Esta semana, la provincia canadiense de Quebec se adjudicó la atención de la mayoría de los medios de comunicación y de los gobiernos a nivel mundial, pues sus autoridades anunciaron nuevamente una medida "extraordinaria" -a ojos de la opinión pública-, para combatir la pandemia.
Quebec es una de las diez provincias que conforman las trece entidades federales de Canadá. Su capital tiene el mismo nombre y su ciudad más poblada es Montreal. Cuenta con cerca de 542.298 habitantes y es la segunda provincia más poblada, acorde con su última medición realizada en 2017. Por su idioma, su cultura y sus instituciones, es considerada como una "nación dentro de Canadá".
Es por esta última razón, que las autoridades quebequeses han dispuesto de una serie de medidas para combatir el avance de la pandemia, aplicables únicamente para esa provincia y que han sido criticadas por una parte de la población por su "extremismo". Un ejemplo de aquello, es que se aplicará un impuesto para las personas que no se han vacunado.
De esa forma, el gobierno dio a conocer que los residentes que rechazaron la vacuna contra el covid-19 pronto tendrán que pagar una multa. Sin embargo, más que una medida aplicada para incentivar la inoculación, las autoridades la definieron como "una forma para que contribuyan a un sistema de salud pública sobrecargado".
"En este momento, estas personas ponen una carga muy importante en nuestra red de atención médica, y creo que es normal que la mayoría de la población pida que haya consecuencias", dijo el primer ministro de Quebec, Francois Legault, en una conferencia de prensa.
Bajo ese contexto, la aplicación de la multa fue considerada como un castigo por la ciudadanía, pues las mismas autoridades aseguraron que "también es una cuestión de justicia para el 90% de la población que hizo algunos sacrificios, y creo que les debemos este tipo de medida", ya que la mayoría de los quebequeses elegibles han recibido al menos una dosis de una vacuna contra el covid-19.
Sin embargo, no es la primera vez que las autoridades imponen una medida a fines de "castigar" a la población no vacunada. Pues, la semana pasada, el ministro de Salud, anunció que algunos comercios no esenciales iban a ser prohibidos a los no vacunados, como los que venden alcohol o cannabis -legal en aquel país-. A partir del 18 de enero, solo los portadores del pase de vacunación podrán acceder a estas tiendas.
A su vez, desde finales de diciembre, Quebec impuso nuevas medidas sanitarias para hacer frente a la ola de contaminación por Ómicron. Un toque de queda fue puesto en marcha desde las 10:00 p.m. hasta las 5:00 a.m. y las escuelas y universidades están cerradas. Los bares, restaurantes y clubes deportivos también quedaron clausurados hasta nuevo aviso.
A diferencia de las demás provincias canadienses, Quebec tiene como única lengua oficial el francés, y es la única región mayoritariamente "francófona de América del Norte", por lo cual, tiene un alto flujo de viajeros, razón por la que además se habría generado un aumento de los casos, pues desde noviembre a la fecha, los contagios se han elevado en más de 16 mil por día.
Es más, la variante Ómicron ha disparado el número de casos de covid-19 en Canadá y Quebec se mantiene a la cabeza de la nueva ola de la pandemia, pues el pasado 1 de enero, se registraron 17.122 casos en la provincia, lo cual fue un número récord, acorde con lo que informaron las autoridades sanitarias.
Impacto de las medidas
Una vez que se dieron a conocer las medidas, el efecto del nuevo plan comenzó a notarse a las pocas horas y al parecer se ha transformado en el más exitoso mecanismo de fomento a la vacunación. De acuerdo a cifras difundidas por medios de comunicación locales, los turnos para aplicarse las dosis se cuadruplicaron en poco tiempo.
Los números oficiales dan cuenta del éxito de la campaña: desde que se anunció la restricción, el gobierno pasó de vacunar 1.500 a 6.000 personas por día. No hay dudas de que la decisión gubernamental tocó un punto sensible en la población, principalmente en la franja etaria de mayores de 18 años.
No obstante, la implementación de aquel tipo de restricciones derivaron en casos controversiales, un ejemplo, es que un padre quebequés que no se quiso vacunar contra el coronavirus y se "opuso a las medidas sanitarias" perdió el derecho de visitar a su hijo de 12 años, luego de que un juez decidiera que no sería lo mejor para el niño.