Miles de policías franceses se manifestaron este miércoles en París en una protesta "histórica" en la que por primera vez desde 2001 los sindicatos se agruparon para mostrar su "hartazgo" por las condiciones de trabajo y la oleada de suicidios en el colectivo, tocado por la crisis de los "chalecos amarillos".
"Demasiados suicidios, demasiadas agresiones, condiciones de vida deplorables", dijo a Efe el secretario general del sindicato Alliance de la policía, Stanislas Gaudon, para resumir las reivindicaciones de una marcha que reunió a entre 22.000 y 28.000 personas, según los organizadores.
Gaudon, que estuvo en primera línea de la protesta, recordó que desde que ha empezado el año ya se han quitado la vida 51 agentes y se está analizando un caso suplementario.
Además, ha habido 49 intentos de suicidio, muy por encima de los 35 que se quitaron la vida en 2018, y que se acercan al triste récord de 70 en 1996.
Sobre las razones de este fenómeno (los policías se suicidan mucho más que el resto de la población), Nathalie Makarski, secretaria general de SNAPATSI, sindicato del personal administrativo, destacó a Efe en primer lugar "unas condiciones de trabajo muy deterioradas" ante las que "el Ministerio (del Interior) no hace nada".
Makarski consideró "particularmente injustas" las acusaciones de los "chalecos amarillos" que reprochan a las fuerzas del orden la represión de sus manifestaciones con violencia.
"Los policías ejecutan las órdenes de sus superiores", precisó después de recordar que en razón de esa crisis social la policía ha tenido que estar de forma permanente movilizada, y eso en un contexto de déficit de efectivos.
A causa de los ritmos de trabajo que les impone su jerarquía por las marchas de los "chalecos amarillos" pero también por otras labores de orden público y acontecimientos extraordinarios como la cumbre de líderes del G7 en agosto en Biarritz, la mayoría de los agentes solo están pudiendo disfrutar de un fin de semana completo de cada seis.
Los días libres los tienen que tomar entre semana, con las consecuencias que eso tiene, por ejemplo, para la organización de la vida familiar.
Otro problema derivado en parte de las tensiones con los "chalecos amarillos" son las agresiones contra personas depositarias de autoridad, principalmente policías y gendarmes, que se han disparado este año al superar el umbral de las 23.000 infracciones, un 15 % más que en 2018.
Para los sindicatos, hace falta una respuesta judicial que ataje esa espiral, como también se tienen que resolver los problemas de medios que quedan en evidencia por el estado desastroso de los equipamientos o del material de algunas comisarías o del parque automovilístico.
Otras de las preocupaciones de este colectivo son las consecuencias que les acarreará la reforma del sistema de pensiones que prepara el Gobierno del Presidente, Emmanuel Macron, que quiere unificar todos los regímenes y acabar con la mayor parte de sus particularidades, derivadas de la peligrosidad del oficio.