La embajada de Estados Unidos en Colombo advirtió que "grupos terroristas" continúan preparando ataques en Sri Lanka después de una serie de explosiones en cadena durante el Domingo de Resurrección en iglesias y hoteles, donde según el último balance de víctimas hoy causaron 290 muertos y 500 heridos.
"Los grupos terroristas continúan tramando posibles ataques en Sri Lanka. Los terroristas podrían atacar con poca o ninguna advertencia (...) áreas públicas", indicó el Departamento de Estado a través de la sede diplomática estadounidense en el país insular.
La embajada estadounidense señala como
posibles objetivos de estos ataques espacios turísticos, centros de transporte, mercados, centros comerciales, instalaciones del gobierno, hoteles, clubes, restaurantes, lugares de culto, parques, eventos deportivos y culturales importantes, instituciones educativas, y aeropuertos.
Sri Lanka vivió uno de los peores atentados de su historia el domingo cuando se produjeron seis explosiones de forma simultánea hacia las 08:45 hora local (22:45 horas de Chile del sábado) en tres hoteles de lujo en Colombo y también en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y la tercera en la oriental ciudad de Batticaloa.
Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a unos cien metros del zoo de Dehiwala, a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial en Dematagoda, también en Colombo.
Ningún grupo se ha adjudicado la responsabilidad de estos ataques que coincidieron con las celebraciones del Domingo de Resurrección de la comunidad cristiana.
Al menos 32 extranjeros, incluidos varios estadounidenses, se encuentran entre los fallecidos por los atentados de este domingo y 30 más están hospitalizados.
En Sri Lanka la población cristiana representa el 7,4%, mientras que los budistas son el 70,2%, los hinduistas el 12,6% y los musulmanes el 9,7%, según datos del censo de 2011.
Sin embargo, atentados de esta magnitud no habían tenido lugar en el país desde la guerra civil entre la guerrilla tamil y el Gobierno, un conflicto que duró 26 años y finalizó en 2009, y que dejó, según datos de la ONU, más de 40.000 civiles muertos.