El Gobierno francés se mostró satisfecho de haber evitado ayer sábado "desbordamientos" en la décimo novena jornada de protestas de los "chalecos amarillos" como los que se produjeron hace una semana en los Campos Elíseos de París, y que tanto afectaron a su propia imagen y a la del país.
"Hoy (ayer) se han aplicado bien las consignas correctas y los resultados ahí están", subrayó el ministro francés del Interior, Christophe Castaner, en una declaración ante los medios desde la sede de su departamento.
Una forma de señalar que se habían corregido los errores en la estrategia de mantenimiento del orden público a la que el Ejecutivo atribuyó que las cosas se le hubieran escapado del control el pasado día 16, cuando cientos de alborotadores causaron destrozos en decenas de establecimientos de la avenida de los Campos Elíseos.
Castaner dijo que 40.500 "chalecos amarillos" se manifestaron en toda Francia, 5.000 de ellos en París.
Es una cifra superior a los 32.000 del sábado pasado, siempre según su Ministerio.
Y está muy por debajo de los al menos 127.212 que contabilizó hoy el movimiento de los "chalecos amarillos", que presenta sus propios números en una cuenta de Twitter.
El ministro señaló que en todo el país hubo 233 detenciones y otras 107 personas fueron multadas por concentrarse en zonas de una quincena de ciudades en las que se habían prohibido las manifestaciones para impedir que se reprodujeran escenarios como los del saqueo y pillaje de los Campos Elíseos. Además, hubo 8.645 controles preventivos.
Insistió en que las manifestaciones para las que se había solicitado permiso, se desarrollaron mayormente en calma "y las muy numerosas tentativas de violencia y de pillajes han podido prevenirse, atajarse".
Para conseguirlo, se habían movilizado 65.000 policías y gendarmes. Un agente del dispositivo sufrió un paro cardíaco en la plaza de la República de París y tuvo que ser evacuado en estado muy grave.
