Policías custodiando el aeropuerto de Hong Kong.
EFE
Un masivo despliegue policial en Hong Kong impidió este sábado a los manifestantes prodemocracia perturbar el funcionamiento del aeropuerto, tres días después de que el Gobierno cediera en una de las principales reivindicaciones del movimiento.
Los policías, vestidos con el uniforme antidisturbios, eran mucho más visibles de lo habitual el sábado en las principales estaciones de buses y trenes, así como en los terminales de ferris, indicaron los periodistas de AFP.
Por esto mismo, algunos trenes y buses que viajan al aeropuerto ofrecieron un servicio acotado, para reducir la probabilidad de que llegaran al terminal aéreo grandes cantidades de manifestantes. Por lo que las autoridades aconsejaron a los viajeros que salieran con tiempo para no perder sus vuelos.
Cabe recordar que en los foros del movimiento prodemocrático, se había llamado a los manifestantes a perturbar el acceso al aeropuerto este sábado, interrumpiendo las rutas y las conexiones ferroviarias con las terminales.
Pero el despliegue de policial evitó que se reunieran gran parte de los manifestantes.
El sábado por la tarde, en ese país, el aeropuerto estuvo en calma. Pero los pasajeros tuvieron que hacer fila para ser controlados antes de acceder.
"En el camino hacia el aeropuerto, nuestro bus fue detenido para una especie de registro. La policía subió para verificar las identidades de todo el mundo", contó James Reis, un pasajero que llegó al terminal aéreo nueve horas antes de su vuelo de regreso a Portugal.
"Volveremos mañana"
Tao Tsz Fung, de 26 años, llegó junto a otras personas cerca del terminal. "Hay demasiados policías por todas partes", dijo. "Volveremos mañana", añadió.
La ex colonia británica atraviesa su peor crisis desde 1997, con acciones casi diarias para denunciar –en gran mayoría- el retroceso de libertades y la creciente injerencia de Pekín en los asuntos de su región semiautónoma.
El miércoles, la jefa de Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam -pro-Pekín- sorprendió al retirar un impopular proyecto de ley que permitía las extradiciones a China, y que desencadenó en junio las enormes manifestaciones.
Lam presentó su concesión, que era una de las principales reivindicaciones del movimiento, como una medida para distender la tensión e iniciar el diálogo.
Pero para los manifestantes, que en estos tres meses ampliaron el alcance de sus reivindicaciones, la medida se quedó corta y llegó muy tarde.