Alemania anunció el martes que suspendería su certificación del flamante gasoducto Nord Stream 2, que une Rusia con Alemania, y que aún no ha entrado en operación. El proyecto de miles de millones de dólares impulsado por la compañía energética rusa Gazprom y otras empresas europeas, permite el suministro de gas natural desde Rusia a algunos valiosos mercados de Europa. Esta obra ha sido uno de los principales objetivos del gobierno de Biden, y de congresistas de ambos partidos, que dicen que el proyecto fue un error estratégico desde un principio, incrementando el poder político de Putin sobre Europa al prolongar la dependencia del continente sobre el gas natural ruso.
Reacio a generar un quiebre con un aliado como Alemania, Biden ha desviado repetidos intentos del Congreso de imponer sanciones económicas a cualquier compañía o persona que haga negocios que involucren a Nord Stream 2, lo que en la práctica haría que fuese imposible desde un punto de vista financiero que pudiese operar. No está claro si Estados Unidos aún podría imponer sanciones relacionadas con Nord Stream 2, para amplificar las acciones que Alemania acaba de tomar.
Biden insistió en las últimas semanas que Nord Stream no tiene viabilidad si Rusia invade Ucrania. "Entonces no habría más un Nord Stream 2. Le pondríamos fin a ello", dijo Biden.
Autoridades estadounidenses sugieren que las sanciones anunciadas sólo son una insinuación de lo lejos que podrían llegar para apuntar a compañías e individuos rusos.
Las acciones anunciadas el martes incluyen el apuntar a líderes civiles en la cúpula jerárquica del país y además dos bancos rusos que son considerados particularmente cercanos con el Kremlin y el ejército ruso, con más de US$ 80.000 millones en activos combinados. Esto incluye congelar todos los activos de esos bancos que estén bajo jurisdicción de EE.UU.
Autoridades estadounidenses enfatizaron que Washington podría golpear más fuerte a los bancos rusos, incluyendo a los más grandes, dejándolos fuera de línea con sólo apretar un botón.
En suma, Estados Unidos y sus aliados apuntan a imponer sanciones que fuercen a Putin a cambiar su forma de actuar, al mismo tiempo de minimizar el impacto más duro en la población rusa, además de esquivar los daños económicos colaterales para Estados Unidos y sus aliados europeos.
Las sanciones son impuestas en individuos presentes en la Lista de Nacionales Especialmente Designados y Personas Bloqueadas -conocida como SDN- a través de la Oficinal de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro.
La lista incluye individuos y compañías que son propiedad, son controladas o actúan de parte de algún país que sea blanco de medidas. Tradicionalmente, sus activos son bloqueados y Estados Unidos tiene completamente prohibido hacer negocios con quienes están en la SDN. Grupos, individuos, compañías e incluso aeronaves pueden tener esta designación.
Adicionalmente, sanciones sectoriales son una opción para dañar la economía. Este tipo de sanciones aplicarían para rubros específicos de Rusia, como energía, finanzas, tecnología y defensa, para que se incluyan en la Lista de Identificación de Sanciones Sectoriales. Este tipo de acciones limitan parte del intercambio comercial, pero aún permiten algún grado de transacciones.
Como contexto histórico, las sanciones que impuso Occidente cuando Rusia invadió y anexó Crimea en 2014, incluyeron límites en el comercio, bloqueo de activos bajo jurisdicción estadounidenses y limitantes para acceder al sistema financiero de EE.UU. Esas restricciones se mantienen hasta este día en al menos 735 individuos, entidades y buques, de acuerdo a la Oficina de Control de Activos Extranjeros.
Para EE.UU. y sus aliados europeos, expulsar a Rusia del sistema financiero SWIFT, que distribuye el dinero de banco a banco a través del mundo, sería uno de los pasos más duros en términos financieros que podrían tomar, dañando de forma inmediata la economía de Rusia y también provocando heridas a largo plazo. Esta acción dejaría fuera a Rusia de la mayoría de las transacciones financieras internacionales, incluyendo sus ingresos por exportaciones de petróleo y producción de gas, que constituyen alrededor del 40% de los ingresos del país.
Los aliados en ambos lados del Atlántico consideraron la opción del SWIFT en 2014, cuando Rusia anexó a Crimea y apoyó a fuerzas separatistas al este de Ucrania. Rusia declaró en aquella oportunidad que de ser expulsados del sistema SWIFT, equivaldría a hacer una declaración de guerra. Los aliados, que fueron criticados de responder muy débilmente a la agresión rusa en 2014, desecharon entonces la idea.
Desde entonces, Rusia ha intentado desarrollar su propio sistema de transferencias financieras, pero el éxito ha sido limitado.
Existe un precedente sobre la aplicación de esta medida con éxito, cuando EE.UU. logró convencer que Irán fuese expulsado, a raíz de su programa nuclear. Pero de aplicarse la misma medida a Rusia, generaría un daño importante a otras economías, incluyendo las de Estados Unidos y Alemania.
Estados Unidos también tiene una de las armas financieras más poderosas que podrían utilizarse contra Putin: bloquear a Rusia el acceso al dólar estadounidense. Los dólares aún dominan las transacciones financieras alrededor del mundo, con billones de dólares en juego diariamente.
Todas las transacciones en dólares son en último término aprobadas por la Reserva Federal o a través de instituciones financieras de Estados Unidos. Esto significa que bancos extranjeros deben tener acceso al sistema financiero estadounidense para establecer transacciones en dólares, algo crucial para Putin.
La habilidad de bloquear este acceso le permite a Estados Unidos infligir un golpe financiero lejos de sus fronteras. Previamente, Estados Unidos ha tomado esta medida con Irán, Sudán y otros países.
A diferencia de la opción del SWIFT y otras medidas financieras, esto es algo que Estados Unidos puede decidir por sí solo. Muchos rusos y empresas de ese país quedarían bloqueados de hacer hasta las transacciones más rutinarias, como pagar sueldos o comprar cosas, ya que no tendrían acceso al sistema bancario estadounidense.
Los controles de exportaciones de Estados Unidos podrían afectar a la alta tecnología que permite volar a jets de guerra o aviones de pasajeros, o que permite el desarrollo de teléfonos inteligentes, junto a otros software y equipamiento electrónico que hacen funcionar el día a día en el mundo moderno.
Esto podría significar sumar a Rusia al grupo más restrictivo de países en términos de control de exportaciones, junto a Cuba, Irán, Corea del Norte y Siria, según autoridades.
Una medida así de inmediato restringiría la posibilidad de Rusia para adquirir circuitos integrados o productos que los contengan, debido al dominio global de Etados Unidos en términos de software, tecnología y equipamiento. El impacto se podría extender a aviónica de aeronaves, maquinarias, teléfonos inteligenttes, consolas de videojuegos, tabletas y televisores.
Este tipo de sanciones podrían también afectar a sectores críticos de la industria rusa, como los de defensa y aviación civil, pero también golpear las ambiciones de ese país en inteligencia artificial y computación cuántica.
Así como otras sanciones bajo consideración, las restricciones de exportaciones de Estados Unidos, significarían el riesgo de que los negocios busquen alternativas en otros países, incluyendo China.