Hace un año, el periodista saudí
Jamal Khashoggi fue asesinado dentro del consulado de su país en Estambul,
Turquía,
y desde aquella fecha varias dudas persisten. La ubicación de sus restos humanos -y qué hizo realmente con ellos-, el hallazgo de culpables y la posible implicación del príncipe heredero
Mohamed bin Salman, de quien el comunicador solía ser crítico, son algunas de las interrogantes que medios, activistas y organismos internacionales buscan esclarecer.
Son pocas las aristas que sí se saben. Khashoggi ingresó al edificio para recoger unos documentos que le permitirían casarse con una mujer turca, pero de allí nunca salió y comenzaron las dudas sobre su paradero. En un comienzo, desde el Gobierno saudí afirmaron que el periodista había abandonado la sede diplomática,
pero las cámaras de video señalaron lo contrario.
Diecisiete días después de su desaparición, Riad, mediante la investigación de su fiscalía, confirmó que Khashoggi fue asesinado en el edificio debido a una pelea al interior del recinto, lo que derivó en la detención de 18 ciudadanos saudíes y la destitución de seis funcionarios de sus puestos.
Búsqueda de culpables
El consulado saudí en Estambul fue el último lugar donde se vio a Khashoggi y fue el sitio escogido este miércoles por activistas y varias personas para recordar su muerte y exigir que se halle a los culpables.
La relatora de la ONU sobre ejecuciones arbitrarias, Agnes Callamard, y la yemení, premio Nobel de la Paz en 2011, Tawakkol Karman, fueron algunas de las presentes en la protesta -en la que también participó el creador de Amazon Jeff Bezos-, junto a representantes de ONGs como Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional. Todos los dardos apuntan al príncipe Bin Salman, quien por las disputas que tenía con el periodista habría ordenado su muerte, pero no existe certeza de aquello.
"No será más que otra maniobra fallida de relaciones públicas a menos que venga acompañado de acciones significativas, concretas e inmediatas"
Amnistía Internacional, tras declaración de Salman
En junio de este año, Callamard aseguró a Al Jazeera que "el Estado de Arabia Saudita es el principal responsable del asesinato. Es importante insistir que la ejecución de Khashoggi fue un asesinato por parte del Estado". Además, consultada sobre la posible injerencia de Salman en el crimen, señaló que "no encontré evidencia sobre quién lo ordenó".
En unas declaraciones hechas en diciembre del año pasado -publicadas recién en septiembre de 2019-, el príncipe heredero asumió su responsabilidad en el asesinato "porque ocurrió durante mi mandato" y se escudó en la gran cantidad de empleados que trabajan en su Gobierno para manifestar su desconocimiento del suceso.
La revelación de su testimonio no dejó conforme a todos. Por ejemplo, Amnistía Internacional señaló este miércoles que su declaración "no será más que otra maniobra fallida de relaciones públicas a menos que venga acompañada de acciones significativas, concretas e inmediatas". La ONG además llamó a que se ponga fin a la "represión" que Arabia Saudita interpone en su país y que estaría atentando contra la libre expresión.
Por su parte, la Unión Europea recalcó que "un año después de su muerte quedan sin responder muchas preguntas. La UE reitera la necesidad de garantizar que todos los responsables rindan cuentas totalmente".
Hasta esta fecha, 21 sospechosos están siendo juzgados en Arabia Saudita por su implicación en el caso -tanto en la muerte del periodista como del desmembramiento de su cuerpo- y cinco de ellos enfrentan la pena de muerte, pero a ninguno se le ha dictado una sentencia.
Secretismo en Arabia Saudita
Es escasa la información que la justicia de Arabia Saudita ha entregado sobre el caso Khashoggi. No se tiene las identidades de los sospechosos ni se sabe del avance de las investigaciones.
"Las autoridades saudíes han obstruido de forma significativa la responsabilidad por el asesinato de Khashoggi. El juicio en curso de 11 personas sigue oculto y el Gobierno se ha negado a cooperar con una investigación dirigida por la relatora de la ONU para las ejecuciones extrajudiciales", señaló en esta jornada HRW.
Recientemente, algunos abogados del caso pudieron escuchar los audios de los micrófonos que el servicio de inteligencia de Turquía tenía en el consulado. Según consigna la BBC, una de las profesionales,
Helena Kennedy, aseguró que fue un "asunto escalofriante", ya que minutos antes de que el periodista ingresara al recinto "
estaban ahí esperando, sabiendo que ese hombre va a llegar y va a ser asesinado y descuartizado".
Según el medio Al Riyadh, el ministro de RR.EE. de Arabia Saudita, Ibrahim Abdulaziz Al-Assaf, señaló que "el Reino reafirma su entusiasmo por lograr la justicia en el caso de Khashoggi y continúa haciéndolo hasta el final, considerando su asesinato como un crimen atroz", e indicó que "hemos logrado profundas reformas estructurales en las instituciones de seguridad e inteligencia para evitar la repetición de dicho crimen".
Las dudas persisten en este caso, como también los cuestionamientos de otros países por la poca intervención de Estados Unidos en él. La mayoría considera que el Presidente Donald Trump tiene como principal interés la alianza estratégica con el país árabe, evitando así entrar en disputas con Salman. Ante esto, el Congreso no ha visto con buenos ojos su escasa participación para poner presión a un suceso que busca resolverse.
