El Presidente de Bolivia, Evo Morales, obtuvo el miércoles una ventaja suficiente en el conteo oficial de las elecciones como para ganar un nuevo mandato en primera vuelta, después de días de multitudinarias protestas que denunciaron la manipulación de los comicios.
Con el 98% de los votos escrutados por la autoridad electoral, Morales logró un 46,76% frente al 36,76% de su rival de centroderecha Carlos Mesa. Horas antes, el Mandatario se había declarado ganador de la contienda del domingo y acusó a la oposición de armar un "golpe" en su contra.
Cientos de personas con banderas y fuegos artificiales se concentraron en la noche del miércoles frente al edificio de la autoridad electoral de La Paz para celebrar.
En un combativo discurso el miércoles en La Paz, Morales criticó los hechos violentos de la víspera, que incluyeron la quema de oficinas electorales y enfrentamientos entre policía y manifestantes, a los que apuntó como focos instigados por la oposición y la intervención extranjera.
"He convocado a esta conferencia para denunciar ante el pueblo boliviano y el mundo entero: está en proceso un golpe de Estado. Anticipadamente, se prepararon la derecha con apoyo internacional para un golpe de Estado", dijo Morales.
En su discurso, el jefe fe Estado pidió a los bolivianos a "defender la democracia". Más tarde, el líder de origen indígena buscó en un evento en Cochabamba el respaldo de las fuerzas militares, una fuente de apoyo político clave.
Mesa llamó el miércoles a manifestantes a realizar "protestas permanentes" hasta que se confirme una segunda vuelta en los comicios presidenciales y dijo que presentaría evidencia de prácticas de fraude electoral.
Manifestantes, enojados por lo que consideran un intento del Gobierno de manipular las elecciones, realizaron una protesta masiva en la noche del martes en La Paz, frente al hotel donde la junta electoral del país procesaba los votos restantes.
Las protestas en Bolivia comenzaron luego de que el conteo oficial de votos se paralizó por casi 24 horas a partir de las últimas horas del domingo. Fue entonces que Morales dijo que su partido obtendría un triunfo en primera rueda, pese a que los datos iniciales indicaban que el Mandatario tendría que atravesar una segunda vuelta electoral para obtener una nueva reelección.
El mayor desafío de Morales
La incertidumbre y protestas son el mayor desafío al que se ha enfrentado Morales, el primer mandatario origen indígena que durante casi 14 años ha gobernado el país andino.
Hasta las recientes elecciones, el ex líder del gremio de productores de coca dirigió a Bolivia en medio de una relativa estabilidad política y crecimiento económico.
Pero la decisión de Morales de competir por un cuarto mandato consecutivo, desafiando los límites constitucionales y un referendo en 2016, enfureció a muchos bolivianos.
La Organización de Estados Americanos (OEA), el ente encargado de supervisar las elecciones, cuestionó el recuento de votos y adujo un "drástico" e inexplicable cambio en la tendencia de sufragios, dañando la confianza en el proceso.
En una reunión el miércoles, para discutir los acontecimientos en Bolivia, la OEA dijo que Morales no podía proclamarse ganador y recomendó que, aún si logra una ventaja de 10 puntos respecto de su contendor más cercano, el país debería realizar una segunda vuelta electoral.
Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea, entre otros, expresaron su preocupación por la integridad del proceso electoral.