SANTIAGO.- Cientos de cuerpos sin vida de mujeres, hombres y niños cubrían el pasto húmedo del terreno que conformaba "Jonestown", una comunidad en un remoto lugar de Guyana, en el noroeste de Sudamérica. Un día como hoy, pero hace 40 años, 914 personas murieron en aquel lugar. Sin embargo, pese al tiempo, la masacre conocida como el "mayor suicidio colectivo de la historia" aún deja varias incógnitas.
"Acabemos con esto ya. Acabemos con esta agonía", fueron las palabras que emitió el pastor estadounidense Jim Jones, líder de la secta "Templo del Pueblo" justo antes de entregar cianuro a sus seguidores. Pocas horas antes había ordenado el asesinato de un congresista estadounidense que había viajado a la zona. Ahora ordenaba la muerte de casi mil personas.
Días después y tras reportarse la noticia, el FBI acudió a Guyana para iniciar las investigaciones. Según los informes, un tercio de los cuerpos encontrados correspondían a niños y lactantes, lo que puso inmediatamente en duda la versión sobre el suicidio masivo, dando paso a la que apuntaba a una masacre. ¿Qué pasó entonces aquel 18 de noviembre de 1978 en "Jonestown"?
Un líder carismático
Hijo de campesinos ingleses que se radicaron en el norte de Estados Unidos, Jim Jones fundó en 1955 en su local Indianápolis -estado de Indiana- la iglesia "Templo del pueblo", un culto que enlazaba un ideal socialista con la religión evangélica y que proponía la creación de una comunidad donde no existieran fronteras de raza o nacionalidad.
"Estaba en la búsqueda de un lugar donde se luchara por la justicia y se deseara un mundo mejor. Por eso me uní"
Laura Johnston Kohl, ex miembro del "Templo del Pueblo"
La doctrina, que luego se movió hasta
San Francisco, se volvió especialmente popular entre los afroamericanos, marcados por la pobreza y la discriminación, que adherían al d
iscurso cercano y esperanzador del carismático líder. La figura de Jones adquirió incluso notoriedad en la lucha por los derechos de los homosexuales, llegando a contar con el respaldo del reconocido activista
Harvey Milk.
"Estaba en la búsqueda de un lugar donde se luchara por la justicia y se deseara un mundo mejor. Por eso me uní", recordó en conversación con la BBC Laura Johnston Kohl, quien formó parte de esta doctrina que mezclaba pasajes de la Biblia y textos de Marx, y cuyo líder llegó a presentarse como la reencarnación de Lenin, Jesucristo y Buda.
Sin embargo, la psicosis por los avances de la Guerra Fría y el odio hacia la cultura estadounidense provocaron que Jones decidiera trasladar su iglesia y a sus fieles a la colonia británica de Guyana. Algunos dicen que, en realidad, este traslado tuvo que ver más bien con huir de las críticas que estaba generando la comunidad en Estados Unidos.
Era 1977, Jones y cerca de mil personas viajaron y se asentaron en un terreno de 140 hectáreas al que llamaron "Jonestown". Allí vivirían de la cosecha propia y ellos mismos educarían a sus niños. Pero lo cierto es que la promesa hecha por Jones de tener una pequeña comunidad ideal pasó a tener un objetivo cada vez más oscuro.
"Noches blancas"
Según los relatos de sobrevivientes, una vez en Guyana el autoritarismo de Jones como líder indiscutido de la secta comenzó a hacerse cada vez más radical. Aseguran que eran drogados, sufrían hambre, maltratos y sometimiento sexual y laboral, además de ser constantemente vigilados.
Pocos meses después de instalarse, Jones comenzó a practicar las denominadas "noches blancas", una especie de simulacro en los que ordenaba a sus súbditos beber falsas pociones tóxicas simulando un suicidio. En ellas les daba cuatro opciones: huir a la Unión Soviética; cometer un "suicidio revolucionario"; quedarse en "Jonestown" para luchar contra los invasores, o huir hacia la selva.
914 personas murieron en "Jonestown" ese 18 de noviembre
Estas situaciones llegaron a oídos del entonces
congresista de California, Leo Ryan. Alarmado, viajó junto a una comitiva en 1978 a la selva de Guyana y constatar en terreno lo que ocurría en el "Templo del Pueblo". Al comienzo, Jones lo acogió y preparó celebraciones. Sin embargo, durante su estadía el político fue advertido sobre las malas condiciones y todo se enturbió.
Ryan se enfrentó a Jones y fue amenazado con un cuchillo, por lo que adelantó su retirada. Antes de irse, no obstante,
ofreció a quienes quisieran dejar la secta volver con él a Estados Unidos.
La masacre
Una decena de personas decidió tomar la oferta. Cuando la comitiva llegaba al aeródromo para regresar a Norteamérica, un grupo de personas armadas se bajó de un vehículo y comenzó a dispararles. Algunos de los que supuestamente viajarían se les sumaron. Minutos después del primer disparo la matanza finalizó: murieron cinco personeros -entre ellos Ryan, quien recibió más de 20 impactos de bala- y tres periodistas.
Tras este hecho, Jones citó a toda la comunidad a una reunión, donde les aseguró que el congresista era un agente de la CIA y que "Jonestown" iba a ser asaltada por los Marines estadounidenses. Había ordenado preparar un tónico compuesto por cianuro y jugo de uva y se los entregó a sus adeptos. Esta vez no era un simulacro.
"No propongo que cometamos un suicidio sino un acto revolucionario", se escucha en un audio de aquel momento, hallado por el FBI. "Hemos obtenido todo lo que hemos querido de este mundo. Hemos tenido una buena vida y hemos sido amados", añade. "Por el amor a Dios, ha llegado el momento de terminar con esto".
Lo más triste es que empezaron con los niños, los que no podían defenderse de ninguna forma"
Odell Rhodes, sobreviviente
Odell Rhodes, sobreviviente, aseguró a Nathional Geographic hace algunos años: "Lo más triste es que
empezaron con los niños, los que no podían defenderse de ninguna forma". Precisamente, los relatos dan cuenta de que los menores fueron ordenados en filas y que los más pequeños fueron arrebatados de los brazos de sus madres. Gritos y llantos se escucharon a continuación.
Luego fue el turno de los adultos. "Mueran con dignidad (…) no mueran con lagrimas y agonía", afirmó Jones ante los alaridos de sus fieles a raíz del veneno. Él murió a causa de una bala de escopeta.
Los antecedentes recabados hasta ahora dan cuenta de que muchas de las personas en la secta fueron obligadas a tomar el brebaje y algunos que lograron huir aseguran incluso que fueron perseguidos hasta la selva por guardias armados de Jones.
"No fue un suicidio masivo. La gente no dijo 'quiero hacerlo'. Fue un asesinato en masa", aseveró Johnston Kohl. Lo cierto, es que más allá de las razones de Jones, las motivaciones que habrían llevado a la muerte de las otras 913 personas aún no son esclarecidas.