Ya es un hecho. El Presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, disolvió oficialmente el gobierno del Canciller, Sebastian Kurz, a un día de que el Parlamento decidiera retirarle su confianza. Con la medida del Mandatario culminan dos semanas agitadas que comenzaron con la difusión de un video y la explosión de la peor crisis institucional que ha vivido el país en su historia reciente.
En reemplazo de Kurz asumió Hartwig Löger, hasta ahora ministro de Finanzas, aunque su etapa como Canciller interino solo durará algunos días, hasta que se forme un nuevo Ejecutivo.
Sin embargo, la de Kurz es la primera moción de censura que prospera en Austria desde la Segunda Guerra Mundial, por lo que, aunque Van der Bellen llamó a la calma y aseguró que todos los pasos a seguir están consignados en la Constitución, el país se ha sumergido en un mar de incertidumbre respecto a lo que puede venir desde ahora.
Una semana, el peor escándalo
La cadena de acontecimientos comenzó la tarde del viernes 17 de mayo, cuando los medios alemanes Der Spiegel y Süddeutsche Zeitung publicaron en sus páginas web un video grabado en 2017 y en el que aparece el líder del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ), Heinz Christian Strache, en el marco de una reunión con la supuesta sobrina de un oligarca ruso en la isla española de Ibiza.
En las imágenes, quien se convertiría posteriormente en vicecanciller, ofrecía su influencia para la concesión de contratos públicos a cambio de financiamiento electoral para su partido. Strache afirmó que fue víctima de un plan armado para sacarlo del Ejecutivo y atribuyó sus palabras al consumo excesivo de alcohol. Finalmente se vio obligado a dimitir.
Pero el denominado "Ibizagate" no quedó allí y también llevó al Partido Popular (ÖVP) de Kurz a romper su coalición gubernamental con el FPÖ y el Canciller anunció una convocatoria a elecciones generales adelantadas.
Ante dicho escenario, este lunes, el FPÖ y la oposición socialdemócrata acusaron a Kurz de tratar de consolidarse en el poder aprovechando de convocar a unas nuevas elecciones favorecido por las encuestas. Ambos partidos resolvieron votar a favor de una moción de censura y quitarle su confianza. De este modo, Kurz y los miembros de su Gobierno fueron destituidos.
Lo que viene
Tras su fin este martes, el Canciller federal más joven de la UE se convirtió también en el más breve de la historia moderna de Austria con 525 días en el poder. Aunque su gabinete continuará por algunos días más. Tras disolver el Gobierno, Van der Bellen les ordenó a todos los ministros del actual Ejecutivo permanecer en sus puestos y a Löger gobernar.
Así, el 'número dos' del Gobierno saliente juró hoy como principal responsable político del país y luego viajó a Bruselas para participar de las negociaciones para el reparto de altos cargos de la UE, tras las recientes elecciones. Kurz no estuvo presente en la ceremonia celebrada en el antiguo Palacio Real de Viena.
Pero mientras él se encuentre en los Países Bajos, Van der Bellen se abocará a la búsqueda de un nuevo canciller que forme un gobierno de transición, hasta que Austria concurra a las urnas de forma prematura en septiembre, tal como se había fijado.
Ayer, el Presidente sugirió que
un gobierno técnico será el que suceda a Löger y que éste estará compuesto por profesionales que actuarán con "inmediatez, pero también con diligencia". Según adelantó, tiene previsto designar al nuevo Ejecutivo
la semana próxima, luego de mantener conversaciones con todos los partidos en busca de candidatos.
En ese contexto, aseguró que espera contar con un "amplio apoyo" en el Parlamento e instó a los partidos a asumir su responsabilidad. "Creo que la situación actual demuestra la importancia de las conversaciones", aseveró.
Pese a todo, tras la aprobación de la moción de censura, Kurz aseveró que no estará ausente del gobierno por mucho tiempo. El conservador de 32 años es por lejos el político más popular del país y su formación la con mayor respaldo electoral. Así lo demostraron los comicios europeos de este domingo, en el que los populares austriacos ganaron con un contundente 35% de los votos, once puntos más que los socialdemócratas y el doble de sus hasta ahora socios nacionalistas del FPÖ.
Envalentonado por estos resultados en las urnas, que terminaron siendo un termómetro político tras el "Ibizagate", Kurz auguró que su partido resultará fortalecido en la elección nacional de los próximos meses. "Pueden destituirnos, pero no pueden parar los cambios que hemos comenzado", dijo el jefe de los populares, rodeado de una multitud de simpatizantes en Viena.
"Hoy ha decidido el Parlamento, pero finalmente el pueblo decidirá en septiembre, y eso me complace", proclamó. Ahora, queda por ver cómo tomará el electorado austriaco su salida del poder y la maniobra impulsada por socialdemócratas y ultranacionalistas.