La capitana del "Sea-Watch" Carola Rackete, detenida tras haber ingresado en el puerto Lampedusa sin el permiso de las autoridades italianas, para desembarcar a migrantes que rescató, explicó que su maniobra "no fue un acto de violencia, solo de desobediencia".
"No fue un acto de violencia, solo de desobediencia", explicó en una entrevista este domingo con el Corriere della Sera Carola Rackete, acusada de haber intentado una maniobra peligrosa contra la lancha de las aduanas que quería impedirle su acceso al puerto.
"Era una situación desesperada, mi objetivo era únicamente llevar a tierra a unas personas exhaustas y desesperadas. Tenía miedo", agregó la joven alemana, que afirmó haber temido que los migrantes se suicidaran tirándose al agua, pese a no saber nadar.
"Por supuesto, yo no quería impactar con la lancha de los agentes de aduanas, mi intención no era poner a nadie en peligro, ya me disculpé y me disculpo de nuevo", agregó.
Su maniobra no causó heridos y, al final, el buque humanitario pudo desembarcar a los 40 migrantes que rescató 17 días antes frente a las costas de Libia.
Rackete, en arresto domiciliario, comparecerá a principios de semana en Agrigento (Sicilia). Podría ser condenada a entre tres y diez años de cárcel por cargos de ayuda a la inmigración irregular y resistencia a un navío de guerra.
"Esto solo fue desobediencia, cometí un error de apreciación al acercarme al muelle", agregó la capitana.
"No tenía derecho a obedecer, me pedían que los llevara (a los migrantes) a Libia. Pero, desde el punto de vista de la ley, son personas que huyen de un país en guerra, la ley prohíbe que se los pueda llevar allí".