Expertos forenses registran la zona cerca de la toma clandestina de gasolina de Petróleos Mexicanos (Pemex) que explotó este sábado, en Tlahuililpan, Hidalgo (México).
EFE
CIUDAD DE MÉXICO.- Durante la noche de este domingo, el secretario de Salud mexicano, Jorge Alcocer, informó que la cifra de muertos por una explosión en un ducto de la petrolera estatal mexicana Pemex en el centro del país aumentó a 85.
En una conferencia de prensa junto con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el funcionario dijo que otras 58 personas permanecen hospitalizadas por las lesiones.
El desastre ocurrió apenas tres semanas después de que López Obrador lanzara una
ofensiva contra los grupos dedicados al robo de combustible, los cuales realizan peligrosas perforaciones ilegales en los oleoductos a un sorprendente ritmo de 12.581 ocasiones en los primeros 10 meses de 2018, un promedio de 42 tomas al día. Las medidas han derivado en desabasto de combustible en las gasolineras de todo el país debido a los cambios en la distribución, tanto legal como ilegal.
De acuerdo a las autoridades, el ducto dentro y en los alrededores de Tlahuelilpan fue perforado 10 veces en los últimos tres meses.
El Jefe de Estado mexicano prometió este domingo continuar con su lucha contra el robo de combustible, que resulta en una pérdida anual por alrededor de 3.000 millones de dólares. Legalmente, esa gasolina le pertenece al pueblo mexicano, y la paraestatal Petróleos Mexicanos, Pemex, funge como custodio.
Pero desde hace tiempo Pemex ha estado azotada por la corrupción. López Obrador afirmó que la compañía estaba "al servicio de gente sin escrúpulos", secuestrada por "una pandilla de rufianes", refiriéndose a funcionarios corruptos del gobierno y de la empresa.
El Mandatario enfrenta una complicada batalla por combatir una práctica que se ha convertido en un salvavidas económico para las zonas rurales más pobres por donde cruzan los oleoductos, que solo están cubiertos por medio metro de tierra. Los grupos delictivos reclutan a locales que posteriormente obtienen el respaldo de la comunidad mediante regalos o amenazas de violencia.
La región está llena de bodegas y almacenes, y los propietarios de terrenos obtienen ingresos adicionales por la renta o con regalos de combustible.
El Presidente planea realizar un recorrido la próxima semana por varias localidades cercanas a la Ciudad de México en las que el robo de combustible se ha vuelto parte habitual de la economía local. El Mandatario promete empleos y ayuda financiera como una alternativa para las comunidades ubicadas en la ruta de los oleoductos que de alguna manera dependen de los ingresos generados por el robo de gasolina.
"México necesita acabar con la corrupción", comentó el Presidente, asegurando que "no es algo negociable".