ahora me siento incapaz de apoyar sinceramente el acuerdo", fueron sus palabras para anunciar su salida. Al igual que Vara, atribuyó su renuncia al plan que pretende dejar a Irlanda del Norte bajo un arancel diferente al resto del Reino Unido. "La propuesta de backstop en Irlanda del Norte no es Brexit. No es lo que los británicos votaron en 2016 y es una traición (….) siento que estas concesiones (hechas a Bruselas) no respetan la voluntad del pueblo", aseveró.
Tras el consenso de este miércoles, McVey aseguró que el pacto "no honra los resultados del referéndum" y que "tampoco cumple con los parámetros que usted (May) expuso al inicio de su mandato". Explicó que dejaría el gabinete pues el acuerdo con Bruselas no cumple con las promesas del Gobierno de negociar un Brexit que devuelva "el control sobre el dinero, las fronteras y las leyes" y permita formular una política comercial "independiente".