SANTIAGO.- Con 195 estaciones y 200,8 kilómetros de longitud, el metro de Ciudad de México es el sistema de transporte subterráneo más grande de Latinoamérica y forma parte de uno de los íconos de la capital mexicana. Sin embargo, en el último tiempo oculta una triste y preocupante historia que ha llamado la atención y que parece sacada de una película de terror: pasajeros que han bajado a sus andenes y nunca más han aparecido.
Según informa el diario El País, con datos de la Procuraduría General de Justicia de la ciudad (PGJ), solo durante 2018 y lo que va de 2019 se realizaron 43 investigaciones por personas que fueron vista por última vez en las dependencias del transporte subterráneo. El 65% de las indagatorias se cerraron con la aparición de estos individuos, pero el 35%, o sea 15 usuarios, no volvieron a ser vistos.
Ellos se suman al listado de 138 pasajeros que desaparecieron en la red de metro capitalino entre 2015 y 2017. En total, entonces, hablamos de 153 personas extraviadas.
El dato no es menor y genera alarma en la población. Así lo comentó Graciela, una mexicana de 30 años que la tarde del pasado 13 de enero volvía a su hogar cuando la rodearon cinco hombres y una mujer en las escaleras de la estación de Chabacano, en el centro de la ciudad, e intentaron llevársela. Ella, sin embargo, forcejeó con los antisociales y logró huir y subirse a un tren.
"Pienso en aquellas personas que no pudieron escapar y que ahora recordamos como un número más en las tablas de la Secretaría de Seguridad Pública", dice.
Graciela afirma que, después de que contó lo que le pasó en redes sociales, muchos se burlaron de ella y no le creyeron. "Lo peor es que te dicen que como hay mucha gente eso no puede ser ahí", sostiene, agregando que está convencida de que se trató de un intento de secuestro, porque "en ningún momento quisieron quitarme el celular o la bolsa, pero sí tuvieron la intención de jalarme".
El metro de la capital mexicana, que mueve a unos 5,5 millones de usuarios al día, cuenta con 3.417 cámaras de la red del Centro de Cómputo del Gobierno de Ciudad de México, pero ninguna de ellas pudo captar lo que ocurrió ese domingo ni lo que pasó con los 153 desaparecidos.
"Las cámaras, desgraciadamente, no cubren todas las estaciones como para que podamos hacer un seguimiento", afirma una vocera de la Procuraduría, quien llama a las personas que hayan sido víctimas de casos como el de Graciela que denuncien para poder investigar más a fondo.
Pero ahí yace otro problema que tiene que ver con el alto grado de corrupción en el país, dice el diario español. Muchos prefieren no denunciar para que sus datos no queden registrados. Eso fue lo que hizo Graciela, quien años atrás, tras denunciar un robo, fue contactada por la familia del asaltante que consiguió sus datos y fue a su casa para pedirle que retirara la acusación.
