Los incendios que comenzaron y se propagaron de forma inusual en la Amazonía en Brasil, y que han afectado a varios otros países, han causado la alarma mundial ya que el conocido "pulmón verde" de la Tierra corre peligro. A continuación, conozca las claves de este hecho.
¿Qué sucede en la Amazonía?
El
Instituto Nacional para la Investigación Espacial (INPE), la agencia federal que monitorea la deforestación y los incendios en Brasil, reportó que este año hubo una cantidad creciente de incendios forestales:
76.720 focos en todo el país hasta el jueves, lo que equivale a un incremento de 85% en comparación con el mismo período del año pasado. Un poco más de la mitad responde a áreas de la selva amazónica y los focos aumentaron en los últimos días.
La agencia no tiene datos sobre el área consumida por el fuego, pero sí hay indicadores de que la deforestación se aceleró sensiblemente este año. El INPE reportó que entre el 1 de enero y el 1 de agosto fueron deforestados 9.250 kilómetros cuadrados, superando el total del área deforestada en todo 2018, que había sido de 7.537 kilómetros cuadrados.
Especialistas en medio ambiente dicen que es normal el aumento de los focos de incendio durante la estación seca en la Amazonía, entre julio y noviembre; sin embargo, alertaron sobre la magnitud de los focos de este año. Aunque la porción mayoritaria del bioma está en suelo brasileño, el fuego también alcanza territorios de otros países como Bolivia. El avance del fuego puso en alerta a líderes y organizaciones de todo el mundo que reclaman que el gobierno brasileño tome cartas en el asunto.
El "pulmón verde" del planeta
La Amazonía es el bosque tropical más grande del mundo y según expertos tiene un papel vital en la regulación de la temperatura del planeta y la humedad. Es un gran almacén de biodiversidad, ya que aloja el 20% de las especies vegetales del mundo. La selva amazónica libera oxígeno y almacena dióxido de carbono, un gas que atrapa el calor y que es una de las principales causas del calentamiento global.
"En cada hectárea quemada podemos estar perdiendo una planta o una especie animal que ni siquiera conocemos", dijo Andre Guimaraes, director del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM).
La deforestación de la Amazonía altera el paisaje y el régimen de lluvias en la región, con consecuencias incalculables. Además provoca un aumento en la emisión de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global.
Causas del fuego
Los expertos ambientales creen que hay una directa relación entre el aumento de la deforestación en Brasil y el mayor número de focos de incendio en la Amazonía.
Según un estudio del IPAM, 10 municipios de la región más deforestada concentran la mayor cantidad de incendios. Además, algunos agricultores utilizan el fuego para renovar el suelo, pero también para abrir áreas para la explotación de recursos naturales. Los analistas creen que las quemas con fines ilegales son la causa del 80% de los incendios.
"
Es muy difícil tener incendios naturales en la Amazonía. Suceden en su mayoría por la mano del hombre", dijo
Paulo Moutinho, miembro del IPAM. "Y en realidad tenemos suerte. Si hubiésemos tenido sequías como en el nivel de los últimos cuatro años,
esto sería incluso peor".
El Ministerio Público brasileño investiga si una menor fiscalización ambiental y el retiro de apoyo a organizaciones ambientales por parte del gobierno del Presidente Jair Bolsonaro favorecieron la propagación de los incendios.
¿Existe un "punto de inflexión" irreversible?
El científico especialista en clima Carlos Nobre, de la Universidad de San Pablo, y Thomas Lovejoy, un científico ambientalista de la Universidad George Mason, estimaron que el "punto de inflexión" para el sistema amazónico está entre un 20% y 25% de deforestación total. Sin suficientes árboles para generar las lluvias requeridas por el bosque, la más pronunciada y extensa estación seca podría convertir a más de la mitad del bosque tropical en una sabana tropical, según escribieron el año pasado en el diario Science Advances.
Según los expertos, si el ciclo de lluvias colapsa, los inviernos secos en partes de Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina podrían devastar la agricultura.
Lovejoy dijo el viernes que cerca del 20% de la Amazonía ya ha sido deforestada, por lo que ya se está en el punto de inflexión.
Reacción del Gobierno de Bolsonaro
Bolsonaro insinuó, sin prueba alguna, que ONGs podrían estar detrás de los incendios en represalia por haber dejado de recibir fondos públicos durante su gestión. Las declaraciones generaron el repudio de organizaciones civiles y líderes mundiales que instaron a Bolsonaro a trabajar para combatir el fuego.
Desde que asumió el Gobierno, Bolsonaro dijo que la protección del medioambiente no puede entorpecer el desarrollo económico ni la agricultura, por lo que redujo los esfuerzos para combatir la tala, la ganadería y la minería ilegales. En la primera mitad de este año el área de Amazonía que corresponde a Brasil perdió 3.000 km2 (un 39% más que en el mismo período del año pasado).
Ahora, el Presidente pidió a la población que ayude al Gobierno denunciando actos vandálicos y dijo el viernes que enviará a las fuerzas armadas a ayudar a mitigar los incendios. Bolsonaro admitió el crecimiento de la deforestación durante su Gobierno y adujo falta de recursos económicos para combatirla.
Impacto político de los incendios
El Presidente francés Emmanuel Macron consideró que Bolsonaro "mintió" sobre sus compromisos en favor del medio ambiente, y anunció el viernes que, en estas condiciones, Francia se opone al acuerdo de libre comercio UE-Mercosur. Por iniciativa de Macron y con el apoyo de la Canciller alemana, Angela Merkel, el compromiso de Bolsonaro será puesto a prueba en la reunión del G-7 que se inicia este sábado en Biarritz.
La política antes de Bolsonaro
Hasta que asumió el actual Mandatario, Brasil se presentaba como líder en la protección de la Amazonía y el calentamiento global. Entre 2012 y 2014, el país creó nuevas áreas de conservación, incrementó el monitoreo y retiró créditos gubernamentales a productores rurales que destruyeron áreas protegidas. Esto llevó a la deforestación al nivel más bajo desde que se comenzó a llevar registro. Pero desde que comenzó la recesión en 2014, el país se volvió más dependiente de los bienes agrícolas que produce -ganadería y soja- que son generadores de la deforestación.
Junto a estos hechos, a los expertos les preocupa la velocidad con la que se ha propagado los incendios, lo que ha traído consigo una
nube de monóxido de carbono en América Latina, situación que podría generar efectos adversos en las poblaciones.