WASHINGTON.- El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, pidió hoy "contención" a Ucrania y Rusia ante la "peligrosa" escalada de tensión que se produjo este domingo en el mar Negro cuando la guardia costera rusa apresó tres embarcaciones de la Armada ucraniana, hiriendo a varios tripulantes.
En un comunicado, Pompeo respaldó a Kiev, condenó la actuación de Moscú y exigió la liberación de los buques y marineros capturados.
"EE.UU -dijo Pompeo- condena esta agresiva acción rusa.
Pedimos a Rusia que entregue a Ucrania los buques y los miembros de su tripulación detenidos y que respete la soberanía y la integridad territorial de Ucrania dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas, incluidas sus aguas territoriales".
Las autoridades rusas reabrieron hoy el estrecho de Kerch, la única salida al mar Negro, cerrada desde el domingo; pero no entregaron a Kiev los navíos, que se dirigían desde el puerto de Odessa, en el mar Negro, al de Mariúpol, en el Azov.
En su nota, Pompeo expresó "profunda preocupación" sobre el incidente en el mar Negro, pidió a las dos partes "ejercer contención" y urgió al presidente ucraniano, Petró Poroshenko, y a su homólogo ruso, Vladímir Putin, a "comprometerse directamente a resolver la situación".
Durante una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, celebrada hoy, EE.UU. y los países de la Unión Europea (UE) pidieron de forma conjunta a Rusia que libere los buques capturados.
En declaraciones a la prensa en la Casa Blanca, el
presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo: "No nos gusta lo que está pasando sea lo que sea. No nos gusta lo que está pasando. Y, con suerte, esperemos que se resuelva. Sé que a Europa no le está gustando esto. Están trabajando en ello también. Estamos trabajando juntos en ello".
Estas palabras de Trump generaron críticas en los medios de comunicación, que interpretaron que el mandatario no estaba condenando específicamente el comportamiento ruso y estaba equiparando la actitud de Kiev y Moscú.
La tensión en el mar de Azov se disparó desde que Moscú construyera en mayo el puente de Crimea que une con el territorio ruso esta península anexionada por Rusia, tras lo que se redoblaron las inspecciones de los buques ucranianos, lo que Kiev considera un bloqueo, de facto, de sus puertos en la zona.