Un movimiento cívico que comenzó como un mensaje en las redes sociales -"#NoALaReelección"- logró calar en un electorado harto de escándalos por el manejo discrecional de los fondos en el Parlamento, y una encuesta arrojó que el 77,6% de los votantes no reelegiría al diputado de su circuito.
El fuego se avivó luego de que a última hora la Contraloría reveló auditorías que demuestran al menos el uso irregular de los fondos parlamentarios, con nóminas de trabajadores llenas de familiares de los diputados, en un escándalo que involucra a todos los partidos.
La campaña "No a la reelección" ha logrado además quitar protagonismo a los aspirantes presidenciales, en un hecho inédito en la joven democracia de Panamá.
Los 2,7 millones de votantes llamados a las urnas llegan a la jornada de reflexión y ley seca -que no aplica a turistas en hoteles- casi por inercia, por lo insípida de una campaña sin prácticamente signos externos y limitada a 60 días, por una nueva legislación electoral, algo de lo que algunos diputados que aprobaron esas reformas se arrepienten en privado.
A eso se suman las propuestas prácticamente homogéneas de los candidatos presidenciales con total coincidencia sobre la necesidad de reformas constitucionales y medidas urgentes para relanzar la economía.
Entre los matices grises de la campaña surgieron las aspiraciones a alcalde de Panamá y a diputado del Parlamento del ex presidente Ricardo Martinelli (2009-2014), sometido a un juicio por malversación y espionaje político, candidaturas que finalmente fueron anuladas por el Tribunal Electoral en respuesta a una impugnación.
Esa decisión agitó el ambiente electoral con denuncias de "persecución política" para sacar de carrera al polémico ex jefe de Estado.
Los analistas están seguros de que los encuestados no dicen siempre la verdad y hay un "voto oculto" que rondaría el 30% del electorado, que puede cargar la balanza hacia quien lo logre atraer. Podría ser el caso del independiente Ricardo Lombana, que se ha transformado en un fenómeno: casi sin recursos, ha logrado movilizar masas en el interior del país.
La percepción panameña indica que la alternancia en el poder entre partido de gobierno y oposición debe producirse, respaldado por las encuestas. No obstante, la incógnita de la participación del electorado joven, que corresponde al 30% del padrón, se nota más por redes sociales y es imposible pronosticar si se convertirá en votos o en abstención como ha sido antes, porque se nota mayor activismo, sobre todo en favor de los independientes, en un país donde la elección es por mayoría relativa.
El tribunal electoral se ha reforzado con un equipo contra ataques informáticos de alto nivel y ha hecho alianzas con las empresas globales de redes sociales para contener ciberataques y denunciar las noticias falsas.