En enero de 2019, en un estudio llevado a cabo conjuntamente por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev, el Centro de Investigación Razumkov y el Centro de Investigaciones Sociales y de Mercado, todos ubicados en Ucrania, se dio cuenta de la predominancia de la i
glesia cristiana ortodoxa en el país.
En detalle, de los 11 mil ucranianos encuestados, el 70,7 % se declaraba cristiano ortodoxo. El 43,9 % de estos dijo ser feligrés de la unificada iglesia ortodoxa de Ucrania, el 38,4 % afirmó ser simplemente ortodoxo y el 15,2 % era seguidor de la Iglesia ortodoxa ucraniana del patriarcado de Moscú.
Sin embargo, hay un porcentaje de ucranianos que se declara perteneciente a la Iglesia Greco-Católica ucraniana, a la que son fieles el 14.1% de las personas en el país, cuya creencia está en completa comunión con Roma y Europa. De esta forma, es que se crea una nueva disyuntiva en la actualidad: la religión que genera bandos dentro de la misma Ucrania en medio del conflicto con Rusia.
Y, aunque la religión no es un factor central del conflicto bélico en Ucrania, las iglesias ortodoxas -que son dos al interior del país, además de la Católica- juegan un papel importante en la guerra. La ofensiva militar en el país liderado por Volodimir Zelenski pasa también por el enfrentamiento religioso y la lucha por la hegemonía de la fe entre las iglesias ortodoxas.
Según consignó El País, la religión toma un rol fundamental en la identidad nacional, por lo que la fe no queda ajena al conflicto. Pues, desde la capital, Kiev, hasta la región del Donestk -prorrusa-, la población en su mayoría es creyente del cristianismo ortodoxo, el cual se divide en dos iglesias distintas el interior de Ucrania, pero que comparten una misma base.
Estas son la la dependiente del patriarcado de Moscú y la iglesia ortodoxa de Ucrania y esta última recién se oficializó como independiente de Moscú en 2019, después de que fuera reconocida por el patriarca de Constantinopla -nombre histórico de la actual ciudad de Estambul-, Bartolomé I, el líder actual ecuménico de todas las iglesias ortodoxas y las cuales estaban bajo tutela del patriarca de Moscú desde 1686.
La separación de las iglesias ortodoxas al interior de Ucrania
Tras el estallido de la URSS, a fines de 1991, donde Ucrania tuvo un papel principal, los obispos quisieron adoptar su propia iglesia, pero se toparon con el firme rechazo de Moscú. Fue entonces cuando aquel que solo era el metropolita Filaret de Kiev, vasallo de Moscú, lanzó la rebelión en 1992. Así fue que el metropolita se convirtió en patriarca, jefe de la iglesia ucraniana autoproclamada.
Pero en 2014, el escenario cambió. Acorde con La Nación de Argentina, en marzo, Moscú intervino en el este ucraniano y anexó la península de Crimea. Desde entonces, la violencia y la guerra en el Donbass, así como la presencia permanente de tropas rusas en Ucrania comenzó a conseguir fieles hacia las iglesias dependientes del patriarca de Kiev, cuya reivindicación de independencia redobló de fuerza.
El 11 de octubre de 2018, Filaret obtuvo el mayor de los avances. Los cristianos ortodoxos que no tenían Papa, ahora lograron conseguir un primus inter pars: el patriarca Bartolomé. Este religioso decidió acordar la autonomía al patriarca de Kiev, que pudo así iniciar el camino que lo llevaría a convertirse en jefe de una iglesia ortodoxa autocéfala.
Liberado de la tutela rusa, pudo darle la espalda con satisfacción a Moscú. Desde entonces, el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kirill se refiere a la iglesia de Kiev y a todos aquellos que reivindican una nación ucraniana como "las fuerzas del mal".
Importancia de la religión para Putin
Seis años mayor que Vladimir Putin, Kirill no duda un segundo en apoyarse en el autócrata del Kremlin con quien comparte la obsesión de la grandeza rusa. El patriarca de Moscú defiende la legitimidad del régimen que, a cambio, lo deja extender su influencia en la sociedad a través de la defensa de los valores tradicionales, dándole además ayuda financiera.
Kirill, solo tiene bajo su autoridad la iglesia rusa, la de Bielorrusia, ciertas parroquias de la diáspora y algunas de Ucrania que respetan su obediencia. Según cifras ucranianas, el patriarca de Moscú tiene más parroquias (12.000) en Ucrania que el patriarca de Kiev (5.000), pero menos de fieles (15% contra 40%).
El hecho de tener menos fieles en la iglesia ortodoxa dependiente del patriarcado de Moscú, para Putin sería una gran complicación en cuanto se trata de lograr sus objetivos, pues acorde con Pablo Cabrera, ex embajador de Chile en Rusia y concurrente en Ucrania, quien además es investigador asociado del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, parte del conflicto radica en la religión.
Cabrera explicó en EmolTV que cuando Putin asume el poder por primera vez en el 2000, "dice que va a recuperar el orgullo ruso, que tiene que ver con la unidad de la nación rusa que nace en Kiev -capital de Ucrania-", ya que en aquel espacio se asume el liderazgo de la cristiandad en la época de la Unión Soviética, religión predominante en Rusia y la cual para Putin significa parte del posicionamiento de la nación.
Además, el investigador sostiene que "con desmembración de la Unión Soviética, 15 repúblicas se separaron y una de ellas, que fue la que le causó más impacto a los rusos fue Ucrania por su ubicación geoestratégica y también por el significado que tiene en la unidad y en el sentimientos de los principios que habían en la historia de los rusos. Es un contexto histórico e idiosincrático".
Símbolo de la iglesia ortodoxa en Ucrania e iglesia católica
La embajada de Ucrania ante la Santa Sede pidió el pasado 3 de marzo al Gobierno ruso que no destruyera la catedral de Santa Sofía de Kiev, un miedo constante entre la población y las autoridades ucranianas, luego de que Moscú amenazara con atacar otros puntos de la capital de Ucrania.
La catedral de Santa Sofía en Kiev es uno de los monumento más conocidos de la ciudad y el primer patrimonio ucraniano inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, junto con el Monasterio de las Cuevas de Kiev. Además, es una de las construcciones religiosas más antiguas del mundo.
El 43,9 %de la población ucraniana sería fiel a la iglesia ortodoxa de Ucrania.
Si bien este monumento es un símbolo del cristianismo ortodoxo al interior de Ucrania, los representantes de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana han defendido su posición ante el posible ataque ruso. Es más, el arzobispo grecocatólico de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, solicitó el fin de esta guerra "sangrienta e injusta".
"Hemos visto cómo se destruían escuelas, guarderías, cines y museos, y por la mañana un cohete ha impactado en el hospital de maternidad", aseguró. "Nos preguntamos, pero ¿por qué? Son mujeres y recién nacidos. ¿Por qué son víctimas de esta guerra?", dijo el arzobispo, antes de añadir: "Resistimos. Somos una nación que construye, defiende a costa de nuestra propia sangre, la paz en Ucrania y en todo el mundo".