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Santiago: Sábado 31 de agosto del 2024 | Actualizado 20:25
Novichok, el agente nervioso que fue utilizado en marzo de 2018 para casi matar al exespía Sergei Skripal y a su hija Yulia, en la ciudad inglesa de Salisbury, ha sido descrito como mucho más letal que cualquier equivalente estadounidense.
Sólo unos pocos miligramos del líquido inodoro, lo equivalente al peso de un copo de nieve, son suficientes para matar a una persona en minutos. Este agente podría diluirse a la concentración deseada y agregarse a alimentos o bebidas, o aplicarse a superficies o ropa.
Es más, los científicos dicen que el agente nervioso podría permanecer mortal durante mucho tiempo, incluso si se dejan unas gotas diminutas en una jeringa o se impregnan en madera o tela.
En el ataque de Salisbury, se roció en la puerta principal de la casa de Skripal después de haber sido contrabandeado a Gran Bretaña en un frasco de perfume falsificado de Nina Ricci. La familia pasó semanas en estado crítico antes de recuperarse, y una mujer local murió después de ser expuesta a la botella que fue encontrada por su novio.
Rusia ha negado ferozmente las acusaciones británicas sobre el envenenamiento de los Skripal, acusando a Londres y otras naciones occidentales de utilizar el incidente para avivar una campaña anti-rusa. Ha seguido el mismo camino de negación en el envenenamiento del abogado opositor Alexei Navalni, quien sufrió una intoxicación el pasado 20 de agosto de este año.
La canciller alemana, Angela Merkel, calificó el envenenamiento de Navalni como un intento de asesinato que tenía como objetivo silenciar a uno de los críticos más feroces de Putin y pidió una investigación completa, diciendo que “ahora hay preguntas muy serias que solo el gobierno ruso puede responder y debe responder”.
Sin embargo, Rusia ha exigido que Alemania comparta los datos que respaldan su conclusión de que Navalni fue envenenado y ha pedido un esfuerzo de investigación conjunta.
El portavoz del presidente Vladimir Putin, Dmitry Peskov, insistió en que “no hay razón para acusar al estado ruso” por el envenenamiento. Dijo también que Moscú espera que Berlín proporcione información que ayude a una investigación local sobre la causa de la enfermedad de Navalni, y que los médicos rusos en Siberia —donde Navalni fue trasladado después del posible ataque— no encontraron evidencia.
El programa soviético para diseñar una nueva generación de armas químicas comenzó en la década de 1970, como forma de contrarrestar las últimas invenciones estadounidenses.
Los líderes soviéticos querían el equivalente a las armas binarias de Washington: agentes compuestos por componentes relativamente inofensivos que se vuelven mortales cuando se mezclan, lo que los hace más fáciles de operar que las armas químicas normales. Si bien los venenos de la clase Novichok eran altamente letales, el programa solo tuvo éxito parcial, ya que algunos de los componentes eran tan tóxicos como los agentes nerviosos de grado militar.
Finalmente, el liderazgo soviético perdió interés en este tipo de armas. Los agentes de la clase Novichok solo se fabricaron en cantidades de laboratorio. Vladimir Uglev, uno de los principales científicos del programa, estimó que se fabricaron cerca de 100 kilogramos.
Los expertos rusos que han trabajado en la clase de agentes Novichok han advertido que es posible que nunca se pueda determinar el origen del agente nervioso.
Para determinar qué laboratorio específico produjo una muestra determinada de Novichok, es necesario encontrar una muestra idéntica del mismo lote. Una tarea imposible.
Enfrentando acusaciones por el envenenamiento de Skripals, Rusia ha acusado que Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países occidentales habían adquirido la experiencia para fabricar el agente nervioso y que el Novichok utilizado en ese ataque podría haber venido de ellos.
El principal centro de investigación soviético que diseñó a los agentes de la clase Novichok estaba en Shikhany, una ciudad en el suroeste de Rusia. Fue una de las “ciudades cerradas” aisladas por el Comité Ruso para la Seguridad del Estado (KGB). La extensa instalación también albergaba depósitos de productos químicos y un campo de tiro militar, donde se probaron los agentes nerviosos durante la Guerra Fría.
Aparte, también se llevaron a cabo algunas investigaciones relacionadas con Novichok en un centro de investigación ubicado en Moscú, que compartió muestras con otros laboratorios de la Unión Soviética.
A pesar de la supervisión de Estados Unidos para desmantelar los arsenales químicos después del colapso soviético, los científicos rusos involucrados en el programa dijeron que no podían excluir que algunos trabajadores del laboratorio podrían haber estado tentados a vender sustancias tóxicas en medio de la agitación económica y política de los ‘90.
En 2017, Moscú dijo que completó la destrucción de 40.000 toneladas métricas de armas químicas que quedaron de la era soviética, un esfuerzo que duró dos décadas bajo una estrecha supervisión internacional.
Los agentes de la clase Novichok no se mencionaron originalmente en la Convención de Armas Químicas, un documento internacional que prohibía este tipo de armamento.
Sin embargo, el año pasado se agregaron a la lista de productos químicos que requieren medidas especiales de verificación en virtud de las disposiciones del tratado. La medida se produjo después del ataque de Salisbury de 2018 y fue la primera vez que se actualizó la lista.
