La otrora ícono de la democracia Aung San Suu Kyi negó este miércoles ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) cualquier "intento de genocidio" durante los excesos cometidos contra la minoría musulmana rohingya en Myanmar.
La líder birmana admitió ante los jueces del tribunal con sede en La Haya que el Ejército podría haber hecho un uso "desproporcionado de la fuerza", pero dijo que eso no era prueba de que intentaba aniquilar a esa minoría.
"Ciertamente, en las circunstancias, el intento de genocidio no puede ser la única hipótesis", agregó la premio Nobel de la Paz de 1991 en una audiencia en la que defiende los intereses de Myanmar, acusada de genocidio.
El martes, Aung San Suu Kyi se enfrentó a los llamados de Gambia, en nombre del mundo musulmán, para que Myanmar "cese el genocidio" contra la minoría rohingya, en el primer día de audiencias.
"Lamentablemente, Gambia presentó a la Corte una fotografía incompleta y engañosa de la situación en el Estado de Rakáin", aseguró.
Desde agosto de 2017, unos 740.000 rohingyas se refugiaron en Bangladesh para huir de los abusos del Ejército birmano y de las milicias budistas, calificados de "genocidio" por investigadores de la ONU.
740.000rohingyas se refugiaron en Bangladesh desde agosto de 2017
Gambia, en nombre de los 57 Estados miembros de la
Organización de la Cooperación Islámica, inició una acción judicial contra el país del sureste asiático considerando que había violado la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, un tratado del derecho internacional aprobado en 1948.
Unos 250 simpatizantes de la líder birmana se dieron cita ante el Palacio de la Paz de La Haya con pancartas con el rosto de Suu Kyi y la frase "Estamos a su lado".
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La imagen de Suu Kyi, de 74 años, que en un pasado no tan lejano era mencionada junto a grandes nombres como Nelson Mandela o Mahatma Gandhi, se ha visto empañada desde que tomó posición del lado de los generales del Ejército birmano.
Sin embargo, cuenta con un fuerte apoyo en su país.
La nobel de la Paz
quiere demostrar que la CIJ no tiene competencia en el caso, que el Ejército birmano atacó solo a los rebeldes rohingyas y que el país es perfectamente capaz de realizar sus propias investigaciones.
El martes, el ministro gambiano de Justicia, Abubacarr Tambadou, declaró a la prensa que estaría "muy decepcionado" de que Suu Kyi desmintiese nuevamente todo acto condenable contra los rohinyás.
Gambia pide a la CIJ, principal órgano judicial de la ONU, creada en 1946 para solucionar los diferendos entre Estados miembros, que ordene medidas urgentes para poner fin a los "actos de genocidio en curso", mientras se resuelve el fondo de la cuestión. El veredicto final podría demorar años.