SANTIAGO.- Los 27 líderes de los países que conformarán la Unión Europea (UE) tras el Brexit, se reunirán este domingo en Bruselas para tomar una decisión determinante para el proceso: aprobar o rechazar el acuerdo preliminar para el proceso de salida del Reino Unido y las relaciones futuras una vez concretado el divorcio.
La cumbre de líderes ocurrirá luego de una semana marcada por maratónicas conversaciones, en la que los embajadores de la UE y el Gobierno británico intentaron a toda costa solucionar las divergencias entre los distintos actores y lograron acordar el miércoles un borrador que establece una estrecha relación entre las partes.
Por ello, la reunión para ratificar el pacto general y la declaración política asoma como un
punto crítico para dar un paso clave en las negociaciones a pocos meses del
29 de marzo de 2019, cuando los británicos abandonen definitivamente el bloque comunitario.
Sin embargo, no todo ha ido tan bien como esperaban. Más allá de que el acuerdo presentado la semana pasada haya convencido a una parte importante de los involucrados, lo cierto es que hay algunos que no están conformes.
España no da su brazo a torcer sobre Gibraltar
El que quizás más ruido ha provocado durante los últimos días es el caso de Gibraltar, el enclave británico en el sur de la Península Ibérica, cuya soberanía reclama Madrid, y que tiene al Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, amenazando con vetar el proyecto para el Brexit el domingo.
España quiere que el futuro del pequeño territorio -cedido a Reino Unido en 1713- sea un asunto bilateral entre las dos naciones. El acuerdo general pactado entre los británicos y la UE para el Brexit hace referencia a las negociaciones entre Londres y Bruselas sobre sus futuras relaciones y negociaciones, incluso después del periodo de transición.
El problema, según los españoles, radica en que el texto no habla sobre el caso de Gibraltar, por lo que no garantiza expresamente que España tendrá poder de decisión en cualquier negociación futura relacionada con el enclave, como sí tiene actualmente. Por ello, el Gobierno de Sánchez exige que esta parte del documento sea modificada, de lo contrario votará "No".
Sin embargo, el Reino Unido y Gibraltar muestran reticencias a cambiar o añadir palabras al texto. El ministro principal del peñón,
Fabian Picardo, criticó la insistencia de España para obtener una garantía por escrito:
"Gibraltar ha demostrado que quiere realmente un compromiso directo con España (…) España es la puerta física y geográfica a Europa para Gibraltar. Lo reconocemos y
no hay absolutamente ninguna necesidad del veto para sentarnos a la mesa", dijo a BBC.
Por su parte, la Primera Ministra británica, Theresa May, ha reiterado enfáticamente que su Gobierno ha negociado con la UE por toda "la familia del Reino Unido", incluyendo a Gibraltar.
Pese a que Londres y Madrid firmaron esta semana cuatro memorandos de entendimientos para solucionar el conflicto y establecer relaciones entre la colonia y los españoles, Sánchez no abandona su exigencia de modificar el acuerdo: "Tras mi conversación con Theresa May, nuestras posiciones permanecen lejanas. Mi Gobierno siempre defenderá los intereses de España. Si no hay cambios, vetaremos el Brexit", afirmó la noche del jueves, declaración que reiteró un día después.
¿Aprobación en peligro?
Además de las reticencias de los españoles, otros países como Francia, España, Portugal, Dinamarca u Holanda se han mostrado preocupadas por sus derechos de pesca en zona de Reino Unido, pues los británicos han determinado como prioridad recuperar el control total de sus aguas. Sin embargo, según la declaración política, este tema, aunque queda pendiente, será zanjado más adelante.
Las autoridades europeas han afirmado que hay un sólido consenso respecto a que las cuestiones pendientes no deberían retrasar un acuerdo final el domingo. Para aprobar el acuerdo del Brexit, el Tratado de la Unión Europea exige una mayoría calificada, es decir, es necesario que 20 de los 27 estados comunitarios aprueben el texto para dar el vamos. En ese contexto, lo más probable es que el pacto sea aprobado.
De todas formas, limar asperezas es importante para la UE. Aún más cuando España, pese a que no podrá bloquear el acuerdo en solitario esta vez, sí podría poner el pie en el freno cuando se negocie un tratado de libre comercio en el futuro, pues para ello se necesita el visto bueno de todos los miembros. Ahora, la principal interrogante es si podrán convencer a Madrid.
May tiene previsto volver a reunirse con el presidente del Consejo Europeo,
Jean-Claude Juncker, este sábado a las 17:00 GMT (14:00 horas en Chile), en principio, para concordar en que el texto final está listo para la firma de los líderes de la UE e intentar asegurar que existen todos los votos para su respaldo.
Luego de la cumbre, si es aprobado por los 27, el acuerdo también deberá ser aprobado por la Eurocámara y se espera que ingrese el próximo mes en el Parlamento británico para su votación.
Y si negociar con los líderes europeos no fue sencillo, la tarea de convencer a sus compatriotas legisladores será mucho más complicada para la Primera Ministra. Aunque May ha obtenido el apoyo de su Ejecutivo, el ambiente en Westminster está crispado por los rechazos del ala más dura y euroescéptica de su propia colectividad, el Partido Conservador; las críticas de la oposición, y los cuestionamientos del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), del que depende para gobernar en minoría.