"Tomé la decisión de llevar a cabo una
operación militar especial. Su objetivo será defender a las personas que durante ocho años sufren persecución y genocidio por parte del régimen de Kiev". De esta forma, el Presidente ruso, Vladimir Putin, dio inicio a los ataques contra Ucrania, los cuales ya se han extendido por nueve regiones del país y que han dejado al menos 40 personas fallecidas.
Según explicó el Mandatario, la decisión fue tomada después de recibir una petición de ayuda de los líderes de los territorios separatistas respaldados por Rusia formados en el este de Ucrania en 2014, por lo que la "operación militar" supuestamente se desarrollaría sólo en las cercanías de Donbás, una región industrial con una mayoría de habla rusa.
Sin embargo, el conflicto entre ambas naciones nace mucho antes de que las regiones prorrusas al interior de Ucrania "solicitaran ayuda", ya que hay una serie de hitos claves que llevaron a décadas de relaciones tensas, que incluso en 2014 necesitaron de un tratado para que hubiesen garantías entre ambos países de que no existirían avances militares entre sus fronteras.
Pablo Cabrera, ex embajador de Chile en Rusia y concurrente en Ucrania, quien además es investigador asociado del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, señaló que los inicios del conflicto radican en aristas: históricas, culturales, internacionales, locales y de la actualidad.
Religión y ubicación geopolítica
En retrospectiva, el ex embajador explicó que el origen del conflicto se basa en que "Rusia siempre ha tenido el ánimo y se ha posicionado como una suerte de coordinación del oriente con el occidente, están en el medio y ellos no se han sentido nunca una sociedad asiática ni una sociedad occidental, se han sentido una civilización especial, donde la unión de la nación es importante, el nacionalismo y eso se refleja a través de la historia".
En esa línea, el conflicto comienza a tomar fuerza en el 2000, cuando el Presidente Putin llega al poder de Rusia, mientras Ucrania ya se había establecido como una república independiente. Es en ese entonces, cuando el Mandatario promete "recuperar el orgullo ruso", el cual tiene directa relación "con la unidad de la nación rusa que nace en Kiev -capital de Ucrania-", ya que en aquel espacio se asume el liderazgo de la cristiandad en la época de la Unión Soviética, religión predominante en Rusia.
En paralelo, y según establece Cabrera, "Ucrania, desde que se independiza, empieza a acercarse, consciente del valor de su posición geoestratégica y geopolítica a Europa. Al acercarse, reclaman o piden ser parte de la UE y la OTAN, lo que cambia el tablero de la seguridad regional en Europa que había sido impuesta a la federación de Rusa, por el hecho de haberse desmembrado el año 91, que Putin considera la tragedia más grande del siglo XX, la desaparición de la Unión Soviética".
Pese a la división de la Unión Soviética, hubo algunas regiones al interior de Ucrania que se denominaron como "prorrusas", tales como Donbas, Donetsk y Luhansk, las cuales se mantuvieron bajo el respaldo de Vladimir Putin y que se convirtieron en un eje central del conflicto, pues se mantuvo un constante intento de recuperar esos lugares por parte del Gobierno ruso.
Invasión
Cuando Ucrania en 2014 destituyó al Presidente prorruso Víktor Yanukóvich y llevó al poder a las fuerzas democráticas prooccidentales (un acto aprobado por el parlamento y confirmado por elecciones presidenciales anticipadas), las autoridades rusas aprovecharon la agitación para establecer un control militar sobre Crimea -península ubicada al sureste de Ucrania-.
Acorde con los registros de la BBC, desde Moscú calcularon que la mayoría rusa local apoyaría la incorporación de la península a Rusia, atraída por salarios más altos y mejores opciones de trabajo sin necesidad de estudiar ucraniano. Pero el simulacro de referéndum para unirse a Moscú produjo que varios países condenaran la anexión.
Ante las sanciones occidentales punitivas, las autoridades rusas en Crimea comenzaron a reprimir a los activistas locales ucranianos, pero la estrategia sólo habría funcionado en Donbas, una región industrial deprimida con una mayoría de habla rusa. Cuando las tropas ucranianas intentaron restablecer el control, la administración del presidente Putin envió encubiertamente unidades regulares del ejército para apoyar a los separatistas prorrusos y a los "voluntarios".
Acuerdos no cumplidos
En ocho años, la guerra entre Kiev y los separatistas apoyados por Moscú dejó más de 14,000 muertos. La violencia de los enfrentamientos disminuyó, sin embargo, cuando se firmaron los acuerdos de Minsk en 2014 entre Rusia y Ucrania, con la mediación de Francia y Alemania, los conflictos disminuyeron, pues el pacto tenía el objetivo de poner fin al conflicto.
Entre las medidas acordadas están el respeto total al alto al fuego, el retiro de las fuerzas militares de varias regiones de Ucrania, la retirada de las ropas respaldadas por los rusos en el Donbás, las elecciones de las regiones controladas por los separatistas y un estatuto especial para la región, propuesto por Rusia, de acuerdo con un documento del Parlamento Europeo.
Pero después de que Putin reconociera este lunes como Estados independientes a Donetsk y Luhansk, los líderes occidentales acusaron al Presidente ruso de poner fin a los acuerdos de Minsk.
Relaciones con la OTAN
El actual Gobierno de Ucrania desde 2016 comienza a mostrar un mayor acercamiento a la OTAN y desde la cumbre celebrada en Varsovia en julio de 2016, el apoyo práctico de la Alianza a Ucrania se recoge en el Paquete de Asistencia Integral (PAC) para Kiev.
Además, en junio de 2017, el Parlamento ucraniano adoptó una legislación que restablece la pertenencia a la OTAN como objetivo estratégico de la política exterior y de seguridad. En 2019, entró en vigor la correspondiente enmienda a la Constitución de Ucrania con el fin de cumplir los requisitos establecidos por la Alianza en términos de respetar valores democráticos.
Finalmente, en septiembre de 2020, el Presidente Volodímir Zelenski aprobó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Ucrania, que prevé el desarrollo de la asociación distintiva con la OTAN con el objetivo de ingresar en ella.
A finales de 2021, las agencias de inteligencia occidentales y ucranianas publicaron información sobre una acumulación masiva de tropas rusas a lo largo de la frontera con Ucrania y la preparación de la infraestructura para una posible invasión, atentando en contra de los acuerdos firmados.
Si bien los funcionarios rusos insistieron en que estos preparativos eran simplemente ejercicios militares, también emitieron un ultimátum a Occidente exigiendo garantías por escrito contra una mayor expansión de la OTAN hacia el este; restricciones sobre los tipos de armas instaladas en los países miembros de la Alianza y el cese de cualquier cooperación militar de la OTAN con otros estados postsoviéticos (en particular, Ucrania y Georgia).
Todo ello, impulsó con más fuerza la ofensiva de Vladimir Putin, pues exigió a la OTAN y a los países de Occidente el que hubiesen garantías de que la Alianza no integraría a Ucrania y que no expendería sus tropas por el este del país. Peticiones a las cuales la Alianza no accedió, incluso no descartando unir a Ucrania, desencadenando una serie de amenazas que implicó a los principales líderes mundiales.