SANTIAGO.- Diversos son los casos judiciales de alto perfil que se han destapado en el último tiempo en el continente americano. Mientras algunos intentan destapar tramas de pagos de sobornos y lavado de activos, otros buscan indagar injerencias políticas extranjeras y obstrucciones a la justicia.
Lo que todos tienen en común es que involucran a importantes personeros políticos y que cuentan con un investigador clave: un rostro que es visto como "justiciero" y como quien intenta buscar "la verdad". A continuación te contamos sobre dos jueces y un fiscal que se han transformado en los nuevos "héroes" de los sistemas judiciales.
Sérgio Moro, el juez "anticorrupción"
Pragmático y metódico, el juez de provincias Sérgio Moro (46) se convirtió en toda una celebridad en Brasil. Magistrado en primera instancia en un tribunal de Curitiba, en el sur del país, es el rostro de la reconocida operación Lava Jato, que desde 2014 ha revelado la red de corrupción tejida en torno a sobornos a funcionarios públicos y el financiamiento irregular de campañas políticas.
Por su trabajo en la persecución de este tipo de crímenes de alta notoriedad, ha sido vitoreado por multitudes como
"el mayor héroe en la historia de Brasil". Muñecos, pancartas y banderas alabando su imagen fueron la tónica en las manifestaciones anticorrupción que marcaron el país en los últimos años. Tanto así, que su nombre figuró como un eventual candidato en la última campaña presidencial brasileña.
En ese mismo rol es que pasó a ser el gran antagonista de muchos líderes políticos. Su principal "enemigo" es el ex Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien condenó a prisión por los delitos de corrupción pasiva y lavado de activos. Algunos, no obstante, han cuestionado a Moro y afirmado que la captura del ex Presidente se transformó en su "obsesión".
Aunque juró nunca involucrarse en política, este jurista, conocido por ser cercano a círculos conservadores, hizo noticia en los últimos meses por haber aceptado la propuesta de ser comandar el Ministerio de Justicia en el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, a partir del 1 de enero.
Robert Mueller, un fiscal especial
Veterano de la guerra de Vietnam y reconocido abogado, Robert Mueller se ha convertido en un peso pesado al interior del círculo de juristas y fiscales estadounidenses. Su nombre se hizo conocido luego de que asumiera la dirección del FBI una semana antes del 11 de septiembre de 2001 y por ser quien reformó este organismo para salvarlo de la ruptura tras los atentados. "Durante 12 años Robert Mueller mantuvo al FBI fuera de la política", aseguró el ex subdirector del buró federal, Thomas Pickard.
Sin embargo, Mueller ha adquirido aún más notoriedad desde mayo de 2017. Siendo ya conocido por su exigente gestión y con una reputación de investigador tenaz, fue designado por el Departamento de Justicia como "fiscal especial" para llevar a cabo la investigación sobre la supuesta injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016. "Una gran elección. Credenciales impecables", escribió en Twitter el senador republicano Jason Chaffetz, tras darse a conocer la noticia. "Me da mucha confianza porque él va a seguir los hechos, no importa hacia qué lugar lo conduzcan", escribió por su parte el senador demócrata Chuck Schumer.
Bajo dicho mandato, el fiscal ha puesto contra las cuerdas al Presidente
Donald Trump, señalado como el principal beneficiado de las interferencias de Moscú. Junto a su equipo indaga los posibles
nexos del Mandatario y su círculo con autoridades y empresarios rusos, además de posibles intentos de obstrucción a la justicia. Un caso más conocido como
"la trama rusa".
Pese a convertirse en el principal blanco de ataques de Trump, en 2018 Mueller logró acusaciones contra varios ex asesores del jefe de Gobierno y contra compañías, condenas y declaraciones de culpabilidad, además de colaboraciones en la investigación política de más alto perfil que se ha llevado a cabo en los últimos años en EE.UU
Claudio Bonadio, el juez "pistolero"
Controvertido, el juez federal de Buenos Aires, Claudio Bonadio, se ha transformado en una de las principales figuras judiciales de los últimos meses en Argentina. Entre otros casos, está a cargo de los "cuadernos de las coimas", una trama destapada en agosto pasado y en la que se investiga un sistema de pago de sobornos a funcionarios públicos durante los gobiernos kirchneristas. Entre los 47 procesados, destacan la ex Presidenta Cristina Fernández y el ex ministro de Planificación, Julio de Vido.
Bonadio, sin embargo, no ha estado exento de cuestionamientos. Es el segundo magistrado más denunciado por presuntas irregularidades, acumulando un total de 51 procedimientos en su contra: 41 de ellos fueron desestimados, ocho continúan en trámite y en los dos restantes recibió sanciones disciplinarias.
Varias de las acusaciones las recibió por parte del kirchnerismo, liderado por Cristina Fernández. La disputa entre ambos ocurre, principalmente, porque el juez lleva varias causas que arrinconan a la actual senadora. Además de los cuadernos, Bonadio mantiene el pedido de detención sobre ella por
supuesto encubrimiento de los responsables del atentado de la AMIA. También procesó a De Vido por estrago culposo y administración fraudulenta e hizo lo mismo con el hijo de Fernández, Máximo Kirchner, por asociación ilícita. En tanto, al ex ministro de Economía, Axel Kicillof; a la ex Mandataria, y al ex director del banco central, Alejandro Vanoli, los imputó en el marco del caso sobre el dólar futuro.
Tal es su enemistad, que en 2015 Fernández lo llamó "juez pistolero, mafioso y extorsionador" por cadena nacional, haciendo referencia a un tiroteo en el que Bonadio provocó la muerte de dos ladrones en un asalto.
Pese a todo, el juez ha sobrevivido a las diferentes embestidas. Una de las últimas ocurrió el 14 noviembre pasado, cuando un joven lanzó un explosivo casero en el patio delantero de su casa. El fiscal Carlos Stornelli afirmó en ese momento no tener "ninguna duda" de que el atentado estaba relacionado al caso de los cuadernos.
Pero además, mantiene el respaldo de un importante segmento de la población. El 21 de agosto de este año, en medio de una multitudinaria manifestación para exigir el desafuero de Fernández, una mujer se levantó y gritó: "Bonadio, el pueblo está contigo". Otros se sumaron y repitieron la consigna a viva voz.