Este domingo se cumple un año de que la ex Presidenta chilena, Michelle Bachelet, emprendiera un nuevo desafío en su carrera: asumir la dirección de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas (Acnudh). Un rol difícil y que sin ser su primer alto cargo a nivel internacional – ya había liderado ONU Mujeres –, ha obligado a la ex Mandataria a intervenir en diversos conflictos, convirtiéndose en blanco de duras críticas de actores de rango mundial.
Sin embargo, en sus primeros doce meses como tal, Bachelet ha debido concentrar su atención en problemáticas específicas. Estos son los principales temas que han marcado su gestión en la ONU.
Crisis en Venezuela
El principal flanco abierto que mantiene Bachelet hasta hoy es Venezuela. Desde el inicio de su administración, el 1 de septiembre del año pasado, la Alta Comisionada sabía que la crisis política en el país caribeño sería el principal desafío que tendría que encarar. Por ello, su primer paso en el tema lo dio una semana después de que asumiera el cargo. "El Gobierno (de Nicolás Maduro) no ha mostrado apertura para una rendición de cuentas genuina", cuestionó en su primer discurso ante el Consejo de Derechos Humanos.
Desde entonces, el tema se ha convertido en el corazón de su administración y el que más críticas le ha generado. Opositores locales, países del Grupo de Lima – incluido Chile – y hasta el cantante español Miguel Bosé, fueron algunos de los que embistieron en su contra durante los primeros meses de su gestión, exigiéndole concretar una visita a Venezuela. "Haz valer la autoridad que tienes, o si no para esto no sirves, ¡fuera!", llegó a decir Bosé en el concierto Aid Live.
En medio de la presión internacional, Bachelet pisó suelo venezolano el miércoles 19 de junio. Sus tres días en Caracas estuvieron marcados por una intensa agenda que incluyó reuniones con autoridades del Gobierno y representantes de la oposición, incluidos Maduro y Juan Guaidó, proclamado presidente encargado. "Me duele la situación de Venezuela. Me duele porque veo lo que le pasa a la gente", aseguró en una primera impresión en el cierre de su visita.
El 4 de julio, Bachelet publicó su tan esperado informe. Entre otras cosas, el documento consignó que, en el último año y medio, cerca de
7.000 personas fueron asesinadas en supuestos casos de "resistencia a la autoridad" y en la última década, aunque especialmente desde 2016, el Gobierno ha "puesto en marcha una estrategia orientada a neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición política", lo que "ha permitido la reiteración de graves violaciones de los DD.HH.".
Muchos aplaudieron la publicación, pero el Ejecutivo chavista no lo vio con buenos ojos. "No le mientas al mundo. Firmaste un documento que ni leíste. Es un informe hecho por especialistas vinculados al Departamento de Estado (estadounidense) enemigo", afirmó Maduro este martes, en la última de sus declaraciones en contra de la Alta Comisionada.
Sin embargo, Bachelet también ha cuestionado las sanciones económicas de EE.UU., asegurando que éstas solo contribuyen a profundizar la crisis en el país petrolero.
Persecuciones en Myanmar y China
En su primer día como alta comisionada, Bachelet dedicó palabras de preocupación sobre la masacre rohingya en Myanmar y la detención arbitraria de dos reporteros de la agencia Reuters, que habían sido condenados a siete años de cárcel por investigar la persecución étnica. El proceso legal "claramente incumplió estándares internacionales (…) es una noticia terrible y chocante, y pido al Gobierno que los libere", afirmó la ex Mandataria.
En 2017, más de 700.000 musulmanes rohingyas huyeron de Myanmar, un país mayoritariamente budista, ante la persecución del Ejército. Según la ONU, esta minoría estaría siendo víctima de genocidio. En mayo pasado, finalmente, los dos reporteros fueron liberados, tras un año y medio en la cárcel.
Por otro lado, Bachelet también condenó las políticas de China respecto a "
detenciones arbitrarias a gran escala de uigures (grupo étnico) y de otras comunidades musulmanas, en los denominados campos de reeducación en Xinjiang". Un informe de Human Rights Watch reveló que miles de uigures están siendo perseguidos, reprimidos y detenidos para ser "adoctrinados" en términos políticos y religiosos.
En su primer discurso oficial en septiembre de 2018, Bachelet consideró que las denuncias en contra del régimen de Xi Jinging eran "profundamente perturbadoras" y alertó sobre "patrones de violaciones a los derechos humanos" en diversas regiones chinas. La respuesta fue inmediata: "China llama a la comisionada y a la oficina (…) a respetar la soberanía china, a realizar en forma justa y objetiva sus deberes y a no oír información de un solo lado", afirmó el portavoz de la diplomacia china, Geng Shuang.
En marzo, Bachelet dijo estar esperando el "visto bueno" de Beijing para tener un "acceso total" a esta región y en junio de este año China la invitó. "Invitamos sinceramente a la Alta Comisionada y a representantes del Consejo de DD.HH. a realizar visitas de trabajo a Xinjiang para conocer de verdad una región bella y hospitalaria", declaró el vicegobernador regional, Erken Tuniyaz.
Inmigración y embestida contra Trump
La defensa de los derechos de los migrantes en todo el mundo también ha sido foco de preocupación de la política chilena. Durante sus primeros meses a cargo de Acnudh, Bachelet cuestionó a Italia y Austria por sus duras políticas antimigratorias y anunció el envío de un equipo a ambos países.
Roma no lo toleró. "No aceptamos lecciones de nadie y menos aún de la ONU, que se muestra incapaz, inútilmente costosa y desinformada", dijo el ultraderechista ministro del Interior, Matteo Salvini. "Esperamos que después de esta investigación la ONU encuentre el tiempo y los medios para ocuparse de países donde diariamente se aplican la tortura y la pena de muerte y donde no hay respeto a la libertad de expresión, prensa, reunión y religión", respondió por su parte el entonces Canciller austriaco, Sebastian Kurz.
La batalla más reciente en materia migratoria, no obstante, la ha emprendido contra EE.UU. Aunque antes había cuestionado la separación de niños y sus familiares en la frontera, a comienzos de julio Bachelet aseguró estar en shock por las condiciones de detención de migrantes irregulares. "Como pediatra, pero también como madre y ex jefa de Estado,
estoy profundamente impactada de que unos niños sean obligados a dormir en el suelo en instalaciones superpobladas, sin acceso a cuidados de salud o a alimentos adecuados
y en malas condiciones sanitarias", declaró en un comunicado.
Dos semanas más tarde y en medio de la polémica por los dichos racistas del Presidente estadounidense, Donald Trump, en contra de cuatro congresistas demócratas, Bachelet volvió a arremeter en contra de la administración del republicano. "Veo mujeres brillantes que se atreven a decir lo que piensan", dijo al ser consultada por las cuatro legisladoras aludidas. "No es bueno que los líderes internacionales usen un discurso de odio, digan cosas que son un mal ejemplo, dado que permite y da licencia a muchos otros a ser xenófobos, islamófobos, antisemitas, antitodo", subrayó.
Hoy Bachelet tiene los ojos puestos en otro lado: en el desastre en la Amazonía, producto de los incendios forestales, y en los daños a los derechos humanos que el cambio climático terminará provocando en el mundo.