SANTIAGO.- Desde el 23 de enero pasado, la vida de Fabiana Rosales Guerrero cambió de forma radical. Ese día su esposo, el político opositor venezolano Juan Guaidó (35), juró ante una multitud como Presidente interino del país. Ella, a sus 26 años, se convirtió así en la "primera dama encargada" de Venezuela.
De un día para otro, la joven periodista se transformó en uno de los rostros más visibles de la lucha contra el Presidente Nicolás Maduro y quien, ante la posible imposibilidad de viajar de su marido, recorrerá algunos países en busca de posicionar a la oposición en el ámbito internacional.
En ese contexto es que llegó este martes a Chile. La política visitará Santiago por cuatro días, en los que participará de varios encuentros, entre ellos con la Primera Dama, Cecilia Morel, y con la comunidad venezolana en el país.
Enamorada de la política
Oriunda del estado de Mérida, Rosales tuvo desde pequeña interés en las comunicaciones y el activismo social. Ello, precisamente, la llevaría luego a estudiar periodismo y comunicación social en la Universidad Rafael Belloso Chabín de la ciudad de Maracaibo.
Seis meses antes de titularse, en 2013, vivió uno de los golpes más duros de su vida: su padre falleció internado en un centro hospitalario, producto de la falta de insumos y medicamentos.
"Mi papá murió porque no había como atenderlo. No había insumos y tampoco ambulancia para trasladarlo a la ciudad. Mi familia sufrió ese momento y esos días fueron duros porque no pude ni despedirme, la vida me lo quitó. Sin embargo, ese dolor traté de transformarlo para seguir adelante", relató en entrevista con el diario venezolano El Nacional, en febrero.
Este hecho la motivaría a profundizar su atracción por la política y a dedicarse de lleno a trabajar por Voluntad Nacional, partido en el que milita desde los 18 años y donde conoció a Guaidó. Fue entonces que se convirtió en activista por los derechos humanos.
"Hace 8 años, decidí pasar de la indignación a la acción. Formo parte de un partido político, porque tenía la necesidad de ser parte del cambio en Venezuela", publicó en diciembre en su cuenta de Instagram, donde cosecha ya más de 570 mil seguidores.
Tras graduarse, ayudó a su hermano Golfredo Morett en su campaña como concejal por Mérida - que finalmente ganaría - y participó de la campaña por la liberación de Leopoldo López, dirigente de Voluntad Popular detenido en 2014. Durante esta época forjó una cercana amistad con la esposa de López y líder opositora, Lilian Tintori.
Luego se trasladó a vivir a Caracas junto a Guaidó, con quien se casaría y tendría una hija que en mayo próximo cumplirá dos años. En la capital,
trabajó en un canal de televisión y en la Asamblea Nacional. Entonces, su figura como dirigente partidaria por los derechos humanos estaba en ascenso, sin embargo,
renunció a dicha oportunidad con el fin de impulsar la carrera de su esposo.
"Poco a poco me fui enamorando de la política. Llegó un momento en el que pude salir a la palestra, pero yo quería acompañar a Juan y estar a su lado. Me siento satisfecha cada vez que tenemos un triunfo político, sabemos que es una victoria de nuestra familia, como también lo fueron las derrotas", afirmó a El Nacional.
Rostro de la oposición
El 5 de enero recién pasado, la vida de Rosales comenzó a tomar un vuelco. Había llegado el momento de que asumiera un nuevo presidente del Parlamento en Venezuela y, en base a la alternancia que suelen practicar los partidos, era el turno de Voluntad Popular de ocupar el cargo. Guaidó tomó la posta y asumió sus funciones casi por accidente, ante los problemas legales que afectaban a los principales líderes.
Tan solo una semana después dio un fuerte discurso en contra de la nueva investidura de Maduro como Presidente. Fue detenido por agentes de seguridad el 13 de enero y, aunque fue solo por algunas horas, el nombre del líder opositor dio la vuelta al mundo. Diez días después juró como Presidente encargado. "Durante mucho tiempo estuvimos en la política, pero nunca habíamos estado en el frente. Desde el 23 de enero todo cambió. El mundo empezó a conocernos", explicó en entrevista con Univisión.
Desde entonces, Rosales adquirió un rol protagónico en la lucha encabezada por su esposo. Rápidamente se convirtió en la voz femenina de la oposición que pretendía llegar a todas las mujeres venezolanas, pero por sobre todo a las esposas, madres e hijas de aquellos militares que siguen leales al Ejecutivo chavista.
"Le hablé con el corazón a la familia militar y estoy segura de que ese mensaje les llegó. Traté de llegarle a la madre o hermana de ese militar, para hacerle saber que las comprendo porque debe ser difícil ver a tu familiar que está reprimiendo, mientras que abres la nevera de tu casa y no hay comida", aseveró a El Nacional.
En su nuevo rol, impulsó un programa de alimentación diaria para niños y ha estado junto a su marido en casi todos los actos públicos que éste ha presidido en los últimos meses. También viajó con él a la ciudad colombiana de Cúcuta el día del concierto a beneficio "Venezuela Aid" e incluso lo acompañó en su gira por diversos países de la región tales como Brasil, Paraguay o Argentina.
Esta vez, Rosales viaja sola. Esta mañana llegó a Chile para participar del "Foro por la Democracia" y, según expresó, espera poder lograr reunirse con el Presidente Sebastián Piñera, a quien conoció en el marco del fallido intento de ingreso de ayuda humanitaria. Luego viajará a Perú y también a Estados Unidos, para continuar con aquella labor que ha cambiado su vida: la de "Primera dama encargada" de Venezuela.