La policía detuvo este jueves, en el marco de la operación Lava Jato, al empresario Eike Batista, quien llegó a ser el hombre más rico de Brasil y actualmente se encontraba bajo arresto domiciliario tras haber pasado tres meses encarcelado en 2017, informaron fuentes judiciales.
Batista fue arrestado por orden del juez federal criminal Marcelo Bretas, quien en 2018 condenó al empresario a 30 años de prisión por corrupción activa y lavado de dinero después de que se diera por probado que le pagó comisiones ilegales al ex gobernador de Río de Janeiro Sergio Cabral para adjudicarse contratos públicos.
En el momento de la detención, el ex magnate, de 62 años,
se encontraba en su vivienda en Río de Janeiro, donde cumplía arresto domiciliario desde hacía cerca de dos años y medio.
La operación Secreto de Midas, un brazo de la operación Lava Jato, fue autorizada por el juez Bretas a petición del Ministerio Público Federal y tiene como objetivo buscar pruebas de manipulación del mercado de acciones y de blanqueo de capitales.
Las investigaciones que llevaron a la captura del ex magnate se basaron en la cooperación que prestó el banquero Eduardo Plass a la Justicia, uno de los implicados en las nuevas corruptelas de Batista, quien a cambio pagará 300 millones de reales de multa (unos 77 millones de dólares) y regresará 9,2 millones de dólares de Batista que estaban bajo su custodia en el exterior.
De acuerdo con las indagaciones, las cuentas utilizadas para pagar sobornos al ex gobernador Cabral también se usaron para manipular acciones de compañías que tenían negocios con Batista.
El esquema utilizaba la compañía "The Adviser Investiments" (TAI), con sede en Panamá, creada por Eduardo Plass y sus socios, propietarios de TAG Bank, para manipular o usar información privilegiada sobre activos.
Según las autoridades, la TAI funcionaba como un "banco en la sombra", que actuaba ilegalmente como una institución financiera que administraba recursos de terceros y el Tag Bank, banco oficial de los mismos socios de la TAI, también funcionaba como parte del engranaje en el esquema de manipulación.
Además de ser capturado, la justicia también ordenó que le fueran bloqueados a Batista 1.600 millones de reales (unos 410 millones de dólares).
Batista llegó a ser el séptimo hombre más rico del mundo y acumuló hasta 2010 una fortuna estimada en cerca de unos 30.000 millones de dólares a través de negocios de minería, petróleo y materias primas que se extendieron por varios países de la región.
Hijo del ex ministro
Eliezer Batista, el empresario es conocido por sus excentricidades, como la compra de uno de los mayores yates de Brasil, con 35 metros de eslora, y de varios coches de colección, como el Lamborghini Aventador que decoraba el salón de su mansión, en el barrio de Jardín Botánico, y del que terminó desprendiéndose por un millón de dólares.
No obstante, hace unos años el imperio se vino abajo por la mala gestión y la crisis internacional del crudo y las materias primas.
Tras ser detenido, Batista colaboró con las investigaciones sobre la corrupción en la estatal Petrobras, y en su declaración confesó haber colaborado de forma fraudulenta con algunas campañas electorales, mediante "donaciones" que no eran declaradas a las autoridades fiscales y correspondían a comisiones acordadas por la adjudicación de contratos públicos.