El estrecho de Ormuz es la boca más estrecha del Golfo Pérsico. Se encuentra entre las aguas territoriales de Irán y Omán, llegando a un ancho de apenas 33 kilómetros en su punto más estrecho. El espacio para el transporte marítimo en ambos sentidos es de sólo 3 km. El estrecho fluye hacia el Golfo de Omán, desde donde las embarcaciones pueden viajar hacia el resto del mundo. El estrecho es visto como una ruta de tránsito internacional.
Dos embarcaciones petroleras cerca del estrecho de Ormuz sufrieron posibles ataques durante el jueves. En total, 44 tripulantes fueron evacuados desde las naves y recibieron la asistencia de la Marina de EE.UU., en medio de crecientes tensiones entre los norteamericanos e Irán.
El incidente ocurre luego que EE.UU. acusara a los iraníes de usar minas para atacar a otros cuatro barcos petroleros, cerca del puerto emiratí de Fuyaira, durante el mes pasado. Irán ha negado estar involucrado. En tanto, rebeldes locales aliados con los iraníes en Yemen han incrementado sus ataques con drones y misiles sobre Arabia Saudita, que ha estado en guerra con los yemeníes desde 2015.
Un tercio de todo el petróleo comercializado por vía marítima, que significa un 20% de todo el petróleo comercializado alrededor del mundo, pasa por este estrecho.
Los principales productores de energía de la OPEC, que son Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidas y Kuwait, usan esta vía para exportar petróleo a otros países, principalmente Asia, con importantes destinos como China, Japón, India y Corea del Sur. El estrecho también se utiliza para exportar gas a varios puntos del planeta desde Qatar, el mayor productor de gas natural licuado en el mundo.
Cualquier interrupción del tránsito normal por el pasaje de Ormuz, tiene un efecto en los mercados globales de energía, elevando el precio del crudo. Eso posteriormente se materializa en alza de precios para los consumidores de gasolina y otros productos relacionados con el petróleo.
El precio de referencia estadounidense e internacional del crudo se elevó un 3% durante el jueves. Eso significa un incremento diario relativamente alto, pero también se produce en el contexto de una caída sostenida de precios que estaba ocurriendo.
El precio del petróleo Brent llegó a 62,17 dólares por barril, un 3,7% de aumento para el día, pero aún bajo los 74 dólares que exhibía en abril. Los precios han estado bajando ante la expectativa de que la economía global se desacelere, usando por tanto menos energía. Analistas dicen que las tensiones en la región del Golfo podrían empujar nuevamente los precios en el largo plazo, si es que estas se prolongan y significan una amenaza al flujo normal de suministros.
La forma en que los gobiernos de Estados Unidos e Irán reaccionen ante estos eventos será la clave. Washington recientemente se ha movilizado más fuerzas militares hacia la región, que ya acoge a la Quinta Flota de EE.UU. en Bahréin y los cuarteles centrales del Comando Central en la Base Aérea de Al-Udeid en Qatar.
Irán se puso el 7 de julio como el plazo final para que Europa decida los nuevos términos de un acuerdo nuclear entre los iraníes y los principales poderes mundiales. La negociación comenzó a desarrollarse luego que la administración de Trump unilateralmente se retirara del acuerdo, firmado durante la era Obama, y reimpusiera las sanciones que apuntan a herir la economía de Irán, ejerciendo presión para que cambie su política regional. Irán, por su parte, ha amenazado que podría reanudar el enriquecimiento de uranio en niveles más altos.