Pocas veces el
Papa Francisco habla en exclusiva con un medio de comunicación. Usualmente, cuando conversa con los reporteros, lo hace a través de puntos de prensa, y es por eso que llamó tanto la atención la entrevista que concedió al programa "Salvados", de la cadena de televisión española La Sexta, donde entregó una serie de declaraciones que han sido muy comentadas.
En el diálogo, difundido el domingo, al Pontífice argentino se le consultó por su compatriota Lionel Messi y el carácter de "Dios" que le dan los hinchas del Barcelona, club donde el futbolista brilla desde hace ya varios años.
"Usted que los conoce a los dos, ¿es un sacrilegio decir que Messi es dios?", le preguntaron a Francisco, quien respondió: "
En teoría, es un sacrilegio. No se puede decir eso. Yo no lo creo. ¿Tú lo crees?".
"No puedes hacerlo. La gente podría llamarlo Dios, tal como podrían decir 'te adoro', pero solo Dios puede ser adorado", agregó el Papa, declarado fanático del fútbol e hincha de San Lorenzo de Almagro.
En este sentido, añadió que "decir 'es un dios con la pelota en la cancha' son modos populares de expresarse. Da gusto verlo, pero no es Dios".
Advierte del "amor a la caca"
El Papa Francisco también aprovechó la entrevista para criticar a los medios de comunicación y su "amor a la cosa sucia", incluyéndolo como uno de los cuatro pecados a evitar por parte de los periodistas.
Al ser interrogado por las "guerras olvidadas" que provocan las migraciones, habló de los rohingyas, la minoría musulmana que huyó de la represión militar en Birmania, calificada de genocidio por los investigadores de Naciones Unidas. "Hoy casi nadie habla de eso (...) Esa es una manera de hacer periodismo que no es justo", lamentó.
Es así como, para él, los periodistas deben evitar cuatro "pecados": l
a desinformación, la calumnia, la difamación y la coprofilia.
El Pontífice definió este último como "literalmente, el amor a la caca, amor a la cosa sucia, a los escándalos", explicó sin dar ejemplos concretos.
Por otro lado, también reconoció haberse equivocado cuando dijo que "invitar a hablar a una mujer no es entrar en la modalidad de un feminismo eclesiástico, porque a fin de cuentas todo feminismo termina siendo un machismo con faldas".
"Fue una frase dicha en un momento de mucha intensidad cuando estaba escuchando el testimonio de una mujer que iba en la línea que yo quería y me fui al feminismo un poco más de protesta", expresó el domingo.
En esa línea, además, reconoció que la mujer no está bien representada en la Iglesia, pero precisó que "no basta" sólo con darle funciones para promover su figura.
"Lo que no hemos logrado todavía es
darnos cuenta de que la figura de la mujer va más allá de la funcionalidad: la Iglesia no puede ser Iglesia sin la mujer porque la Iglesia es mujer, es femenina, es la Iglesia, no el Iglesia", enfatizó.
"Todos estamos al servicio pero parece que a las mujeres, además del servicio, les está reservada la servidumbre, y eso no esta bien, es triste", agregó.