La histórica mayoría absoluta conseguida el domingo por los socialistas en Portugal abre un nuevo ciclo político en un país que busca dejar atrás la inestabilidad.
El Partido Socialista (PS) de António Costa, en el poder desde 2015, se anota un 41,7% de votos, que se traducen en 117 diputados de los 230 del arco parlamentario, tras una jornada que se saldó con una abstención del 42%, nueve puntos menos que en las legislativas de 2019.
La centroderecha representada por el PSD (Partido Social Demócrata) se estanca en un 27,8%, un nivel similar a 2019 y uno de los peores resultados de su historia.
Los portugueses han enterrado la "geringonça" y han castigado al Bloque de Izquierda (BE) -que pasa de 19 a 5 escaños- y a los comunistas.
La ultraderecha se fortalece y Chega trepa de uno a doce diputados, mientras Iniciativa Liberal -a la derecha del PSD- se alza con 8 asientos en la Asamblea.
Con el mapa político dibujado por las urnas, ¿cuál es el siguiente paso?
El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa (conservador), recibirá a los líderes políticos entre martes y miércoles. Es una ronda previa al nombramiento del primer ministro, cargo que ocupará por tercera vez António Costa.
El líder socialista tendrá que esperar a que concluya el recuento oficial de votos, hasta el 9 de febrero, para asumir de nuevo el cargo en el ejercicio pleno de sus funciones.
La constitución de la Asamblea de la República se retrasará hasta mediados de febrero y solo entonces Costa podrá nombrar al nuevo Gobierno y presentar el Presupuesto para 2022.
Precisamente el rechazo a las cuentas socialistas detonó el pasado octubre el adelanto electoral que ha terminado con la mayoría absoluta del PS, la segunda en la historia el partido.
Si se agotan los plazos previstos para la discusión presupuestaria y Costa, tal como ha prometido, dialoga con los partidos con representación parlamentaria, el Presupuesto podría entrar en vigor en abril.