Vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
EFE
"Vamos por todo" fue la frase que usó
Cristina Fernández en un acto en conmemoración al primer izamiento de la bandera nacional por Manuel Belgrano, en Rosario. Se lo dijo a los militantes del Frente Para la Victoria que alentaban abajo del escenario, el 27 de febrero de 2012. Su voz no se oyó, porque no estaba con micrófono, pero se pudo leer perfectamente en sus labios.
Desde entonces, se trata de una frase considerada una como consigna en el kirchnerismo, con todo tipo de interpretaciones. Esta vez, la prensa internacional vuelve a resignificarla, porque la vicepresidenta de Argentina ahora estaría en el modo "vamos por todo", pero en contra del mandatario Alberto Fernández.
Según consigna este jueves La Nación de Argentina, esto quedaría demostrado en la auditoría obsesiva que ha hecho la exmandataria a las decisiones administrativas del presidente argentino. Esta especie de control, haciendo uso de su liderazgo, lleva a Kirchner a "establecer prohibiciones que dinamitan los acuerdos alcanzados por el Gobierno, en los más diversos campos de la vida pública".
Una de los ejemplos más claros, según el análisis, es la impugnación que hizo la vicepresidenta contra la reforma judicial, donde pese a la importancia que Fernández le ha concedido desde que asumió la presidencia, Kirchner ha insistido que no es una reforma. Esto, mientras su ahijado busca evitar una derrota en la Cámara de Diputados. "Consciente de ese riesgo, el Presidente trata de saltar el corralito en el que lo va encerrando su vice", destaca el medio.
"La que está dando el golpe es Cristina. Está retirándole a Fernández el poder. Nosotros no podemos ser cómplices de esa maniobra. Tenemos que garantizar la gobernabilidad"
Elisa Carrió, dirigente de la oposición
La oposición argentina ya tiene su análisis, donde empujan por la necesidad de que en un país que "navega hacia dentro de la tormenta, debe haber un canal de diálogo con el presidente".
Elisa Carrió, dirigente de la coalición opositora, analizó que "
la que está dando el golpe es Cristina. Está retirándole a Fernández el poder. Nosotros no podemos ser cómplices de esa maniobra. Tenemos que garantizar la gobernabilidad (...) No auspicio confrontaciones ciegas. Ni en la Nación ni en Juntos por el Cambio. Para nosotros no debe ser 'cuanto peor mejor'".
En la encuesta de Poliarquía del mes pasado, Fernández registra una imagen positiva del 63%. Y una negativa de 17 puntos positivos. Kirchner, en cambio, tiene una imagen positiva de 33% y una negativa del 47%. La distancia es muy considerable. "Y debe ser, para la autoestima vicepresidencial, muy molesta", analiza el medio.
"El acoso de la señora de Kirchner, que el dócil Fernández asimila, es eficaz", complementan. Las cifras también dan cuenta que en abril, 67% de simpatizantes de Juntos por el Cambio aprobaba al Presidente. Hoy ese porcentaje descendió a 36. "Asimilándose a su tutora, Fernández va perdiendo su capital diferencial. Su capacidad electoral para el año próximo depende de ese capital", destacan.
