"Estoy asumiendo temporalmente la Presidencia de la República". Con estas palabras, la vicepresidenta de Perú, Mercedes Aráoz, juramentó este lunes como jefa de Estado en funciones, dando un portazo final a quien hace algunos meses fuera su aliado político, el Presidente Martín Vizcarra.
La medida surgió luego de que el Congreso peruano, controlado por el fujimorismo (oposición), aprobara la vacancia del Mandatario como respuesta a su decisión de disolver el Legislativo y convocar a nuevas elecciones. "Ha incurrido en grave infracción constitucional", dijo Aráoz, justificando su apoyo a la moción tras asumir el encargo parlamentario. Es "deber como ciudadana, como mujer, como madre y como vicepresidenta asumir este mandato", añadió.
Economista de 58 años, se hizo transversalmente conocida en el país vecino tras convertirse en la segunda vicepresidenta del ex Mandatario,
Pedro Pablo Kuczynski (PPK), en 2016. El primero era Vizcarra, por lo que él debió asumir el poder tras la renuncia de PPK en 2018.
Desde entonces, la relación entre ellos, aunque cordial, se hizo débil con el tiempo y la crisis política desatada por las constantes disputas entre el Ejecutivo y el Legislativo los distanció hasta el punto en que ella respaldó una embestida para sacarlo del poder.
Una relación cordial
La carrera política de Mercedes Aráoz comenzó en 2002, cuando fue contratada como asesora del primer viceministro de Comercio Exterior, un rol en el que ayudó a firmar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Sin embargo, su gran despegue ocurrió siete años después, durante el Gobierno aprista de Alan García: asumió el liderazgo del Ministerio de Comercio Exterior, luego se convirtió en ministra de Producción y en 2010 llegó a convertirse en la primera mujer peruana en tomar las riendas de la cartera de Economía y Finanzas.
Con la era de García finalizada, Aráoz se sumó a las filas de PPK y de su emergente partido político, Peruanos Por el Kambio. En 2016 aparecía en la plancha presidencial y, paralelamente, fue elegida congresista. Un año después, ya como vicepresidenta, asumió como titular del Consejo de Ministros.
Todo iba bien hasta que la oposición anunció que sometería a
Kuczynski a una moción de censura. Consultada por el tema, Aráoz aseguró que de ser así, ella no asumiría la presidencia en reemplazo y renunciaría. Tras varios meses de enfrentamientos políticos, PPK se vio
obligado a dimitir y, el 23 de marzo de 2018, Vizcarra asumió el poder.
Pese al complejo escenario, la relación entre "Martincito y Meche", como solía llamarlos el ex Presidente, se mantuvo amena y era posible verlos compartir en actos protocolares. Incluso, ella respaldó su arremetida contra el Parlamento a fines de mayo, cuando presentó una moción de confianza amenazando con disolver el Legislativo si no se aprobaba un paquete de reformas políticas. Pero todo cambiaría un mes después.
El quiebre
El 28 de julio pasado, Vizcarra propuso acortar su mandato y adelantar un año las elecciones generales (presidenciales y legislativas) previstas para 2021. Fue entonces que algo pareció quebrarse en el frágil vínculo que seguía uniendo a los antiguos aliados. "Me enteré en el Congreso y, como todos, me quedé bastante sorprendida (…) El pueblo nos eligió para llegar a 2021, tanto al Ejecutivo como Legislativo", reaccionó Aráoz, luego de mantener un silencio de tres días tras el anuncio.
En ese momento, en entrevista con El Comercio, aseveró que no fue consultada de esta medida y admitió que existía un distanciamiento entre ambos. "El que no hayamos podido conversar es lamentable", dijo, mostrándose crítica de la decisión, pero partidaria de la continuidad del Mandatario. "Personalmente, voy a tratar de convencer a Vizcarra de que permanezca hasta el 2021, porque creo que es lo más saludable para nuestro país", enfatizó.
Solo 15 días después de aquella declaración, Aráoz y otros dos congresistas (antiguos ministros de Kuczynski) anunciaron su dimisión a la bancada oficialista, dejando al Gobierno sin grupo parlamentario. Según argumentaron, su decisión se debió al "quiebre de la democracia interna" del conglomerado y, aunque precisaron que continuarían defendiendo al Gobierno, dejaron la puerta abierta a la posibilidad de situarse en la oposición. "También criticaremos de manera democrática y constructiva cada vez que consideremos que el Ejecutivo se aleje del plan de gobierno de PPK", añadieron.
Con la confrontación entre Vizcarra y Aráoz declarada, la juramentación de este lunes no parecía sorpresiva. Sin embargo, hasta un día antes de aquello, la vicepresidenta mantuvo la incertidumbre respecto a si apoyaría una eventual solicitud de vacancia (destitución) contra el Mandatario.
El domingo, en entrevista con América TV, el jefe de Estado anunció una nueva moción de confianza y volvió a amenazar con el fin de la actual gestión legislativa. Pero además, citó una supuesta conversación privada, en la que Aráoz le habría aseverado que esta vez sí asumiría el Ejecutivo en caso de destitución o renuncia.
"Le hice la pregunta: 'Cuando hubo la intención de este mismo Congreso de vacar al Presidente Kuczynski, tú públicamente dijiste que no estabas de acuerdo y que tu demostración de rechazo era que renunciarías. En este caso ya no está el Presidente Kuczynski, estoy yo (…) ¿tomarías la misma posición? No. Si ocurriera alguna de esas dos alternativas, yo continuaría. He cambiado mi opinión'", relató Vizcarra.
A las pocas horas, Aráoz lo cuestionó: "El Presidente no es exacto cuando revela nuestra conversación. Su renuncia me obligaría a asumir el cargo que ocupa, como lo hizo él con el Presidente PPK, y como manda la Constitución. Si hubiera una vacancia sin motivo sustentado no apoyaría esa moción", publicó en Twitter.
Ayer consideró que la medida impulsada por el fujimorismo sí tenía sustento. Calificó de ilegal la decisión de Vizcarra de disolver el Congreso, optó por apoyar la suspensión del Presidente por un periodo de 12 meses, y juró como Presidenta interina de Perú.