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Las denuncias contra el centro de detención para inmigrantes al que llegaron los chilenos presos en Malasia

Ubicado en Semenyih, alberga por sobre todo a extranjeros indocumentados. Al igual que en otros recintos, el hacinamiento y las malas condiciones de salubridad son sus principales problemáticas.

04 de Diciembre de 2018 | 13:00 | Redactado por Valentina Salvo U., Emol
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En la imagen, perteneciente al reporte de AI, mujeres inmigrantes transferidas de una prisión están siendo registradas como detenidas (2009).

Aminstía Internacional (archivo)
SANTIAGO.- Felipe Osiadacz y Fernando Candia, los dos chilenos que se encuentran detenidos desde agosto de 2017 por la muerte de un malasio en Malasia, este martes dejaron la cárcel de Kajang y fueron trasladados hasta un centro de detención especial para inmigrantes, pese a que se presumía que serían liberados hoy.

Según explicó su abogada, Venkateswari Alagendra, los nacionales, que fueron condenados a dos años de prisión y cuya sentencia fue reducida por buen comportamiento, deberán esperar algunos días más a que se normalicen los documentos migratorios que les permitirán mantenerse en el país mientras se resuelve una petición de apelación presentada por la fiscalía local.

Hasta entonces, se presume que se mantendrán recluidos en la Centro de Detención para Inmigrantes de Semenyih, en el estado malasio de Selangor, ubicado a 33 kilómetros de Kuala Lumpur. Se trata de uno de los principales lugares de detención destinados para extranjeros cerca de la capital y su administración depende del Departamento de Inmigración del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Según el portal de la organización Global Detention Project, en este centro se encuentran detenidos inmigrantes indocumentados, tanto hombres como mujeres, niños y adultos.

Malas condiciones

En su reporte "Hay una salida" publicado en 2010, la ONG Amnistía Internacional (AI) da cuenta de las condiciones en las que viven los inmigrantes en algunos de los establecimientos de detención cercanos a Kuala Lumpur, incluido el recinto donde se encuentran desde hoy los chilenos. La organización consignó que estos lugares se caracterizaban por la falta de higiene, escasa comida, bajo acceso a servicios de salud y altos niveles de hacinamiento.

"Las condiciones en todos los centros de detención visitados por Amnistía Internacional resultaron ser extremadamente pobres y peligrosamente hacinados", consignó.

La carencia de agua potable era, en ese entonces, una las principales preocupaciones en el centro de Semenyih. Shamim, una mujer que se encontraba detenida en este centro comentó a AI: "Aquí tenemos agua sucia. Me enfermé de diarrea por el agua. Se negaron a llamar a mi familia o al médico local. Solo quieren mantenernos aquí. Tuve diarrea tres veces. El agua que usamos para lavar también está sucia".

Estudios citados por Global Detention Project estiman que la capacidad estándar del centro de Semenyih en 2008 era de alrededor de 900 personas. Sin embargo, en 2011, The Daily Thelegraph de Australia consignaba que cerca de 1.500 detenidos se encontraban en este lugar.

Documentos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, financiada por el gobierno, y revisados por la agencia de noticias Reuters, revelaron que más de cien extranjeros murieron entre 2015 y 2016 en los distintos centros de detención de inmigrantes de Malasia por diversas enfermedades y causas desconocidas. De ellos, cuatro fallecieron en Semenyih.

Además de las malas condiciones, el centro se caracteriza por estar fuertemente fortificado y contar con alambre de púas de al menos un metro de alto, según consignó The Daily Thelegraph. Asimismo, posee varias torres de vigilancia y una sola entrada que es continuamente resguardada por agentes de seguridad armados.

Desde el exterior es posible vislumbrar un cartel que advierte: "Área restringida, no entrar". Es de color rojo y en él se retratan las siluetas de un guardia apuntando con un arma a una persona.

Los dos chilenos llegaron esta mañana al lugar, en un furgón policial junto con otros detenidos. Ahora a él y a Candia solo les resta esperar por su visa y su posterior liberación.
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