Los planes para poner fin al complejo proceso del Brexit, que monopoliza la política británica desde hace más de tres años, centraron este martes el primer debate de la campaña electoral en el Reino Unido entre el Primer Ministro, el conservador Boris Johnson, y el laborista Jeremy Corbyn.
La cadena privada ITV retransmitió el primer cara a cara entre dos candidatos en la historia política británica, un país donde los debates electorales televisados se remontan tan solo a 2010 y siempre habían involucrado hasta ahora a tres o más partidos.
El inédito choque terminó sin un ganador claro, a juzgar por una encuesta de la firma YouGov divulgada minutos después del debate, según la cual el 51% de los espectadores dieron a Johnson como vencedor, frente a un 49 % que prefirieron a Corbyn.
Ante un público de 200 personas, que plantearon sus preguntas a ambos candidatos, Johnson, situado a la izquierda de la pantalla con corbata azul, subrayó
su intención de ratificar el acuerdo al que ha llegado con Bruselas a tiempo para abandonar la Unión Europea (UE) el próximo 31 de enero.
El líder de la oposición, con corbata roja, aseguró por su parte que en tres meses es capaz de renegociar ese pacto, en caso de ganar las elecciones el próximo 12 de diciembre.
En un plazo de otros tres meses, lo sometería a un nuevo referéndum, en el que rehusó concretar qué postura defendería, si salir o permanecer en la UE.
El tono del debate estuvo marcado por las preguntas críticas que lanzaba el público, seleccionado para representar a diversas opciones políticas y estratos sociales.
Tras los discursos iniciales de ambos candidatos, una mujer les pidió que se comprometan a que los británicos no se verán forzados a continuar discutiendo sobre la salida de la UE "para siempre".
Al menos en dos ocasiones, una parte del público rompió a reír con ironía ante las respuestas de ambos líderes: cuando Corbyn aseguró que su posición sobre el Brexit está clara y cuando Johnson resaltó que es un político que cree en la verdad y en quien se puede confiar.
Johnson defiende su acuerdo
Uno de los argumentos en los que insistió el Primer Ministro durante el debate fue que una mayoría en el Parlamento le permitiría materializar el Brexit con un acuerdo en unas pocas semanas, mientras que un gobierno laborista significaría volver a retrasar el divorcio con el bloque comunitario.
Johnson indicó que todos los candidatos conservadores se han comprometido a respaldar su pacto, con lo que espera alejar el fantasma de una nueva rebelión interna como las que tumbaron en tres ocasiones el acuerdo de la anterior Primera Ministra, la también "tory" Theresa May.
Johnson, protagonista de la campaña a favor de la ruptura con la UE en el referéndum de 2016, acusó en reiteradas ocasiones a Corbyn de no definir si es partidario o detractor del Brexit.
En torno al 30% de los votantes laboristas optaron por la ruptura en el plebiscito de hace tres años, por lo que Corbyn ha tratado hasta ahora de mantener cierta equidistancia en ese terreno.
"Quiero volver a unir a los ciudadanos. Por eso, habrá un referéndum en el que los británicos podrán tomar una decisión, que nuestro Gobierno respetará", afirmó el líder laborista.
Medidas sociales
El candidato laborista trató de hacerse fuerte en el segundo tramo del debate, dedicado a la economía y el sistema sanitario, entre otras cuestiones.
El laborismo confía en su mensaje social para remontar en las encuestas, como ya hizo contra pronóstico en las elecciones de hace dos años.
En busca de un efecto similar, subrayó sus planes para reforzar el sistema de salud y
acusó a Johnson de querer abrir la puerta con el Bbrexit a que empresas estadounidenses comiencen a operar en la sanidad pública británica (NHS).
El actual Premier, por su parte, prometió por su parte un incremento del gasto en sanidad y seguridad, y negó las acusaciones de haber mantenido reuniones "secretas" con Washington sobre el mercado sanitario "postbrexit".
"No vamos a privatizar el NHS, ni va a estar a la venta en ninguna negociación", recalcó.