"Una relación como la nuestra, fundada en tan grandes fortalezas e intereses comunes, garantizará que nuestras naciones prosperen, ahora y en el futuro, cualesquiera que sean los desafíos que surjan". Con estas palabras, la Reina Isabel II de Inglaterra brindó en honor al Rey español Felipe VI y enfatizó en las estrechas relaciones entre ambos países y sus coronas.
Era julio de 2017 y la monarca británica selló, con una cena de gala en el Palacio de Buckingham, la primera vez en 31 años que un Rey de España realizaba una visita de Estado a Reino Unido. El padre de Felipe VI, Juan Carlos, lo había hecho en 1986 y previo a él, Alfonso XIII, 81 años antes.
Durante su visita, Felipe de Borbón fue distinguido como caballero de la Orden de la Jarretera. Sin embargo, la distinción se concretó recién este lunes, cuando con un desfile y una pomposa ceremonia en la capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor, a 34 kilómetros al oeste de Londres, el español fue investido como tal.
Aunque tardó dos años, la máxima condecoración que puede entregar la realeza británica
llega cargada de significado y para reforzar una amistad que se remonta a ocho siglos atrás, pero que se ha visto afectada por históricos conflictos políticos entre los dos países europeos.
Más que amigos, familia
Las relaciones entre las coronas española y británica se remontan a cientos de años, incluso antes de que la dinastía Borbón se estableciera en España y la Hannover en Reino Unido. Todos ellos tienen un antepasado común, que es la Reina Victoria de Inglaterra, considerada la "abuela de Europa".
"Los cuatro somos tataranietos de la Reina Victoria", recordó hace un tiempo Isabel II, aludiendo a los lazos parentales que la unen a ella y a su esposo, el duque Felipe de Edimburgo, con los en ese momento reyes de España, Juan Carlos I y su esposa Sofía, princesa de Grecia y Dinamarca.
Sus lazos se han reforzado debido a diversos enlaces matrimoniales durante los últimos 200 años: a lo largo de la historia, cuatro infantas españolas contrajeron matrimonio con cuatro reyes británicos, y otras cuatro princesas inglesas se casaron con monarcas españoles.
No son solo amigos, son familiares, por lo que aunque a niveles políticos sus relaciones pueden parecer distantes, lo cierto es que suelen pasar juntos sucesos como cumpleaños, aniversarios, funerales o incluso una que otra salida de vacaciones. Un ejemplo son las invitaciones de los entonces reyes Juan Carlos y Sofía de España a Carlos de Gales y su entonces esposa, Diana, al palacio de Marivent, en Mallorca. Las dos parejas, sumados a un adolescente Felipe y unos pequeños William y Harry, pasaron distendidos días de verano a mediados de los ochenta.
Carlos volvió varias veces a España en visita oficial, pero la más relevante ocurrió en 2011, junto a su segunda esposa Camilla. Ese mismo año, Sofía viajó junto a la pareja heredera, Felipe y Letizia, a Londres para asistir a la boda del príncipe William con Kate Middleton.
Divididos por la política
Sin embargo, la historia política y algunos conflictos han interferido en estas cercanas relaciones más de una vez. El principal causante ha sido uno: Gibraltar. El peñón cedido a Reino Unido en 1713, pero cuya soberanía es reclamada hasta hoy por España, ha sido la protagonista de las diferencias de las últimas décadas entre las dos dinastías.
El propio Juan Carlos dejó en evidencia el nivel de discordia que este espinoso tema genera entre ambas corona en una entrevista concedida en 1978 a la revista alemana Welt am Sonntag y que fue recogida por el libro "Juan Carlos, el Rey de un pueblo", de Paul Preston.
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Por motivos patrióticos estaba predispuesto contra Inglaterra y me negué a aprender el idioma. Mi padre me hacía reproches, mi abuela también y mis maestros me reñían. Almorzamos con la Reina de Inglaterra y mi padre dijo a Isabel II: 'Siéntate junto a él, para que se avergüence de no poder responder a tus preguntas'. Y así ocurrió.
Yo estaba profundamente avergonzado de solo poder hablar francés con la Reina. Comprendí que el patriotismo tiene que manifestarse en otras cosas y que estaba obligado a aprender inglés por mucha rabia que me diera entonces", afirmó.
Uno de los mayores desencuentros se produciría en julio de 1981. Los monarcas españoles, Juan Carlos y Sofía, cancelaron su asistencia al matrimonio de Carlos y Diana, la boda real más mediática del siglo XX, debido a que uno de los destinos de la luna de miel sería precisamente Gibraltar. El Gobierno español consideró el hecho como "inoportuno" y "negativo" para las relaciones bilaterales y, finalmente, la discordia terminó pesando en la decisión de los reyes.
Cinco años después, vino la visita de Estado de Juan Carlos a Reino Unido. Habían pasado ocho décadas desde la última vez que un rey español visitaba suelo británico bajo ese rol y Gibraltar fue tema protagónico. "Debemos hacer todo lo posible para superar nuestras diferencias", dijo el hoy monarca emérito en alusión al peñón. "La amistad de nuestros dos países se halla asegurada", le respondió entonces Isabel II.
Aún con estas buenas intenciones, años después la zona rocosa volvería a causar problemas. A finales de mayo de 2012, los reyes de todo el mundo estaban citados a un almuerzo en el Castillo de Windsor para celebrar los 60 años del reinado de Isabel II. Aunque la entonces Reina Sofía había confirmado su asistencia al evento, 48 horas antes del banquete tuvo que cancelar el viaje por sugerencia del Ejecutivo español.
"Estoy seguro de que la determinación para superar las diferencias se redoblará en el caso de Gibraltar"
Rey Felipe VI
Los problemas surgieron debido a
un aumento de las disputas en Gibraltar, pues pescadores españoles acusaban a las autoridades británicas de no permitirles faenar en las costas del peñón. Ello, se sumó al anuncio de una visita del príncipe Eduardo, hijo menor de la Reina británica, a la zona. Los planes de Sofía se suspendieron y
ningún representante de la Corona española apareció en la histórica fotografía con casi todos los soberanos reinantes del planeta.
En 2017, el peñón también fue protagonista de la visita de Estado de Felipe VI a Londres. "Estoy seguro de que la determinación para superar las diferencias se redoblará en el caso de Gibraltar", afirmó ante un atento Parlamento británico y aseguró que sucesos venideros, como el Brexit, no interferirán en las relaciones bilaterales.
Ya durante la cena en Buckingham, aludió a la cercanía entre realezas. "La profundidad de nuestros vínculos y la solidez de nuestra amistad ayudarán a que se pueda abordar entre nuestros respectivos Gobiernos cualquier cuestión en la que persistan discrepancias, con la mejor voluntad y el más alto espíritu de colaboración", brindó.