El Mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, viaja este lunes hacia Moscú con una agenda netamente comercial, en medio del conflicto entre las potencias de Occidente y el Gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin, por la situación de Ucrania.
Bolsonaro, quien tras la visita a Rusia hará luego una escala en Hungría, tiene previsto viajar a las 18:00 horas y llegar a la capital rusa este martes, aunque su agenda oficial se limitará al miércoles, cuando tras visitar la Tumba del Soldado Desconocido será recibido por Putin en el Kremlin.
El portavoz de la Presidencia rusa,
Dmitri Peskov, dijo este lunes que Putin espera esa visita
"con impaciencia" y que pretende abordar una relación bilateral "intensa", pero también
"intercambiar opiniones sobre los temas más candentes de la agenda mundial".
Esa última declaración fue interpretada como una clara alusión al conflicto en torno a Ucrania, sobre el cual Bolsonaro solo ha dicho que desea "que la paz reine en el mundo".
Bolsonaro ha subrayado que su visita a Moscú había sido pactada a fines del año pasado, que responde a una invitación de Putin y tiene objetivos puramente comerciales, que están centrados sobre todo en la creciente necesidad de Brasil de garantizar el abastecimiento de fertilizantes rusos para su agricultura.
Según la Cancillería brasileña, ese asunto será tratado con Putin y también con un grupo de empresarios rusos con los que Bolsonaro y algunos miembros de su comitiva se reunirán el mismo miércoles en Moscú, donde el mandatario brasileño también será recibido por las autoridades de la Duma (cámara baja del Parlamento).
Entre ambos países existe una intensa relación comercial, con una balanza inclinada claramente en favor de Rusia, que en 2021 exportó a Brasil productos por un valor de 5.700 millones de dólares, que en el 60% correspondió a operaciones con fertilizantes.
Las exportaciones de Brasil hacia Rusia, también el año pasado, sumaron 1.590 millones de dólares y estuvieron compuestas, sobre todo, por productos alimenticios.
A pesar de la distancia que el Gobierno de Bolsonaro intenta mantener respecto al conflicto con Ucrania, en medios diplomáticos se teme que, en caso de un agravamiento de las tensiones, se vea forzado a adoptar una posición más clara.
Brasil acaba de asumir un escaño no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y, además, desde 2019 mantiene el estatus de "aliado militar estratégico" de Estados Unidos fuera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
También integra con Rusia, India, China y Sudáfrica el grupo BRICS, que aún no se ha pronunciado sobre la crisis desatada por las intenciones de Ucrania de sumarse a la alianza atlántica, que el Gobierno de Putin percibe como una "amenaza" a la seguridad rusa.
Sin embargo, según fuentes diplomáticas, la coyuntura del foro BRICS deberá estar sobre la mesa, sobre todo después de que Putin alentó la posibilidad de que Argentina se sume a ese grupo, cuando recibió en Moscú, el pasado 3 de febrero, al presidente Alberto Fernández.
En el marco de la visita de Bolsonaro, también será realizada una reunión bilateral de ministros de Asuntos Exteriores y Defensa, en la que, según fuentes oficiales, se discutirá el "fortalecimiento de la cooperación en el ámbito técnico-militar".
Desde Moscú, Bolsonaro viajará el jueves hacia Budapest, donde será recibido por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, líder ultranacionalista con quien tiene una clara identificación y, según ha dicho, comparte una "agenda de valores conservadores".