La presión crecía este lunes para que el Gobierno francés explicara cómo la radicalización islámica del hombre que mató a cuatro funcionarios de la jefatura policial de París, no activó las alarmas dentro del servicio de inteligencia en el que trabajaba.
El ministro del Interior, Christophe Castaner, que tendrá que responder a las preguntas de dos comités parlamentarios esta semana, admitió que hubo "fallas" pero prometió "estrechar el cerco" contra la radicalización.
En un principio, el ministro había dicho que Mickaël Harpon, un experto en informática de 45 años, empleado en la unidad de inteligencia de la jefatura policial de París, nunca dio "la más mínima razón para alarmarse" antes de que se produjera el ataque del pasado jueves. Harpon trabajaba para la policía desde 2003.
Harpon, que era parcialmente sordo, usó un cuchillo de cocina para matar a tres oficiales de policía y a un miembro del personal administrativo de la jefatura - tres hombres y una mujer - e hirió a otros dos, en un ataque que duró 30 minutos y que terminó cuando otro agente le disparó.
Más tarde, tras las primeras indagatorias, se dio a conocer que el atacante se había convertido al islam desde hace unos diez años y estaba en contacto con miembros del movimiento salafista, una rama ultraconservadora del islam sunita.
Fallas
Pero lo que realmente causó preocupación es que, en 2015, Harpon había alarmado a sus colegas cuando defendió el atentado contra el semanario satírico francés, Charlie Hebdo, en el que murieron 12 personas.
Según un documento interno, este agente administrativo, que gozaba de la habilitación "secreto defensa", habría dicho a dos colegas "bien hecho" sobre el atentado a la revista. "No hubo alerta en el nivel adecuado en el momento oportuno", afirmó este lunes Castaner en radio France Inter. "Las señales de alerta deberían haber sido suficientes para lanzar una investigación minuciosa", añadió.
Varios trabajadores de la prefectura dijeron también que "habían notado señales de radicalización" y que "habían alertado a su jerarquía y pedido consejo a colegas especialistas en esta problemática", según detalla el texto interno revelado ayer por France Inter.
Para intentar apaciguar la polémica, Castaner pidió que desde ahora cualquier signo de radicalización "sea señalado automáticamente".
"No hubo alerta en el nivel adecuado en el momento oportuno"
Christophe Castaner, ministro del Interior
Sin embargo, Castaner, que ha descartado dimitir pese a las críticas de la oposición, comparecerá ante el comité de inteligencia del Parlamento este martes. "Vamos a tratar de averiguar cuáles fueron las fallas", sostuvo el domingo
Christian Cambon, presidente de dicha entidad.
En tanto, el jueves el ministro comparecerá ante un comité del Senado responsable del reglamento y la administración pública. En un comunicado publicado en esta jornada, dicha comisión señaló que buscará respuestas sobre "las condiciones que permitieron que un ataque criminal se produjera dentro de la jefatura de policía".
Comportamiento inusual
La vida personal de Harpon había sido sometida a una extensa investigación al principio de su carrera, ya que tenía acceso a información clasificada al trabajar en la división de inteligencia de la Policía de París. Aunque no tenía antecedentes penales, en 2012 recibió una sanción administrativa por actos de violencia doméstica cometidos tres años antes.
La esposa de Harpon, de 38 años, fue detenida para ser interrogada, pero ayer quedó en libertad sin cargos. La pareja había intercambiado 33 mensajes de texto poco antes del ataque.
Su mujer describió a la policía un "comportamiento inusual y agitado" de su marido el día anterior al ataque, versión que fue confirmada por algunos vecinos. Un residente relató al diario Libération que escuchó a Harpon gritar "Allahu akbar!" (Dios es grande) al menos seis veces durante la noche.