El Papa Francisco concluyó este viernes su visita a Mozambique consolando a madres y niños infectados de VIH y denunció la corrupción descontrolada que ayudó a convertir al país sudafricano en uno de los más pobres del mundo.
Francisco recibió una ruidosa bienvenida tanto en el centro médico especializado en el tratamiento del sida como en un estadio deportivo empapado por la lluvia y atestado de fieles que cantaban y bailaban, en una muestra de su popularidad en una nación donde los católicos suponen menos de un tercio de la población.
Durante su homilía, el Pontífice instó a los aproximadamente 60.000 mozambiqueños presentes a seguir por el camino de la reconciliación tras la guerra civil. Pero advirtió de los peligros de la corrupción y las injusticias que se cometen cuando los funcionarios públicos dicen ayudar a los pobres pero se guían por intereses personales.
"Mozambique es una tierra de abundantes riquezas naturales y culturales pero, paradójicamente, gran parte de su población vive por debajo del umbral de la pobreza", dijo Francisco durante la misa en el estadio Zimpeto. "Y
a veces parece que quienes se acercan con el supuesto deseo de ayudar tienen otros intereses. Lamentablemente, esto ocurre con hermanos y hermanas de la misma tierra, que se dejan corromper".
"Es muy peligroso aceptar que este sea el precio que tenemos que pagar ante la ayuda extranjera", añadió.
Mozambique es uno de los países más corruptos del mundo de acuerdo con la clasificación que elabora Transparencia Internacional, que cita estimaciones recientes según las cuales la corrupción le habría costado unos 4.900 millones de dólares al país entre 2002 y 2014.
Antes de la misa, Francisco se reunió con madres y niños con VIH en el centro médico Zimpeto, al norte de la capital, Maputo. Es el último inaugurado por la comunidad de Sant'Egidio, una organización benéfica con sede en Roma que ayudó a forjar el acuerdo de paz del país en 1992 y lanzó una amplia iniciativa contra el sida para proporcionar terapia con antiretrovirales a los mozambiqueños infectados. Desde su inicio en 2002, el proyecto DREAM ha tratado a unas 200.000 personas.
"Este centro nos muestra que siempre hay gente dispuesta a pararse y mostrar compasión, que no cede a la tentación de decir 'no hay nada que hacer' o 'es imposible luchar contra este azote'", afirmó el Pontífice durante la visita. "En su lugar, se pusieron a buscar soluciones. Han escuchado el grito silencioso, casi inaudible, de innumerables mujeres, muchas de las cuales vivían avergonzadas, marginadas y juzgadas por todos".
Francisco viajará ahora a Madagascar para la segunda etapa de su viaje de una semana por África.