El Tribunal Supremo de Estados Unidos (EE.UU.) paralizó los planes para restaurar la pena de muerte a nivel federal, según un dictamen emitido a última hora de este viernes, y el cual suspendió las ejecuciones de cuatro reos, previstas para las próximas semanas.
El Gobierno estadounidense había solicitado de urgencia, a través del fiscal general ultraconservador William Barr, la reanudación de estos casos tras una moratoria de 16 años.
Por su parte, el presidente de EE.UU, Donald Trump, ha defendido la restauración federal de la pena de muerte desde sus tiempos como magnate inmobiliario, y ha reiterado esta postura desde que llegó a la Casa Blanca.
La aplicación de la pena de muerte es una decisión individual de cada estado norteamericano, según un sistema judicial independiente entre los 50 estados y otras jurisdicciones. Unos 20 estados han prohibido la medida, mientras que otros no han llevado a cabo ejecuciones en décadas.
Parte de las complicaciones legales al uso de la pena de muerte a este nivel tiene que ver con las constantes apelaciones que se refieren al método de ejecución: la inyección letal.
Ante los casos paralizados, la vocera del Departamento de Justicia Kerri Kupec, sostuvo que mantendrá sus esfuerzos para reanudar las ejecuciones.
"Si bien estamos decepcionados con el fallo, apelaremos ante el circuito de tribunales de Washington D.C. y, de ser necesario, volveremos al Supremo para seguir defendiendo el estado de derecho y el cumplimiento de las condenas impuestas por nuestro sistema judicial", señaló en un comunicado recogido por The New York Times.