Una treintena de fieles protegidos con cascos acudirán este sábado a la catedral parisina de Notre Dame, en la primera misa que se celebrará dos meses después del incendio que devastó gran parte del templo.
La misa comenzará a las 18:00 horas locales en una capilla anexa a la nave central y la asistencia quedará limitada bajo estrictas medidas de protección, dentro de un esfuerzo de las autoridades eclesiásticas por retornar a la normalidad lo antes posible.
"A mí me parece
un evento simbólico muy bonito", declaró el ministro de Cultura,
Franck Riester, a la emisora Europe 1. "Va a acudir un muy reducido número de personas y
hay que comprender que todavía hay riesgos importantes para la seguridad", añadió.
Horas antes, y para la televisión France 2, Riester reconoció que la catedral todavía se encontraba en un estado "frágil", en especial la bóveda. "Todavía no está completamente asegurada y puede colapsar", destacó.
El servicio de este sábado estará oficiado por el arzobispo de París, Michel Aupetit.