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Los otros casos sin resolver en los que podría estar involucrado el sospechoso de la desaparición de Madeleine McCann

Tras conocerse la identidad del nuevo investigado en el caso de la niña británica, han sido varias las voces que en los últimos días han advertido que Christian B. podría estar involucrado en otros crímenes en Portugal, Alemania y Bélgica.

13 de Junio de 2020 | 08:48 | Redactado por Ramón Jara A., Emol
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Agencias
Hace exactos diez días, y con un mundo centrado en la pandemia del covid-19 y las últimas manifestaciones contra el racismo en varias partes del planeta, surgió desde Alemania una noticia que a muchos impactó y otros tomaron con cautela: la existencia de un nuevo sospechoso en el caso de Madeleine McCann, niña británica que desapareció en mayo de 2007 en Portugal, donde se encontraba de vacaciones con su familia.

Según informó la Policía Metropolitana de Londres (Scotland Yard), el nuevo implicado en la desaparición de la menor es un alemán de 43 años que en estos momentos se encuentra preso en su país. El hombre, identificado después como Christian B., cuenta con un amplio prontuario policial. Él vivió en el Algarve portugués entre 1995 y 2007 y frecuentaba la zona de Praia da Luz, donde vacacionaba "Maddie" junto a sus padres y hermanos.

Así, tras una serie de pistas, Scotland Yard llegó hasta este sujeto quien, según cree la Fiscalía alemana, habría matado a McCann. El sospechoso, en tanto, ha rechazado hablar con los persecutores sobre el caso.

Y mientras las policías de Reino Unido y Portugal buscan a posibles testigos, han sido varias las voces en distintas partes de Europa que han vinculado al posible autor de la desaparición de la pequeña británica con otros crímenes que hasta la fecha tampoco han sido resueltos. De esta forma, el sujeto alemán estaría involucrado en al menos cuatro delitos más.

Más desapariciones

Los nuevos antecedentes sobre el posible implicado en la desaparición de la pequeña Maddie hizo recordar otro hecho similar: el de Inga, niña alemana de cinco años que desapareció en mayo de 2015 en un bosque de la región de Sachsen Anhalt durante una excursión con su familia.

Desde entonces nunca más se supo de la menor. Las coincidencias con la desaparición de la niña británica están a la vista. Ahora, la fiscalía de Stendal abrió una investigación para ver si hay alguna relación entre ambos casos.

Esto, tras petición de la familia de la pequeña Inga, cuyo caso no ha tenido el alcance mediático mundial del de los McCann.

Del mismo modo, en Portugal, el padrastro de Joana Cipriano pidió a las autoridades de su país que investigue una posible participación de Christian B. en la desaparición de esta niña de 8 años, ocurrida en 2004 en la localidad de Figueira y de quien tampoco se tiene rastro alguno.

Otro crimen en Portugal

A medida que avanzaban los días, más cosas se sabían de Christian B. Así, trascendió que había sido condenado años atrás por la violación de una mujer estadounidense de 72 años cometida en 2005 en Praia da Luz. Esto despertó las alarmas de la irlandesa Hazel Behan, quien en 2004 fue violada en la cercana Praia da Rocha, donde vivía en aquel entonces.

"Mi cabeza estalló cuando leí cómo había atacado a una mujer en 2005, tanto las tácticas y los métodos que usó, las herramientas que llevaba, cómo lo tenía todo perfectamente planeado. Vomité, sinceramente, pues al leer sobre ello me recordó mi propia experiencia", contó Behan a The Guardian, haciendo memoria de lo ocurrido hace 16 años.

La mujer, de entonces 21 años, se encontraba durmiendo en su departamento en el balneario portugués, donde trabajaba como representante de una empresa turística. Según relató, en ese momento "alguien" la despertó "llamándome por mi nombre": "Me giré y ahí de pie estaba un hombre enmascarado vestido con mallas que parecían leotardos, con un machete en la mano de unos 30 centímetros de largo".

"Mi cabeza estalló cuando leí cómo había atacado a una mujer en 2005, tanto las tácticas y los métodos que usó, las herramientas que llevaba, cómo lo tenía todo perfectamente planeado. Vomité, sinceramente, pues al leer sobre ello me recordó mi propia experiencia"

Hazel Behan
Según ella misma declaró a la policía portuguesa después del ataque, el agresor le habló en un inglés con acento alemán, medía cerca de 1,85 metros, tenía cejas rubias, ojos azules y una "marca de nacimiento o tatuaje" en el muslo derecho, características que coinciden con la descripción de Brückner divulgada por los medios alemanes.

Años después de ocurrido el ataque, y con la sospecha de ahora saber quién fue su agresor, Hazel Behan lamentó el actuar de los agentes portugueses en ese momento: "Creo que si la policía hubiese hecho su trabajo para investigar lo que me pasó, si este es de verdad el hombre que atacó a la mujer americana y secuestró a Madeleine McCann, podrían haber evitado el ataque y Madeleine estaría ahora en casa con sus padres".

Crimen en Bélgica

En julio de 1996, el cuerpo mutilado de Carola Titze, de 16 años, fue hallado en unas dunas de la localidad de De Haan, en el noreste de Bélgica. La joven, oriunda de Alemania, se encontraba de vacaciones junto a sus padres. En aquel momento la investigación se volcó hacia un joven de 20 años que había tenido contacto con la víctima días antes.

El sujeto, también de nacionalidad alemana, nunca fue hallado por la policía y la investigación fue cerrada en 2016, al no encontrar un responsable del crimen.

Eso podría cambiar ahora, luego de que la fiscalía de Brujas decidiera reabrir el caso, según reportó la agencia AFP. Esto, tras conocerse la existencia de un criminal que podría estar vinculado a este delito: Christian B.

Quien estimó que se debía investigar esta conexión fue el juez de instrucción belga que vio el caso años atrás, Paul Gelvaert, hoy jubilado, quien afirmó al diario De Standaard que "la descripción (de Christian B.) corresponde. Al permanecer tanto tiempo en Portugal, esto explicaría por qué nunca lo encontramos".

Mientras tanto, todo se trata de supuestos. Ahora, en caso de que se compruebe la participación del preso alemán en todos estos crímenes (incluido el de Maddie), se podría hablar de un asesino en serie y de uno de los casos policiales más escabrosos en los últimos años en Europa.
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