SANTIAGO.- Tras pasar cuatro años fuera de su país de origen,
Hakeem al-Araibi esperaba por fin disfrutar su vida con tranquilidad. A sus 25 años el futbolista oriundo de Bahrein estaba recién casado y se aprestaba a viajar a Tailandia, donde realizaría su luna de miel, dejando de lado las negativas experiencias en su nación de origen. Todo en aparente tranquilidad.
Pero los problemas que vivió en su pasado volvieron a atormentarlo. En su llegada a suelo tailandés se activaron las alarmas en el aeropuerto de Bangkok, ya que se activó una alerta de la Interpol que centraba su atención en el jugador, por un presunto delito terrorista que habría cometido años atrás.
De ahí en adelante comenzó un periodo de 70 días donde estuvo detenido, noticia que traspasó las fronteras del mundo deportivo para llegar la esfera política.
En busca de una nueva vida
La llegada de Al-Araibi al fútbol australiano no se debió a un traspaso millonario o un trabajo de scouting entre algún equipo de la liga local y su club de origen, Al-Shabab de Bahrein, sino que tiene un trasfondo político que se remonta a 2014.
Ese año, el futbolista fue condenado a 10 años de prisión porque, presuntamente, participó en la destrucción de una estación policial. Según relató el deportista, cuando estaba en su cumpleaños 19, fue atacado por miembros de la seguridad por su intervención en este hecho, debido a que su hermano Emad -quien sí ha tenido una participación política activa en las protestas de la Primera Árabe en 2011- habría dicho que Hakeem estuvo presente.
10años fue la condena que se le interpuso a al-Araibi
A pesar de que el jugador aseguraba que estaba en medio de un partido cuando pasó este suceso, él decidió, tras conocer la sentencia, marcharse de su país, pasando por Irán, Malasia y finalmente Australia, donde consiguió el asilo como refugiado en 2017. No lo dudó, ya que al ser detenido por 45 días la primera vez, Al-Araibi acusó que los oficiales pasaban "tres horas" al día golpeándolo.
Pero no fue un proceso simple, ya que para abandonar su nación, debió aprovechar un permiso para viajar con su selección -ya que estaba con libertad bajo fianza-, tras ser convocado para un torneo asiático. Lo que resultó en un éxito para él, ya que logró escaparse de la concentración para recalar en la gigante isla oceánica.
De ahí en adelante logró asentarse en Melbourne, donde ha jugado principalmente, y en donde mantiene activa su carrera como semiprofesional en el Pascoe Vale FC, donde es compañero del chileno Gonzalo Abascal.
Torturado, peligro de extradición y vuelta a "casa"
Los organismos internacionales reaccionaron ante su detención y, según varios de ellos, como Human Rights Watch, aseguraron que Al-Araibi estaba siendo objeto de una persecución política y que Tailandia planeaba "devolverlo por la fuerza a Bahrein, donde podría enfrentar tortura o algo peor", dijo la directora Minki Worden.
De hecho, ante los intentos de su país de origen de conseguir la extradición, el futbolista ha sido enfático en señalar que no quiere volver.
"¡No me envíen a Bahrein!" se le escuchó gritar ante la corte el pasado 1 de febrero, cuando la fiscalía tailandesa presentó la demanda.
"¡No me envíen a Bahréin!"
Hakeem al-Araibi, jugador bareiní arrestado
"Sé lo que me va a pasar y sé que seré torturado para confesar cosas que nunca he hecho", dijo en su cuenta de Facebook en diciembre del año pasado.
Ante las exigencias de Bahrein para que Al-Araibi vuelva y cumpla con su condena, las autoridades australianas se esmeraron para evitar este hecho. Por ejemplo, la ministra de RR.EE., Marise Payne, instó a Tailandia a liberar al jugador, lo que fue calificado por las autoridades bareiníes como una "injerencia externa".
De todos modos, pareciera ser que su calvario llegó a su fin, ya que tras su liberación -que ocurrió a mediados de febrero luego de que se anulara el pedido de extradición- y vuelta a suelo australiano, donde se le ha visto entrenando con su club y alzando la voz para boicotear el Gran Premio de la Formula 1 que se hará en Bahrein, confirmó que adquirirá la nacionalidad australiana.
"Hice los exámenes y los he pasado, soy al 90% australiano. Me queda una etapa y tendré la nacionalidad", señaló este jueves Al-Araibi, buscando alcanzar, de una vez por todas, tranquilidad.