Los datos mantienen a América Latina y el Caribe como una de las regiones con más desigualdad entre hombres y mujeres. La zona "aún no se ha despertado", según la responsable regional de ONU Mujeres, María Noel, quien ha advertido de que es tarde ya para "volver a las cavernas" y es momento de dar voz y oportunidades a toda la población, independientemente de su sexo.
"No somos iguales, pero requerimos las mismas oportunidades", ha reclamado Noel, quien ha repasado en una entrevista a Europa Press los diferentes retos que afronta una región que depende en gran medida de la integración de todos los ciudadanos, sin excepción. "No dar oportunidades a las mujeres significa pegarse un tiro en el pie", ha asegurado.
El feminicidio es "el principal desafío" y el exponente más grave de esta desigualdad, con unas 3.500 víctimas cada año en América Latina y el Caribe -en la región están 14 de los 25 países del mundo con peores tasas, según la ONU-. El 40% de las adolescentes de entre 15 y 19 años ya han sufrido algún tipo de violencia por parte de sus parejas, un contexto en el que se perpetran ocho de cada diez asesinatos.
3.500mujeres mueren al año por feminicidio en América Latina y el Caribe
El
21% de las mujeres ha sufrido violencia física o sexual a manos de sus parejas en los últimos cuatro años y la mitad de las primeras relaciones sexuales de las adolescentes del Caribe no han sido consensuadas. Uno de cada cinco de los bebés nacidos vivos en el conjunto de la región provienen de madres adolescentes.
Para Noel, todo este abuso parte de la premisa de que "
el hombre se cree con derecho" sobre la mujer y que, pese a que los datos demuestran la emergencia, "muy poquitos" de los responsables de abusos terminan rindiendo cuentas de sus actos. "Si estuviera perseguido por la Justicia y tuviera la pena que tiene que tener, se lo pensaría dos veces", ha señalado.
"La mujer es un agente de cambio y hasta que el hombre no cambie de pensar y no la vea como tal, va a ser muy difícil que esta sociedad deje de ser machista", ha apuntado Noel, quien ha invitado a sumar a los hombres a un feminismo que pasa por entender que "el no significa no" y que "la igualdad es necesaria" a todos los niveles, desde casa al trabajo pasando por la calle.
La igualdad en casa "genera sociedades menos violentas", para lo cual, según Noel, es necesario "reconocer, redistribuir y reducir" las tareas del trabajo no remunerado que habitualmente realizan las mujeres. La ONU calcula que estas labores equivalen al 15% del PIB regional y Noel ha apuntado que, en México, representa "mucho más" de lo que el país recibe del gigante petrolero Pemex.
Según datos de 2017, el promedio de mujeres sin ingresos propios en la región rondaba el 30%, mientras que para los hombres era de apenas el 10%. La participación laboral femenina superó ese año el 50%, pero aún se quedaba 20 puntos por detrás de la tasa masculina, lo que deja a muchas mujeres sin independencia económica.
Fuera de casa, nueve de cada diez mujeres dicen ser víctimas de acoso callejero y, ya en el trabajo, la desigualdad persiste. "Me pagan un 23% menos (que a mis compañeros varones) y mi jefe me acosa", plantea Noel para explicar las diferentes variables de la desigualdad de género a nivel laboral, frente a las que ha llamado a tomar medidas.
Barreras a distintos niveles
La responsable regional de ONU Mujeres distingue "tres estamentos" sociales distintos con necesidades diferenciadas. Por una parte se sitúa el "techo de cristal" con el que se topan las mujeres que tienen acceso a educación universitaria y a suficientes alimentos pero que apenas pueden ser "independientes" económicamente o acceder a puestos de responsabilidad.
No en vano, sólo el 21% de los cargos de dirección en América Latina y el Caribe están ocupados por mujeres y, en el caso de la política, el dato apenas es del 30%. Noel considera que incorporar a las mujeres en todos los procesos de toma de decisiones no implica únicamente "ganar desde el punto de vista ético, moral y de Derechos Humanos", sino también en "diversidad de criterios".
Otro segundo grupo de mujeres entrarían dentro de la categoría de "escaleras rotas", ya que aunque han tenido acceso a la educación, su vida se ha visto truncada por el camino, bien sea por un embarazo adolescente o por trabajos precarios que no les permiten avanzar. "Sus sueños están rotos", resume Noel al hablar de este estamento.
Un tercer estamento, el más bajo, es el que Noel denomina "pisos pegajosos", compuesto por mujeres que ni siquiera pueden despegar mínimamente y terminan abocadas a una vida marcada por un embarazo precoz y un tiempo dedicado básicamente al hogar y los cuidados. Quedan relegadas a un trabajo no remunerado o informal.