SANTIAGO.- "
Unasur fracasó por exceso de ideologismo y burocracia". Con esas palabras, el Presidente
Sebastián Piñera sentenció la muerte de la
Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), organismo internacional creado a principios de siglo que hoy enfrenta un durísimo momento cargado de cuestionamientos y renuncias de sus miembros.
Al día de hoy, sólo Uruguay, Guyana, Bolivia, Surinam y Venezuela permanecen en la organización que, ahora, ni siquiera tiene una sede física luego de que Ecuador anunciara la apropiación de ésta. A esto se suman los cuestionamientos por su postura ideológica y sus problemas financieros, al tener menos integrantes que puedan aportar.
Y así como Unasur camina por una espiral descendente, los países que alguna vez lo formaron ahora buscan una nueva alternativa, lo que se materializará con
Prosur, iniciativa propiciada principalmente por los gobiernos de centroderecha de la región y
cuya primera reunión se celebrará este viernes en Santiago. Según Piñera, se trata de "un foro sin ideología ni burocracia, para que todos los países democráticos de América del Sur podamos dialogar, coordinarnos, colaborar y hacer escuchar nuestra voz".
No obstante, quienes aún promueven Unasur se oponen a decretar su muerte. "Es un momento no muy fácil para el tema de los organismos internacionales en la región, hay dificultades, sin embargo, Unasur está plenamente vigente", dijo el canciller boliviano Diego Pary, en alusión a las salidas de Chile, Ecuador, Argentina, Perú, Brasil, Colombia y Paraguay.
Vigente o no, Unasur tuvo una etapa de esplendor que ahora ya no existe, y las razones para entender eso son variadas.
La caída
Un concepto frecuente a la hora de hacer un diagnóstico sobre la situación de Unasur es el de "exceso de ideología", que generó una división entre los gobiernos de izquierda y los de derecha. Para la analista internacional y académica de la Usach Lucía Dammert, la agrupación "perduró por un tiempo bastante significativo en distintos países de Sudamérica para fortalecer una mirada más bien subregional", pero de a poco fue decayendo.
En conversación con
Emol, la especialista recalcó que "uno de los problemas principales de esta iniciativa es que
tenía un componente ideológico evidente y eso es muy debilitante para una institución a largo plazo", y advierte que
"lo mismo que podría pasar con Prosur".
"La mirada común de los países sudamericanos a partir de las declaraciones de Bolívar de unidad es una idea que podemos decir que está mucho más vinculada a la centroizquierda que a la centroderecha, entonces en términos estructurales fundamentales (Unasur) no es una organización que nació como una organización aséptica, sino que desde su origen reconoce ciertos fundamentos conceptuales y teóricos que están mucho más vinculados" a la izquierda, agregó.
Asimismo, enfatizó que también "habían estructuras institucionales de Unasur que lo hacían aún más débil". Pone como ejemplo el que "todas las decisiones se tenían que tomar por unanimidad", lo que dificultaba la elección de un secretario general "dado que evidentemente con el elemento desestabilizador de Venezuela, la polarización de los países fue demasiado fuerte como para poder lograr un acuerdo".
"Uno de los problemas principales de esta iniciativa es que tenía un componente ideológico evidente y eso es muy debilitante para una institución a largo plazo"
Lucía Dammert
"Esto, asume Dammert, generó un "cierto estado de estancamiento" que propició la salida de países de Unasur y mermó la "capacidad para que sus estructuras funcionen" debido a la falta de financiamiento. "Yo creo que esa misma situación de que Unasur salga a buscar recursos compitiendo con la OEA o con otros organismos, genera inestabilidad", añadió.
En esa línea, en conversación con Tele13 Radio, el ex canciller Juan Gabriel Valdés aseguró que Unasur fracasó "porque el señor (Nicolás) Maduro y Evo Morales impidieron durante años la elección de un secretario general porque no les gustaba, no tenían capacidad para imponer el propio".
"Después de la salida de Ernesto Samper, los países buscaron un reemplazante, pero Unasur tenía una pésima norma, que es la norma de la unanimidad. Si no había acuerdo total, no había nada y Bolivia y Venezuela sabotearon la elección de un secretario general y Unasur quedó descabezado y en un cuadro de total parálisis", agregó Valdés, quien de todos modos criticó la celebración del foro de Prosur y lo considera una decisión "improvisada".
Sentido de unidad
No obstante, tanto Dammert como Valdés destacan aspectos positivos de Unasur. Para el ex canciller, "durante un tiempo Unasur funcionó perfectamente. Siento que funcionó cuando debió funcionar. Fue operativa y fue no operativa porque los organismos internacionales son así. Es culpa de los países, no de las organizaciones".
"Durante un tiempo Unasur funcionó perfectamente. Siento que funcionó cuando debió funcionar. Fue operativa y fue no operativa porque los organismos internacionales son así. Es culpa de los países, no de las organizaciones"
Juan Gabriel Valdés
Así, resaltó que "en Europa y en otras partes
Unasur fue celebrado como una gran iniciativa que por una vez le daba a los países de América del Sur una voz propia y que les permitía participar en las decisiones internacionales. Por lo tanto, que ahora se le comunique al mundo que se acabó esto y organizamos otra cosa en tres semanas, es una cosa poco creíble, sobre todo cuando todos los países son de la misma impresión ideológica, entonces se ve más bien una opción ideológica más que como una opción internacional válida".
Para Lucía Dammert, en tanto, "me parece que Unasur buscaba además tratar de avanzar hacia una mirada más común, me parece que en esa mirada se hicieron un montón de cosas en términos culturales, intercambios en algunas áreas, discusiones políticas interesantes, y desde ese punto es altamente rescatable una cosa que antes de Unasur no estaba tan evidente y era la necesidad de los latinoamericanos para los latinoamericanos".
"Hoy día nadie va a negar que el sueño de Bolívar es una cosa que nos compete;
la necesidad de juntarnos como región. No olvidar que esto antes era caos, un tratado de libre comercio y vamos avanzando. Entonces en ese sentido creo que sí se instala una mirada y Prosur es una demostración de eso, que necesitamos tener espacios comunes que no sean sólo económicos, sino que también políticos", agrega.
No obstante, insiste en que "los organismos internacionales no están para ese debate ideológico, al menos este tipo de organizaciones internacionales", por lo que "en ese sentido, Prosur se equivoca".