Este lunes comenzó en la Audiencia de Zaragoza el juicio oral contra el chileno
Rodrigo Lanza Huidobro, acusado de golpear y provocar la muerte de un hombre nacionalista español en un bar de la mencionada ciudad, y por el cual se encuentra
detenido hace casi dos años.
Tanto la Fiscalía como el resto de los querellantes piden una condena de 25 años de prisión por los hechos ocurridos el 8 de diciembre de 2017, al considerar que se trató de un asesinato por odio, con ensañamiento y alevosía, según reporta El País. La defensa, por su parte, solicita la absolución.
Los relatos de ambas partes contrastan. Por un lado, la Fiscalía y el resto de los querellantes (entre ellos el partido ultranacionalista VOX) señalan que todo ocurrió cuando la víctima, identificada como
Víctor Laínez, de 55 años, ingresó al bar del barrio de Heroísmo vestido con unos suspensores con la bandera española.
Según el relato, Lanza -que es anarquista- y tres amigos habrían protagonizado una pelea con Laínez, tras gritarle "facha" y "franquista". Luego, el viñamarino (de 35 años) le habría propinado un botellazo en su cabeza. Cuatro días después de la agresión, el hombre fue desconectado en el hospital tras declararle la muerte cerebral.
Por su parte, la defensa del acusado sostiene que la discusión la inició Laínez, al atacar a Lanza diciéndole que se volviera a su país. El chileno, bajo los efectos del alcohol, solo lo habría agredido en defensa propia luego de que el nacionalista se le acercara con una navaja.
Rodrigo Lanza ya era conocido en España, particularmente en Barcelona, tras el desalojo de una casa "okupa" donde se encontraba el entonces estudiante de Historia de la Universidad de Barcelona. En momentos que acudió la policía, según la versión oficial, uno de los agentes recibió el golpe de una roca en la cabeza, que lo dejaría tetrapléjico y en estado vegetal.
El joven chileno fue detenido junto a otras dos personas e imputado como quien lanzó la piedra desde el techo de la casa. Según él,
nunca hubo una roca en el lugar y todo se trató de un montaje. El hecho tuvo una amplia repercusión y Lanza obtuvo el apoyo de diversas agrupaciones, que también denunciaron
tintes de racismo en el proceso y torturas por parte de la policía.
El viñamarino fue condenado a cuatro años y medio de prisión en 2008. Como había cumplido la mitad de su condena en la cárcel, se le entregó la libertad condicional; sin embargo, en 2009 la justicia decidió extender su pena a cinco años de cárcel, por lo que tuvo que volver a prisión. Salió en libertad en 2011.